Fuente: https://www.telesurtv.net/bloggers/Israel-Degradacion-en-su-maxima-expresion-20211104-0002.html?utm_source=planisys&utm_medium=NewsletterEspa%C3%B1ol&utm_campaign=NewsletterEspa%C3%83%C2%B1ol&utm_content=31 Pablo Jofre Leal 04 noviembre 2021
Resulta evidente que la entidad sionista es un régimen cuya conducta es de desprecio y violación de los derechos humanos del pueblo palestino, sin que exista freno a este tipo de acciones, ya sea por complicidad y aval ante su política genocida o el silencio obsequioso con dosis de cobardía de la llamada “comunidad internacional” frente a los poderes hegemónicos que apoyan al sionismo.
Este comportamiento criminal, viene acompañado de una constante generación de asesinatos selectivos contra líderes políticos, militares, científicos, como también acciones de desestabilización y sabotaje, no sólo contra el pueblo palestino, sino también contra sociedades como las del Líbano, Siria, Irak y la República Islámica de Irán.
Consideremos, además, que se trata de un ente, que no sólo comete crímenes contra los vivos, sino que toma como blanco a quienes ya murieron, apropiándose de sus cuerpos o profanando los lugares que sirven como sitio de recuerdo y veneración de sus familiares y amigos. Todo ello en una política de exterminio que muestra el grado de inmoralidad que ha alcanzado el sionismo.
Un régimen permanentemente condenado
Cada quehacer de Israel, sus políticos su fuerza ocupante y su sociedad, que mayoritariamente apoya a la casta política y militar gobernante, es la expresión de la imperiosa necesidad de eliminar de Asia occidental a este régimen y su ideología.
Una entidad que desprecia a los organismos defensores de los derechos humanos, incluyendo en ello el Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), cuyo último informe del pasado 30 de octubre, donde se condena a Israel, fue hecho pedazos por el representante sionista ante la ONU el colono de origen húngaro-rumano, Gilad Erdan.
Un gesto teatral, pero no por ello menos infame, efectuado ante los miembros de esta organización internacional, sin que se haya emitido condena alguna a esta conducta. Una acción justificada por Erdan señalando que “el mundo tiene prejuicios contra mi país. Y el Consejo de Derechos Humanos tiene una obsesión contra Israel”. La hipocresía de Erdan pudo más que la posibilidad de callar y no mostrar, en toda su dimensión, la calaña de su entidad madre.
Un régimen delictivo, que exuda muerte, que además de contagiar a Asia Occidental con el Virus Sion 48, sus variantes corrompen a los pueblos del Magreb y Latinoamérica. Un sionismo, que no satisfecho con usurpar el 80 por ciento del territorio palestino, desde el año 1948 a la fecha, ha conformado un sistema de segregación, calificado como similar al establecido por el extinto régimen sudafricano de apartheid y denunciado en decenas de resoluciones como responsable de crímenes de guerra y de lesa humanidad.
El develar su política de exterminio que ha sido efectuada, no sólo por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, sino que también por resoluciones y determinaciones de condena a los crímenes y la ocupación y colonización de Palestina, emanadas de organismos vinculados a los Estados como también privados.
Entes tan variados como el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Organización de Cooperación Islámica (OCI), entre otras, que dan cuenta de la variedad de crímenes cometidos por el sionismo, que se acumulan sin condena alguna, como podría ser la aplicación del Capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas por ser, el ente israelí, una amenaza a la paz.
A la crónica acción de asesinar a hombres, mujeres y niños palestinos, de los cuales 6.000 de ellos están secuestrados en cárceles sionistas, el régimen israelí divide a las ciudades, pueblos y aldeas cisjordanas con un muro de segregación, estableciendo un enorme campo de concentración donde habitan 3.5 millones de palestinos y donde deben soportar el establecimiento de 125 asentamientos habitados por sus captores: 650.000 colonos extremistas que rodean Al Quds y las principales ciudades de Cisjordania.
Todo ello declarado ilegal y crimen de guerra sin discusión alguna. La dictadura cívico-militar sionista bloquea, igualmente, la Franja de Gaza desde el año 2006 a la fecha, generando el segundo campo de concentración palestino donde han encerrado a 2 millones de seres humanos, sometidos a apremios, bombardeos, prohibición de salir, limitados en el uso del agua y la energía y donde también se está construyendo un muro que los deja completamente confinados en 365 kilómetros cuadrados, frente a un mediterráneo que además es vigilado por las naves de guerra del régimen israelí.
