Irán: Desafíos para la nueva Presidencia

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La República Islámica de Irán vuelve a enfrentar enormes desafíos tanto en el ámbito local como en el plano exterior, en esta ocasión, de la mano de Seyed Ebrahim Raisi, quien juró el pasado jueves 5 de agosto como el octavo mandatario de la nación persa, desde el triunfo de su Revolución el año 1979.

 

Irán: Desafíos para la nueva Presidencia

La ceremonia de juramento de Raisi se concretó tras un triunfo arrollador el pasado mes de junio, que significó obtener un 62 por ciento de los votos con una participación de la sociedad iraní maciza y comprometida, en el marco de una pandemia que no da tregua.

Raisi asumió su cargo en plenitud, ante la dirigencia y autoridades iraníes, como también ante una numerosa representación internacional, compuesta por más de 70 invitados de Gobiernos y organismo internacionales.

Ante esa concurrencia presencial y millones de iraníes, que vieron la transmisión de la ceremonia vía televisiva, Ebrahim Raisi se comprometió a proteger la Constitución y servir al país y al sistema islámico. “Me dedicaré al servicio del pueblo, el honor del país, la propagación de la religión y la moral, y el apoyo de la verdad y la justicia” afirmó el flamante primer mandatario.

Un Raisi que reafirmó, al mismo tiempo, las promesas efectuadas en la campaña que lo llevó a la primera magistratura y que implica, por ejemplo, mejorar la economía iraní y reforzar los denominados elementos del poder nacional.

Entendido esto último como “una dimensión de referencia conceptual metodológica de reciente aplicación en las ciencias políticas y que abarca un conjunto de componentes que permite a un país: planificar, ejecutar y percibir los beneficios de sus capacidades nacionales, materializadas como políticas públicas domésticas y externas, en pro de intereses nacionales preestablecidos” (1).

En su discurso de asunción, el nuevo mandatario persa validó el papel cumplido por Irán en materia de su política exterior, con palabras que alientan el papel referencial que ha asumido la nación persa en Asia occidental.

Una postura, que ha merecido el reconocimiento de aquellos países sometidos a la presión de Estados Unidos, con decisiones que validan su visión estratégica internacional al recordar, por ejemplo, lo que fue la navegación de los supertanqueros iraníes desde sus puertos en el Golfo Pérsico, atravesando el Estrecho de Ormuz, Bab Al Mandeb, el Canal de Suez, el Mar Mediterráneo y el Océano Atlántico, para llevar gasolina y repuestos fundamentales para la industria energética venezolana.

Un periplo que puede ser calificado como una hazaña memorable, que mostró el compromiso de Irán con sus aliados. La confianza que genera y el papel decisivo que está cumpliendo en la geopolítica mundial.

Las acciones de Irán comprueban las palabras de Raisi en su juramento, al señalar que “el poder de Irán crea paz y seguridad en la región” Reiterando el carácter pacífico del programa nuclear iraní. No sólo porque el islam prohíbe la producción de armas de destrucción masiva, sino también porque políticamente es una determinación basada en sus compromisos internacionales, al amparo del Tratado de No Proliferación Nuclear, la cooperación internacional y el honrar sus compromisos como es el caso del Plan Integral de Acción Conjunta firmado en julio del año 2015.

En este marco, Ebrahim Raisi insistió en la necesidad que Estados Unidos y sus socios, levanten todas las sanciones contra Irán, la denominada política de máxima presión, sin dejar de mencionar los propios retos que tendrá que enfrentar la República Islámica de Irán, con su nuevo gobierno y globalmente, como sociedad.

Desafíos y tareas

A partir de los lineamientos políticos dados a conocer por el actual presidente, durante lo que fue su campaña presidencial, enmarcado en las exigencias éticas entregadas por Seyed Ali Jamenei, en torno a que los candidatos no hicieran promesas que no pudieran cumplir; los desafíos que se avizoran, para el nuevo gobierno iraní, son múltiples. Entre ellas encontramos

1. Lucha efectiva contra la corrupción cuya existencia y desarrollo afecta la esencia de un país, sus instituciones, la moral, la vida cotidiana. Al enquistarse en el aparato público desestructura, genera desconfianza y apatía en el rumbo de la nación. Es un cáncer pernicioso que hay que extirpar

2. Trabajar por reducir el déficit presupuestario, que va de la mano con la necesidad de bajar los índices de inflación, que afecta, fundamentalmente, a la población más carenciada ya que encarece el costo de la vida y con ello aumenta el malestar social a través de un mayor costo de la vida.

3. Contender contra la pandemia del nuevo coronavirus, causante de la Covid-19 y todos los efectos que trae aparejado desde el punto de vista sanitario, económico y social.

