Fuente: http://hazloquedebas.blogspot.com/2019/11/la-enfermera-del-desierto-de-jorge.html Conx Moya 29.11.19 6:01 p. m.
“La enfermera del desierto” de Jorge Molinero, una novela imprescindible para recuperar la memoria del Sahara Español
Se produce una curiosa emoción cuando lees un libro y conoces personalmente a alguno de los personajes. Esa sensación he podido experimentarla con la nueva novela de Jorge Molinero, “La enfermera del desierto. Vida y recuerdos de Horria que significa Libertad”. Cuando aparecía una descripción del periodista Pablo Dalmases, o se nombraba a Hameiduha Ahmed Zein o leía un diálogo de Gurutze/Fatimetu pensaba que he tenido la suerte de conocerles y hablar con ellos en diferentes ocasiones. Es la magia de la creación.
“La enfermera del desierto” es la segunda incursión literaria de Jorge Molinero con el Sahara Occidental como escenario y con protagonistas de la revolución saharaui como personajes. En su anterior y primera novela, “Toda la muerte para dormir”, publicada por Carena a principios de 2018, Jorge acometió la difícil tarea de contar en primera persona la vida del líder de la revolución saharaui, Luali Mustafa Sayed, fundador del Frente Polisario. Jorge fue muy valiente al elegir el tema, poniéndose en la piel de alguien tan carismático para los saharauis como Luali. “La enfermera del desierto” nació de alguna manera gracias a aquella novela. En ella aparecía como personaje secundario la catalana Montse Aizcorbe, una de aquellas enfermeras que sufrieron la invasión y la guerra del Sahara y aliviaron a los saharauis durante el durísimo éxodo de 1976. Montse y Jorge se encontraron en una de las presentaciones del libro de Luali; él le propuso escribir una novela sobre su vida y, algo más de un año después, el libro ya está a la venta.
El autor explicaba en la presentación madrileña de “La enfermera del desierto” que se trata de una “novela ficcional basada en hechos reales, recuerdos y memorias de quienes los vivieron”. Jorge ha logrado reconstruir perfectamente el ambiente y los hechos sucedidos en aquellos días convulsos. Así lo reconocía en la presentación del libro en Madrid Jira Bulahi, Representante Saharaui para España, “Las que hemos vivido aquella realidad la vemos reflejada en la novela”. El objetivo del autor al escribirla es “poner de manifiesto la enorme injusticia cometida contra el pueblo saharaui”. Sobre su protagonista, Jorge afirma que “Montse fue valiente, vivió la guerra del Sahara y ha vinculado toda su vida al pueblo saharaui; ha sido muy generosa al contarme su vida y permitirme escribir sobre ella”.
La novela cuenta una historia de amor, la de Montse y Buel-la Ahmed Zein, enfermero que llegó a ser el primer Ministro de Sanidad de la recién constituida República Saharaui. Pero también relata una historia épica, la de todo un pueblo levantado contra el colonialismo español, y resistiendo posteriormente a la invasión de dos países vecinos, Marruecos y Mauritania. Jorge consigue un equilibrio perfecto para no pasarse ni en romanticismo ni en heroicidad, sin caer en ningún momento en el tan reprobable “orientalismo”. Montse Aizcorbe era una muchacha de clase media alta, que quería escapar de su vida en la gris Barcelona del “tardofranquismo”, una época muy bien retratada en el libro. Buel-la era un joven saharaui estudiante de enfermería, que había llegado a Canarias desde Villa Cisneros en el sur del Sahara Occidental, lugar de donde provenía su familia. La “maktuba” (la escrita) los unió para siempre.
El autor ha logrado narrar su historia con una prosa bella y cuidada, combinando con maestría al menos tres narradores. En la novela hay un narrador omnisciente que domina casi toda la extensión del libro; por otro lado, el propio Jorge se convierte en narrador en primera persona en el prólogo y el epílogo y hay un tercer narrador que aparece en los textos que acompañan a las fotos con las que finaliza cada capítulo, “lo que se narra en ellos son aspectos de aquella realidad con el fin de incomodar al lector”, comenta Jorge. “La enfermera del desierto” finaliza además con un “qué fue de” los personajes reales que aparecen en la novela.
Jorge juega con maestría con el tiempo y el espacio, combinando las vidas de los dos protagonistas que discurren en un principio paralelas y los lleva a converger finalmente en Canarias, donde se conocieron, y en el territorio saharaui, donde vivieron la guerra, siendo Montse incluso gravemente herida en el terrible bombardeo de Um Draiga. Jorge, que es también un hombre de ciencias y estudió una ingeniería, ha creado una interesante estructura para la novela, donde la vida es una línea recta y la muerte es una circunferencia. En el cruce de ambas, lo que él llama el “punto de tangencia”, es donde converge la historia, a la vez que lo hacen la realidad y la ficción.