El proceso de crímenes implica también sionizar la vida palestina, falsificar su historia, robar su cultura, invisibilizar su historia, apropiarse de su gastronomía y vestuario, generar una arqueología “judía” de tal manera de obtener sustento para la construcción de mitos, para dar soporte a una historia de un Israel, que sólo tiene 73 años y que pretende hacer creer al mundo que hunde sus raíces miles de años atrás.
La vileza sionista
Lo mencionado con anterioridad son acciones ejecutadas por el régimen sionista contra el mundo de los vivos y que hoy, como expresión palmaria de encontrarnos ante un régimen y una sociedad donde los adjetivos quedan cortos se comporta en forma perversa. Y, como no calificarlo así cuando se constata que las fuerzas ocupantes suelen demoler las viviendas de las familias palestinas cuando estas han terminado de construirlas, las habitan y llega la soldadesca armada y con maquinaria para devastarlas piedra sobre piedra.
Una entidad además racista, que se evidencia al concretar el desprecio por los Goyim (los no judíos) al proclamar la ley de estado nación judío. Un régimen criminal, que día a día asesina a hombres, mujeres y niños, masacrados por bombardeos, asesinados con el uso de francotiradores, que suelen apuntar a la cabeza de sus víctimas o en sitios donde invalidar su vida. Víctimas generalmente jóvenes con el objetivo, imposible de lograr, de amedrentar a la resistencia contra el ocupante sionista.
Israel es una entidad insaciable, que no se contenta con ocupar, reprimir y despreciar a los vivos, que se presenta como víctima cuando en realidad es el victimario, y que suma a su política de abusos el desprecio por los símbolos y lugares sagrados del pueblo palestino, incluyendo los sitios donde descansan los restos mortales de sus hombres y mujeres y considerados en todas las culturas como lugares sagrados, santos, inviolables.
Es la bajeza máxima de una cofradía asesina y una sociedad tan responsable como sus líderes políticos y militares, que hace oídos sordos, no expresa desacuerdo y más aún gira la vista frente a esta ignominia inmoral. Un régimen sionista que ha llegado al extremo monstruoso de profanar los cementerios palestinos, como es el camposanto de Al Yusifiya en la ocupada Al Quds, en las cercanías de Haram al Sharif (el noble santuario) la llamada explanada de las mezquitas donde se encuentran los santos lugares de la Cúpula de la Roca y la Mezquita Al Aqsa. ¿El objetivo? Destruir este cementerio, mancillar los cuerpos allí enterrados para construir un parque. Ya al sionismo no le basta con asesinar palestinos, sino que los persigue incluso en sus tumbas.
Como si lo mencionado no fuera ya una conducta que expresa la perversidad del régimen nacionalsionista, existe una práctica que muestra en toda su dimensión el credo monstruoso israelí. Me refiero al hecho que en la actualidad, sepultados en cementerios de las fuerzas militares ocupantes o simplemente apilados en sus morgues como si fuesen escombros, la entidad sionista mantiene como rehenes los cuerpos de 340 palestinos asesinados por el ente ocupante israelí. Para ellos no hay funerales, sitios donde ir a honrar su memoria de lucha. No son devueltos a sus familiares y son usados como moneda de cambio y presión política.
El término usado por el régimen ocupante es de requisa de los cuerpos, en una práctica que se viene repitiendo desde los años 70 del siglo XX y que el pueblo palestino conmemora cada 27 de agosto como el Día Nacional de la Recuperación de Cuerpos de los Mártires. Una herida abierta cuyo alcance refleja que la magnitud de las violaciones contra el pueblo palestino supera con creces nuestra imaginación. Es la expresión máxima de un régimen de odio, es el nacionalsionismo en su plenitud.
En su afán criminal por judaizar Palestina, exterminar su pueblo, todo vale para la entidad más criminal del siglo XXI, que ha tomado la posta de aquellos regímenes como el del Tercer Reich y asimilado sus estrategias de terror y los métodos de violación de los derechos humanos. Un régimen que se presta como innovador, avanzado, moderno, pero que simplemente ocupa esos avances en perfeccionar los métodos de tortura contra palestina. Un régimen israelí que vende armas bajo el rótulo de “probadas en terreno” significando con ello que sus balas, bombas, drones, llevan la sangre de hombres, mujeres y niños palestinos.
