Ginebra. La jefa del Ejecutivo de Hong Kong, Carrie Lam, acusó ayer a Estados Unidos de aplicar un doble rasero hacia China y la ex colonia británica, al comparar los disturbios en Estados Unidos con las protestas que desde hace un año llevan a cabo opositores a su gobierno.

En respuesta a la nueva ley de seguridad para Hong Kong que aprobó el Parlamento chino la semana pasada, el presidente estadunidense, Donald Trump, anunció que pondrá fin a los bajos aranceles que concedía a Hong Kong. Hemos visto claramente el doble rasero señaló Lam.

En tanto, continuaron en diversas ciudades del mundo las manifestaciones en repudio a la violencia policial y el racismo. Miles de personas se congregaron ayer frente al tribunal de París, convocadas por el comité de apoyo a la familia de Adama Traoré, joven negro de 24 años muerto en 2016 cuando estaba bajo custodia de la policía.

Desde Australia hasta Europa, manifestantes se identificaron con la causa de las protestas en Estados Unidos y pidieron a sus gobiernos abordar el racismo y la violencia policial. El fin de semana se reportaron movilizaciones en Ámsterdam, Fráncfort, Berlín, Nueva Zelanda y varias ciudades canadienses.

La muerte del afroestadunidenses George Floyd a manos de un policía en Minnesota el pasado día 25 fue un abuso de poder y la Unión Europea está conmocionada y consternada por lo ocurrido, sostuvo el jefe de la política exterior del bloque, Josep Borrell.

La policía no debe usar sus capacidades de la forma en que lo ha hecho; eso es un abuso de poder y tiene que ser denunciado, agregó.

La Alta Comisionada de la Organización de Naciones Unidas para los derechos humanos, Michelle Bachelet, afirmó que la pandemia y las protestas en Estados Unidos ponen de manifiesto las discriminaciones raciales endémicas.

Sostuvo que las estadísticas muestran un impacto devastador del Covid-19 en poblaciones de origen africano, así como en minorías étnicas de países como Brasil, Francia, Reino Unido y Estados Unidos.

La legisladora aborigen australiana Linda Burney instó a los gobiernos a reducir los decesos de indígenas bajo custodia policial, que en su país ascienden a 430 desde 1991.

Las autoridades de Irán exigieron llevar a Estados Unidos ante los tribunales internacionales por racismo sistemático.