Fuente: https://cazadebunkers.wordpress.com/2022/02/23/homenaje-a-los-protagonistas-del-movimiento-contra-la-plandemia/
Homenaje a los protagonistas del movimiento contra la plandemia
por Esteban Cabal
Cuando se cumplen dos años desde que la privatizada OMS declaró, sin evidencia científica que lo justificara, la pandemia de la COVID, y coincidiendo con el final de la misma y la retirada de las medidas restrictivas con las que durante todo ese tiempo han conculcado nuestros derechos fundamentales y los derechos humanos, quiero rendir homenaje a todos aquellos que, en mi país, España, se han dejado la piel concienciando y movilizando a la ciudadanía y han sufrido sanciones, censura y represalias de toda índole.
Encontraremos entre ellos a personas de cualquier condición social, ricos y pobres, y de todo tipo de creencias e ideologías. En el movimiento social emergente que ha ido apareciendo en cada pueblo o ciudad confluyen personas de izquierdas y de derechas, ecologistas, partidarios de las terapias naturales, sindicalistas, apolíticos, ateos, agnósticos, cristianos, musulmanes, budistas, y también trabajadores o profesionales que se han sentido especialmente concernidos y laboralmente afectados por las medidas (médicos, biólogos, psicólogos, enfermeros, policías, hosteleros, abogados, periodistas, intelectuales, bomberos, etc.).
En primer lugar debemos estar agradecidos a aquellas pocas personas que ya formaban parte de la disidencia y sufrían la censura de los medios mucho antes de que se declarara la falsa pandemia, aquellos que ya nos advirtieron del engaño y del fraude de los test PCR con ocasión de la falsa pandemia de 2009 y de otras falsas pandemias, activistas, profesionales de la salud y periodistas de investigación sobre todo que pusieron al descubierto la corrupción y la criminalidad de las multinacionales farmacéuticas, dedicadas ahora a inventar enfermedades o a hacerlas crónicas para lucrarse, a los que desde hace años denunciaban la manipulación y el silencio cómplice de los grandes medios de comunicación y el abuso de poder por parte de los gobiernos y las instituciones transnacionales.
Ellos, entre los que me siento incluido, fueron los primeros en abrirnos los ojos y enseñarnos a organizarnos y a defender nuestros derechos. Algunos, como Alfredo Embid, ya no estaban entre nosotros cuando se desató esta plandemia, pero sus investigaciones, escritos y vídeos han contribuido póstumamente, de manera inestimable, a movilizarnos estos dos años de lucha contra esta distopía y esta dictadura pseudo sanitaria.
No es posible mencionar a todos aquí, pero me refiero a intelectuales de la talla de Andrés Rábago, conocido por sus viñetas humorísticas que publica bajo el pseudónimo “El Roto”, y a filósofos como Octavi Piulats o Jordi Pigem, abogados como la gaditana Purificación Garcia Blanca, ambos fundadores de Los Verdes en los años 80. Científicos de la talla de Jon Ander Etxebarría, ex decano del Colegio de Biólogos del País Vasco, o Joan Ramón Laporte, experto en Vigilancia Farmacológica y asesor de la OMS, que compareció recientemente ante el Congreso de los Diputados para informar a la Comisión de investigación sobre la gestión de la pandemia; historiadores como Félix Rodrigo Mora, médicos heterodoxos o naturópatas como el Dr. Enric Costa, la monja Teresa Forcades, Gabriel Ruiz, Karmelo Bizcarra, Eneko Landaburu, Marcos Vélez (APENB), José Ramón Lobo, Carlos Costa o Pepi Dominguez y Xavier Uriarte, de la Liga para la Libertad de Vacunación; editores como mi hermano Fernando Cabal (Mandala Ediciones), periodistas como José Antonio Campoy, director de la recientemente desaparecida revista Discovery Salud, escritores como Jesús García Blanca, comunicadores como Enrique de Vicente (Año Cero), divulgadores como Miguel Celades (Ciencia y Espíritu), Mitoa Edjang (Radio Vórtice) y María Jort (Desmontando a Babilón), activistas como Josep Pamies (Dulce Revolución, Soberanía y Salud), Joseba Arguintxona (Micelios, ahora en Bizitza, la más activa plataforma contra la plandemia) y los abogados José Ortega (Coronavirus Legal) o Marcela Çaldumbide, con los que organicé el festival de la disidencia convocado por la Coordinadora Sin Miedo (CSM) que tuvo lugar el pasado 4 de septiembre en la plaza de Colón de Madrid. Todos ellos han tenido un papel destacado en los actos y las movilizaciones de estos últimos dos años, pero también en las de los años anteriores a esta plandemia.
Aparte de estos pioneros en la lucha contra la mafia médica, mención especial merecen, por su dedicación y activismo, pero sobre todo por su contribución desde el ámbito científico para desmontar el relato oficial, médicos de familia como Natalia Prego, Nadiya Popel, Ángel Ruiz Valdepeñas, Luis de Benito, el cirujano vasco Juan José Martínez, la catedrática Maria José Martínez Albarracín, el urólogo Alejandro Sousa, y biólogos como Máximo Sandín, Almudena Zaragoza, Fernando López o Daniel de la Torre.
