Fuente:https://www.telesurtv.net/bloggers/La-Bella-y-la-Bestia-Patricia-Villegas-y-Leopoldo-Castillo-20200117-0004.html?utm_source=planisys&utm_medium=NewsletterEspa%C3%B1ol&utm_campaign=NewsletterEspa%C3%B1ol&utm_content=33 Eduardo Rothe 17 enero 2020
El “nombramiento”, por el “presidente interino” Juan Guaidó, de Leopoldo Castillo alias “El Matacura” como jefe de una fantasmagórica “junta directiva” de TeleSUR (esta patraña agota las comillas), lleva inevitablemente a comparar a la presidenta de TeleSUR, Patricia Villegas, con el esbirro que “designó” Guaidó para “reemplazarla”.
Todas las comparaciones son odiosas, pero esta resulta obscena, y mi posición no es ni equilibrada ni neutra: quiero, respeto y admiro a Patricia Villegas tanto como desprecio a Castillo, a quien considero enemigo en alma, vida y corazón… Para mí sería como comparar a Heindrich Himmler con Ana Frank. Veamos:
El periodista Leopoldo Castillo fue un ilustre desconocido hasta su nombramiento como embajador de Venezuela en El Salvador por el democristiano presidente Luis Herrera Campins, quien apoyaba a su correligionario Napoleón Duarte, presidente de El Salvador, en su conflicto armado contra la guerrilla del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN).
El ejército de Duarte aplicaba una feroz represión en las zonas rurales, con masacres como las del poblado de El Mozote, donde casi 900 personas fueron asesinadas, los niños degollados y las niñas violadas antes de matarlas. Estas, y muchas otras atrocidades merecieron el silencio aprobador de Leopoldo Castillo.
Peor aún, grupos paramilitares de extrema derecha, financiados por la CIA y comandados por el mayor (r) Roberto D’Aubuisson del partido Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), montaron la llamada “Operación Centauro” para el asesinato selectivo de intelectuales y religiosos progresistas, como los seis profesores jesuitas de la Universidad Centroamericana UCA, su cocinera y su hija de 16 años; las torturadas, violadas y asesinadas misioneras de la orden de Maryknoll, Ita Ford y Maura Clarke, la misionera ursulina Dorothy Kazel y la misionera laica Jean Donovan; el arzobispo de San Salvador Oscar Arnulfo Romero, abatido por un francotirador en plena misa… A Leopoldo Castillo se le atribuía entonces la selección e indicación de las víctimas para el sacrificio. De esa época data su famosa foto, trago en mano, con D’Aubuisson, y el mote de “matacuras”.
Posteriormente una investigación del Senado de los EE.UU. relacionaría a cubanos de Miami, a Roger Noriega, John Negroponte y otros con Leopoldo Castillo, quien daba cobertura diplomática a sicarios, dinero y armas involucrados en la “Operación Centauro”.
Con la llegada de la Revolución bolivariana, Castillo se convierte en el presentador de televisión más importante de la derecha venezolana, con su programa “Aló Ciudadano” desde donde denunció (¡por 12 años!) la falta de libertad de expresión, y las supuestas violaciones de Derechos Humanos del gobierno chavista. Terminó en Miami, santuario de asesinos, corruptos y despechados de la derecha latinoamericana, donde hoy conduce, sin pena ni gloria, un programa de opinión en MiraTV.
Me gusta pensar en su amargura al ver a los guerrilleros del FMLN en el gobierno salvadoreño, o la beatificación y canonización de algunos de sus víctimas, como San Arnulfo Romero, postulado al Premio Nobel, honrado por las Naciones Unidas y con un asteroide (el 13703) bautizado Romero en su honor. Pero sé que Castillo no lamenta tanta sangre inocente derramada: seres como él no lloran “porque tienen de plomo las calaveras”…
En las antípodas del esbirro nos encontramos con Patricia Villegas, la periodista colombiana que en 2005 llegó, muy joven, a trabajar en la creación y puesta en marcha de TeleSUR. Muchacha alegre y luminosa pero muy seria y totalmente dedicada, empezó desde abajo como reportera de noticias, y fue ascendiendo entre periodistas muy veteranos y curtidos, hasta llegar a directora de información del canal. Seis años después de su llegada, en 2011, el Presidente Hugo Chávez la nombra Presidenta de TeleSUR. Entonces ya tenía dos años casada con el geógrafo y profesor universitario Ricardo Menéndez y fue entonces motivo de bromas su luna de miel que sólo duró los 3 días de permiso que Chávez les concedió a ambos, la única vez en que Patricia Villegas viajó por motivos personales… Cuando su embarazo de su hijo Simón llegó a término, Patricia anunció que daría a luz el fin de semana y que se reincorporaría el lunes siguiente: en realidad necesitó unos tres días más para volver a la oficina.
Simón creció en TeleSUR, corriendo por los pasillos con otros hijos e hijas de colegas, y cuando en una entrevista le preguntaron – ¿Cómo se puede parir y dirigir ese emporio noticioso? Respondió – No sé. Sólo lo hice. Si lo pienso, me mareo.
Y es para marearse, realmente, capitanear ese portaviones de la información con una nómina de más de 1000 empleados y corresponsales por Latinoamérica y el mundo, especialmente bajo la situación de bloqueo que hoy sufre Venezuela y bajo los ataques constantes del Imperio y la derecha latinoamericana. TeleSUR como la voz de los pueblos sin voz, tiene muchos y poderosos enemigos, algunos de los cuales hacen de Patricia Villegas su blanco favorito, los chovinistas acusándola de ser colombiana y los machistas insinuando que debe su cargo a ser la esposa de un ministro.
Para quienes la conocen y trabajan con ella, Patricia Villegas es un ejemplo de dedicación infatigable y ética profesional, de amable humanidad que enguanta la mano de hierro de la disciplina, pero al mismo tiempo intransigente y feroz con el descuido y la mentira. Y es gracias a lo anterior que TeleSUR ha llegado a ser referente regional y mundial en materia de derechos humanos y sociales, y de temas de género. Los éxitos del canal en la cobertura exclusiva de eventos políticos, son en gran parte obra de esta mujer de combate y de su equipo. “Nosotros tenemos que seguir manteniendo nuestra esencia, dice Patricia, lo que nos ha diferenciado, lo que nos ha abierto un espacio en el corazón de la gente, y logrando que cada historia, con su esencia, llegue cada vez más a los lugares más apartados de nuestra región».
Es a esta joven mujer luminosa y laboriosa a quien Washington y sus peleles pretenden reemplazar por un sanguinolento esbirro. Nunca hago panegíricos o apologías, pero en este SUR y no se lo pidan ni lo esperen de Patricia Villegas.
Lo demás es lo de menos: TeleSUR seguirá adelante, viviremos y venceremos.
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