Fuente: https://arrezafe.blogspot.com/2021/03/el-juicio-milosevic-expuso-la-agresion.html?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed%3A+ElArrezafe+%28el+arrezafe%29 John Catalinotto 12 marzo, 2021
Workers World – 11/03/2021
Traducción del inglés: Arrezafe
Pocas personas en los Estados Unidos, incluso en los movimientos que se oponen a la agresión imperialista estadounidense, recuerdan que el 11 de marzo es el 15º aniversario de la muerte del presidente yugoslavo Slobodan Milošević, injustamente encarcelado en la prisión de Scheveningen en La Haya, Países Bajos.
El reiterado intento de demonizar a Milošević debería arrojar luz sobre este nuevo esfuerzo de la clase opresora destinado a debilitar y dividir toda resistencia a su dominio. El imperialismo ha practicado campañas de demonización similares contra Muammar Gaddhaffi de Libia, Fidel Castro de Cuba, Robert Mugabe de Zimbabwe y otros. Campañas que hoy se aplican contra Nicolás Maduro de Venezuela, Bashar al-Assad de Siria y demás líderes de los países que pretenden aplastar.
Los acontecimientos contemporáneos demuestran cuán importante es la lucha por la verdad: en Serbia, las fuerzas que colaboran con el imperialismo todavía tratan de demonizar al líder yugoslavo.
En el momento de su muerte en 2006, la defensa de Milošević estaba ganando frente a los cargos que las potencias aliadas de Estados Unidos y la OTAN presentaron contra él al amparo de un tribunal patrocinado por las Naciones Unidas: el Tribunal Penal Internacional sobre la ex Yugoslavia.
Las potencias de la OTAN utilizaron la ONU para establecer el TPIY [Tribunal Penal Internacional para la ex-Yugoslavia] como un instrumento político para castigar a cualquiera que en los Balcanes se resistiera a la ocupación imperialista de la región. En mayo de 1999, en medio del bombardeo de Yugoslavia por parte de Estados Unidos y la OTAN, se presentaron cargos contra Milošević, acusación obviamente destinada a presionar, de paso, a los líderes yugoslavos para que se sometieran.
La OTAN libró una guerra de 10 años contra Yugoslavia
De 1990 a 1999, las potencias de la OTAN, con el imperialismo alemán y estadounidense a la cabeza, dieron todos los pasos encaminados a debilitar y destruir Yugoslavia.
Desde el principio, el gobierno de Alemania Occidental en Berlín, que acababa de anexarse la República Democrática Alemana socialista, ayudó a las fuerzas separatistas reaccionarias en cada república de la federación socialista de Yugoslavia. Esto dio lugar a guerras en Croacia y Bosnia-Herzegovina, junto con la separación de Eslovenia y Macedonia del resto de Yugoslavia.
Dado que Alemania tenía estrecha relación con los reaccionarios croatas y bosnios, y los mayores intereses económicos de la región, esta iniciativa situó al imperialismo alemán a la cabeza como potencia más influyente en los Balcanes.
Queriendo recuperar la hegemonía sobre Berlín y las demás potencias de la OTAN, Washington empujo el conflicto hacia una guerra abierta, en la cual el Pentágono y su poder militar ocuparían un lugar preeminente. Como pretexto, Estados Unidos utilizó un combate provocado el 15 de enero de 1999 por el llamado Ejército de Liberación de Kosovo, en la ciudad de Račak, en la provincia de Kosovo de Serbia. Alegando una masacre, la administración de Bill Clinton hizo hincapié en la necesidad de una «intervención humanitaria».
Las potencias de Estados Unidos y la OTAN lograron así, con armas y dinero, dividir la República Federal Socialista de Yugoslavia en media docena de débiles miniestados, derrocando al último gobierno independiente de Europa del Este, consiguiendo incluso confundir a muchos progresistas de occidentales mediante una ofensiva de mentiras bien planificada y ejecutada que culpaba a Serbia y al propio Milošević de todos los problemas de los Balcanes.
Su ofensiva propagandística encubrió la interferencia, la subversión y las tácticas de «división y conquista» practicadas por el imperialismo alemán y estadounidense, en connivencia con agrupaciones neofascistas en las repúblicas de Croacia y Bosnia y en la provincia de Kosovo de Serbia.
La acusación fracasa
El Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia fracasó estrepitosamente cuando intentó demostrar al mundo que Slobodan Milošević era culpable de cualquiera de los crímenes cometidos contra la población de los Balcanes en la década de 1990.
Milošević presentó miles de páginas de texto para responder a las 500.000 páginas de supuestas pruebas en su contra. Al no poder probar su acusación, el intento del Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia habría terminado en una derrota para los imperialistas si Milošević no hubiera muerto.