4. Desarrollar una política de empleo juvenil, que entusiasme y seduzca a una población, que significa el futuro del país.

5. Direccionar los esfuerzos en diversificar la matriz productiva, que lleva implícita una amplia reingeniería en extensas áreas de la economía, de la industria.

6. Lograr que las medidas coercitivas unilaterales contra Irán sean abolidas y ello implica apoyar los esfuerzos políticos y diplomáticos, que conduzcan a este resultado.

7. Llevar adelante las conversaciones por el programa nuclear de la nación persa, pero… como sostiene acertadamente el presidente Ebrahim Raisi, sin que Irán condicione el mejoramiento de la situación económica del pueblo “a la voluntad de los extranjeros”. Por tanto, es evidente que no se cederá, en modo alguno, a las coacciones de Estados Unidos, aupado por los grupos de presión: energéticos, saudí y sionista.

8. Apoyar, como ha sido hasta hoy, los esfuerzos de emancipación, defensa de la soberanía y logro de la autodeterminación de los “pueblos oprimidos” entre ellos, sin duda, el pueblo palestino, que es eje de la política exterior de la República Islámica de Irán, que es una nación referente en el apoyo a los frentes de resistencia de Irak, Siria, El Líbano, Yemen y la propia Palestina. Un papel que no dejará de ejercer.

9. Profundizar las relaciones con los países vecinos, como una prioridad de la política exterior, en el marco de ser parte de acuerdos multilaterales como es el caso de la nueva Ruta de la Seda, Acuerdos con países del Cáucaso meridional, de Asia occidental y central e incluso abarcar latitudes más lejanas como África y América Latina.

Para la nueva administración de Seyed Ebrahim Raisi, a partir de su propia comprensión que el mundo está cambiando y los intereses de las naciones dependen de la comprensión que existe de este nuevo mundo y de la interacción estratégica con las potencias emergentes, hace visible la orientación multilateral del nuevo Gobierno: avanzar con los que hay que avanzar y dejar de pensar que la solución a los problemas de Irán se encuentran en potencias, que sólo han ofrecido obstáculos y frenos al desarrollo de la nación persa.

Ibrahim Raisi, el exjuez, de 60 años de edad, ha tomado el relevo dejado por Hasan Rohani en un momento histórico decisivo para la nación persa. Aún falta presentar su propuesta de gabinete, que indudablemente debe ser un grupo de personas, profesionales, políticos, patriotas comprometidos con la lucha contra la corrupción, que fue el gran mensaje emitido por la sociedad iraní, que acudió masivamente a las urnas para darle al mandatario iraní la labor de conducir al país, al amparo de lo que se ha denominado una democracia religiosa.

Única en el mundo, que tras 42 años ha mostrado que se puede ser un camino alternativo a esas grandes ideas políticas que dividieron al mundo. Seyed Ebrahim Raisi, así lo percibe, tiene claro y así lo transmite, respecto a que el objetivo es servir al pueblo iraní. No hay medias tintas, no hay margen para el error.

Lo señalado se refrenda aún más con el discurso de investidura de Raisi al sostener que “el mensaje del pueblo iraní en la epopeya del 28 de junio de 1400 (año 2021 occidental) fue el mensaje de cambio y justicia. La voluntad del pueblo fue la independencia y la resistencia ante las exigencias excesivas de algunos poderes arrogantes y opresores y, a la vez, la interacción constructiva y extensa con el mundo entero” (2).

La sociedad iraní, con su voto, con compromiso diario en la marcha del país ha pedido y exige cambios en la situación actual y muestra de ello fue acudir con su voto en momentos que los procesos desestabilizadores, los llamados del enemigo era echar abajo los esfuerzos electorales y que se la jugaron por entero por llamar a un masivo rechazo a una elección que echó por el suelo esos esfuerzos desestabilizadores (3).

El mejor golpe a los esfuerzos externo y de aquellos, que con su labor de zapa al interior del país pretendieron echar por el suelo estos comicios, es que el país está más fuerte que nunca, que tiene un nuevo presidente que enfrentará los desafíos con el aval de un gran porcentaje de votos obtenidos, pero, además, con la realidad de un país que día a día demuestra que es un referente para la lucha de los pueblos.

(1) Orígenes históricos y componentes del poder nacional contemporáneo: factibilidad y utilidad de la medición empírica de las capacidades estatales. Makram Haluani. http://ve.scielo.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1012-25082006000100006

(2) https://www.hispantv.com/noticias/politica/496864/iran-raisi-investidura-discurso

(3) https://www.lavanguardia.com/internacional/20210618/7538832/temor-regimen-abstencion-marca-presidenciales-hoy-iran-jamenei-raisi-conservador-conservadores.html

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