Un régimen que capacita y lo ha hecho en las últimas décadas en técnicas de tortura, tácticas de lucha contra los movimientos de resistencia a cuerpos policiales y ejércitos de Gobiernos como el de Colombia, la monarquía marroquí, a las dictaduras de Guatemala y el genocidio llevado a cabo contra la población indígena, entre otras relaciones.
En un artículo anterior en segundopaso.es sostuve que “La entidad sionista ha vendido al mundo una imagen de régimen innovador, tecnológicamente avanzado, desarrollado en aspectos relacionados con el uso del agua, la agricultura, pero su esencia no puede ocultar sus acciones en campos claramente violatorios del derecho internacional y que se han expresado en las denuncias por el uso de programas informáticos de espionaje. Tal denuncia comprueba la cara sucia que se quiere esconder del régimen israelí… Si algo positivo arroja el develar las acciones del Spyware Pegasus es que permite dejar de lado la hipocresía respecto a este régimen y reconocerlo como lo que es: Un violador del derecho internacional y una entidad, que basa su breve historia en el despojo y el crimen” (1)
Desde el Plan Dalet (2) hasta ahora, el objetivo sionista es exterminar al pueblo palestino, esa es su solución final concebida en este plan, que es la versión sionista de la Conferencia de Wannsee (3). Los nazis, al igual que los sionistas, tanto en Wannsee como en el Plan Dalet ocultaron sus verdaderas intenciones bajo algunas órdenes ambiguas y códigos secretos.
Un propósito que día a día se expresa en la combinación entre el exterminio físico, la profanación de los muertos y sus sitios de sepultura junto a la práctica de modificar la identidad islámica, como también cristiana y Palestina de Al Quds. El sionismo como ideología y su expresión práctica: el régimen israelí es la muestra evidente del criminal en esencia, del mentiroso compulsivo, del ladrón artero, del delincuente sin un ápice de arrepentimiento. La entidad sionista es la degradación moral en su máxima expresión. (4)
(1) Plan Dalet –letra D en hebreo tuvo su origen en la decisión de la dirigencia sionista, previo a la resolución N.º 181 de diciembre del año 1947 (que recomendó la partición de Palestina entre un estado sionista y uno palestino) de llevar adelante acciones de expulsión, asesinato y genocidio contra la población nativa palestina. Operaciones que implicaron destrucción de aldeas, expulsión de su población, estableciendo, por ende, un desarrollo de la política de sionización de palestina, que el día 14 de mayo del año 1948 lo comenzó a visibilizar bajo el nombre de Israel y que no ha detenido su curso criminal hasta el día de hoy. https://segundopaso.es/news/683/Virus-Sion-48-Inmune-a-Advertencias-y-Resoluciones-Parte-II
(2) https://segundopaso.es/news/2004/Coalici%C3%B3n-Militar-Contra-el-Sionismo
(3) Conferencia llevada a cabo el 20 de enero del año 1942 en Wannsee, en los suburbios de Berlín entre políticos, burócratas y militares nazis donde, se verificó la planificación de cuestiones operativas de lo que posteriormente sería llamada la “solución final judía”.
La Conferencia de Wannsee ha generado un enorme debate en el seno de la sociedad israelí sobre los alcances de este encuentro y si de verdad en ella se trató el tema del exterminio de los europeos de creencia judía, que terminaría en el llamado genocidio llevado a cabo por el nacionalsocialismo.
Para nuestro objetivo de asimilar esa conferencia al Plan Dalet resulta evidente que este plan Sionista, generado antes de conformar la entidad sionista el 14 de mayo del año 1948 donde, al igual que en Wannsee se habla de “disminución natural de la población palestina”, tratamiento adecuado para sionizar palestina” “diferentes formas de solución” que se expresarán en arrasar las aldeas y pueblos palestinos, deportar a su población, cambiar los nombres del árabe al hebreo, demoler piedra sobre piedra las viviendas, reescribir la historia de miles de años del pueblo originario y fantasear con los mitos fundacionales cuya base son dos cuentos, propios del mundo de Marvel que de pruebas históricas serias: un pueblo elegido al cual se le prometió una tierra. https://rebelion.org/la-conferencia-de-wannsee-verdad-y-mito/
(4) https://www.segundopaso.es/news/1780/Spyware-Pegasus-Israel-y-sus-Exportaciones-Para-Delinquir
Publicado originalmente en SegundoPaso ConoSur
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