Fuente: La Jornada/José M. Murià 01.02.2020
En cierta medida, el franquismo triunfante en 1939 dejó entrever con poco disimulo la vocación de reconquistar sus colonias americanas
. Faltaba mucho para que el mundo pasara a mejor vida con la muerte de Franco cuando, algún traidor a esa España de una patria, una religión y una lengua
, dio a conocer un famoso plan para volver a poner las cosas en su lugar.
Pero como el buen juez por su casa empieza, primero se empeñaron en aplastar de una vez y para siempre
las diferencias de que daba muestras Cataluña y también de engullirse a Portugal, cuya separación de España se había consumado en 1640.
Vale dejar claro que a ello aspiraban muchos españoles franquistas, a pesar de que Antonio Oliveira Salazar, el hombre fuerte de Portugal, prestó importantísima ayuda a los fascistas cuando se levantaron en armas y para perseguir a los republicanos que escapaban por la frontera de Portugal. Franco nunca lo dijo en público, aunque se sabe que los planes de invasión quedaron bien trazados, pero varios de sus adláteres lo esgrimieron abiertamente con frecuencia. Se dice que el tema España lo llevó ya en plena Guerra Mundial, con la discreción del caso, hasta la cúpula del gobierno alemán y que éste pidió aplazarlo para no abrir demasiados frentes.
Incluso, durante muchísimos años, fue embajador en Portugal el hombre en quien Franco podía confiar más: su hermano, Nicolás Franco Bahamonde.
Al sobrevenir la seudo democracia ahora imperante, el tema pareció quedar enterrado para siempre, pero no fue así. Ahora que el franquismo, en apariencia endémico en España, cobra nuevos bríos y hasta tiene una creciente formación política en su Poder Legislativo, la idea ha salido de nuevo a la luz: en fecha reciente, Vox (que así se llama el organismo neofascista que incluso ha hecho renacer el tradicional saludo con la mano alzada) ha hecho circular un mapa de la península Ibérica en el cual Portugal deja de figurar como un Estado Nacional independiente, lo cual, claro está, ha dado lugar a un gran alboroto de los lusitanos, con justa razón.
Esta agrupación ratifica que, si Franco, a diferencia de Hitler y de Mussolini, gobernó cuarenta años con mano salvaje e incluso murió en su cama, es precisamente por lo que se dijo líneas arriba: el fascismo es endémico en un importante sector de la sociedad española o en aquello que muchos españoles reconocen con atingencia como la España negra.
Para terminar, dejo constancia de que la información que dio lugar a este artículo ha sido cedida generosamente por una agencia de noticias de gran valía y valentía que se llama VilaWeb.
Una España nueva sería una España mejor que la España degenerada.