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El hospital de Ayuso: 170 millones, sin apenas actividad y el triple de los costes previstos
El hospital de emergencias Enfermera Isabel Zendal, el «hospital de pandemias que iba a sorprender al mundo» en palabras de Isabel Díaz Ayuso, ha sido un pozo sin fondo de gasto público que ha servido más para los fines electoralistas de la presidenta madrileña que para ayudar en algo concreto para la salida de la crisis sanitaria.
El coste real de la infraestructura que la presidenta madrileña ordenó construir a toda prisa día es difícil de conocer, ya que no se sabe si están todos los documentos del portal de contratación de la Comunidad de Madrid. Hasta ahora, los contratos que se han hecho públicos ascienden 170,5 millones de euros, el triple de lo que se anunció: 51 millones, según un análisis de cifras de ElDiario.es.
Los sobrecostes del Zendal ascienden al 149% del total. Levantar el edificio situado en el norte de la capital, en Valdebebas, ha supuesto para las arcas públicas 140,1 millones, el 82% del presupuesto. Las empresas que se llevaron a dedo la adjudicación de las obras a dedo fueron un total de siete, que acabaron registrando sobrecostes respecto al contrato inicial firmado del 170%.
Millones en mantenimiento y limpieza
Los 30 millones que faltan se destinaron a mobiliario, equipo sanitario, informático o seguridad, entre otros gastos.
Respecto a la contratación de los servicios esenciales del hospital, esta también se ha venido realizando por la vía de urgencia y sin concurso público». Los contratos adjudicados son los de mantenimiento (por 1,3 millones a Ferrovial), informática (a El Corte Inglés), telefonía (a Telefónica), seguridad (a Ariete Seguridad, criticada por ser una empresa propiedad de la familia de la exconcejala del PP Silvia Cruz Martín), limpieza, lavandería, gestión de residuos, alimentación y calzado sanitario, entre otros.
Los que no fueron contratos a dedo, es porque eran contratos menores, es decir, cuyo importe no supera los 18.000 euros, IVA incluido.
Con solo una veintena de ingresados, la relación entre coste y actividad es bochornosa. Ahora, nadie sabe qué hacer con el Zendal. Su estructura y organización, así como los espacios construidos, no son los de un hospital tradicional, por lo que adaptarlo para ese uso supondría un nuevo desembolso de millones de euros. Una construcción megalómana creada por el ego de una presidenta sobre el que nadie le va a pedir cuentas.