La invasión del Sahara Occidental por parte de Marruecos hizo que los saharauis vivieran y vivan una serie de desgraciados acontecimientos que a la vez son muy literarios. Ocupación, guerra, refugio, detenciones, encarcelamiento, desapariciones, torturas, separación familiar, destierro… vicisitudes muy duras para ser vividas pero muy apetecibles desde un punto de vista literario. Un caso el del Sahara Occidental, como tantos otros, en el que los intereses y la política se llevan por delante la vida de personas inocentes. Pero además este caso es muy cercano a nosotros. Los saharauis fueron españoles desde 1958 hasta que la metrópoli los abandonara a su suerte en 1975 tras entregar ilegalmente el territorio a Marruecos y Mauritania. Una infamia que pesará sobre la historia de España mientras no se implique en la resolución y reparación de este conflicto.
La literatura “colonial” española es más bien escasa en comparación con países como Francia o Reino Unido. La presencia española en el Sahara dejó en su día varios libros relacionados con la geografía y la historia del territorio escritos casi todos por militares, pero no se escribió ficción, prueba de lo poco que se sabía en la España de entonces sobre aquel territorio africano. Y el caso es que hay espacio y lectores para esa literatura “colonial”, como demuestran los éxitos recientes de novelas como “El tiempo entre costuras” (2009) de María Dueñas, ambientada en el protectorado español en Marruecos o “Palmeras en la nieve” (2012) de Luz Gabás, cuyo escenario es Guinea Ecuatorial, colonia española que también se convirtió en provincia en 1958, como sucedió con el Sahara Occidental. A novelas que reflejan aquella época colonial sahariana como «El imperio desierto» de Ramón Mayrata o «Memoria rota» de Antònia Pons se suma“La enfermera del desierto”, un trabajo especialmente serio y riguroso.
La trascendencia en el tiempo de la figura de Buel-la Ahmed Zein ha estado siempre unida a la figura de Hurria, quien ya forma parte de la historia del pueblo saharaui. Así lo explicaba la Representante Saharaui para España, Jira Bulahi: “Queremos a Hurria desde la afectividad, es un referente para los saharauis. Siguió vinculada a nuestra realidad y también es un referente como madre, ya que vivió su maternidad en los campamentos”. En nuestra casa las figuras de Buel-la Ahmed Zein y su esposa Montse Aizcorbe siempre han sido reconocidas y nombradas a raíz de que mi compañero Bahia Awah investigara sobre aquella “resplandeciente” generación del 73 saharaui, los jóvenes fundadores del Frente Polisario, para su libro “El sueño de volver”. Bahia encontró en la revista estudiantil “Irifi” del Instituto General Alonso de El Aaiun una frase que refleja la dimensión del personaje: “Quiero ser médico para curarlo todo”, explicaba un Buel-la entonces estudiante de Bachillerato. Entre los hechos que investigaba Bahia para su libro descubrí la existencia de aquellas jóvenes que dejaron sus cómodas vidas para sumergirse en una guerra en el desierto, vivieron en un campo de refugiados y trabajaron durante varios años en unas condiciones durísimas. No fue una leyenda ni una ficción. Aquellas mujeres son reales, viven relativamente cerca y podemos hablar con ellas. Entonces mi mirada hacia ellas probablemente estaba impregnada de un cierto orientalismo. “Lo hice con todo el amor del mundo, la base de la cooperación es dar sin esperar nada a cambio”, explicaba Montse en la presentación de Madrid. Con el tiempo, pienso en la tremenda decisión que tomaron, Montse me contaba que era joven, estaba enamorada y quería apoyar a su compañero y a su gente con lo que sabía, sus estudios de enfermería. Pero ni la juventud ni el idealismo restan un ápice de mérito a lo que Montse/Hurria, Gurutze/Fatimetu, Anna Gaspar o Pilar/Benda, entre otras, hicieron por el pueblo saharaui, porque, en palabras de Montse “el pueblo saharaui se merece esto y mucho más”.
El libro está repleto de detalles entrañables, como la foto de portada en la que aparece una joven Montse vestida con melhfa, la fina túnica con la que se cubren las mujeres saharauis, con unos incipientes campamentos de refugiados al fondo. Montse nos contó la historia de aquella imagen. Tras recuperarse de su herida la trasladaron al campamento de Dajla, donde había una doctora belga a la que llamaban Yamila. Su marido fue a buscarla cuando enfermó y las fotos que les hizo antes de marcharse son las únicas que Montse conserva de aquella época. Una de ellas es esta foto de portada.
Recomiendo encarecidamente la lectura de “La enfermera del desierto” pero no solo para los solidarios con la causa saharaui. En especial animo a leer la novela a quienes no conozcan lo sucedido hace ya más de cuarenta años en lo que fue el Sahara Español. Es una novela bella, dura y necesaria, sobre un episodio sin resolver de esa memoria histórica de la que también forman parte los saharauis. No podemos permitir que se quede en el olvido.
Fotos: Sidi Talebbuia y Bahia Awah
Escucha el podcast literario «A qué huelen los libros» de Valeria Surcis, con nuestra reseña de «La enfermera del desierto» de Jorge Molinero