Mi agradecimiento también a los artistas y famosos que se han hecho eco de nuestras reivindicaciones, que han dado la cara pagando por ello un alto precio en su carrera profesional. Algunos solo nos han brindado apoyo testimonial, como Miguel Bosé, Bumbury, Victoria Abril, Miriam Diaz Aroca, o Evaristo Páramos. Pero otros han participado muy activamente en nuestras campañas: Ouka Lele (Barbara Allende), Carmen Paris, Marisa Tejada, Mark Quark, Sara Veneros, Ramón Prendes, Alfredo Diaz, Silvia Castaño, Juanito Piquete (Joan Solana), Amador Brahojo, etc.
Y, por supuesto, tampoco puedo dejar de mencionar a todos esos valientes y comprometidos activistas con los que he coincidido durante estos dos trepidantes años de movilizaciones, el productor de programas televisivos y reputado periodista de larga trayectoria Santiago Ángel García, del digital Madridmarket, Javier Herranz y Nati, editores de la revista humanista NHU Lavapiés, Jesús Núñez y Carlos Mora, del Círculo de Terapias Naturales vinculado a Podemos, Teresa Yáñez y Juan Suelves, ex militantes del partido Unificación Comunista de España, mis vecinos budistas Francisco Guirbau e Inmaculada Tormé, la enfermera Carmen Risueño, la abogada Noelia Galán, Olga Canivell y Daniel Cabrera de “Tenerife por la Verdad”, el ecologista y evangelista Blas Guevara (River Road), el abogado Sergio Cebolla, ex líder del PSOE que compitió en las primarias con Pedro Sánchez, el docente Rogelio López Garrido, la farmacéutica Laura Antón, Sonia Vescovacci y Mateo de “Policías por la Libertad”, el bombero Cristian de Albacete, Ángela Parra y Ana Medina de la Asociación Vencer el Autismo, Fernando Anía y Alberto Prados de Médicos por la Verdad, la gaditana Carmen Marín de Artistas y Técnicos por la Verdad, Miguel Ángel Jiménez, abogado de la Coalición Mundial por la Salud y la Vida COMUSAV, el montañero Jesús Vallés del “Movimiento Mayores” y un larguísimo etcétera, incluyendo a todos los representantes de las 72 asociaciones y colectivos que aglutina la Coordinadora Sin Miedo (CSM).
En la divulgación de noticias censuradas por las televisiones y la prensa del establishment tuvieron un papel destacadísimo, que merece nuestro aplauso, algunos canales de las redes sociales, como “Revelión en la Granja” de Fernando Vizcaíno, convocante de la primera gran manifestación con la que conseguimos romper el veto mediático, “Scabellum” del infatigable Luis de Miguel, “Un abogado contra la demagogia” del bilbaíno Aitor Guissasola, “Colin Rivas Sow” del controvertido Colin Rivas, “El Muro de la Verdad” de Pedro Pablo y Silvia de Diego, “La Ventana Esmeralda” del vallisoletano Antonio, La Caja de Pandora de “Ángel García”, y otros como Isabel Blasco de “Periodistas por la Verdad”, y los digitales Euskal News, MPR21, Plural21, El Salto, Diario16, etc.
Es de justicia también reconocer la valiosa aportación, aunque tardía y a veces algo tibia, de personajes relevantes como la Fiscal de Lérida Valery Oyarzum, la líderesa comunista y 11 años diputada por Izquierda Unida Ángeles Maestro, la ex secretaria general de las Juventudes Socialistas de Europa y destacada militante del PSOE Bea Talegón, el anarquista y profesor de Ciencias Políticas Carlos Taibo, el columnista del diario ABC Juan Manuel de Prada, el periodista de El Toro TV Cesar Vidal, el sacerdote Monseñor Vigaró, la escritora recientemente fallecida Suzane Powell, el líder espiritual Emilio Carrillo, el ingeniero y experto en transición energética Pedro Prieto, el director del Festival de Cine y Derechos Humanos de Barcelona Toni Navarro, El Coronel del Ejército del Aire Carlos Martínez Vara, Jefe de la Sección de Altos Estudios de la Escuela Superior de las Fuerzas Armadas, CESEDEN, o el Analista internacional Álex Corrons.
Como puede apreciarse, entre el centenar de personas aquí citadas hay intelectuales, personajes públicos y líderes políticos que abarcan todo el espectro ideológico, científicos, artistas, religiosos, sindicalistas, y profesionales de todo tipo, fiel reflejo de la pluralidad de este movimiento disidente y transversal que se ha ido configurando a lo largo de la plandemia, muchos de ellos amigos míos, a los que respeto y aprecio.
He obviado, sin embargo, mencionar a muchas otras personas, entidades, canales o colectivos que también han tenido o tienen cierto protagonismo y predicamento, pero cuya labor ha sido en mi opinión negativa cuando no miserable. Como en todo movimiento, siempre hay luces y sombras y en este particularmente no escasean las personas zafias y mezquinas que solo persiguen su interés personal, los desinformadores que publican falsas noticias o practican el sensacionalismo amarillista para ganar seguidores o popularidad, los arribistas, los fanáticos y descerebrados, los violentos o de ideologías totalitarias que se aprovechan del esfuerzo ajeno para obtener beneficio político o económico, los infiltrados, los conspiranóicos patológicos, los traidores y los enfermos de odio. Parafraseando al poeta Antonio Machado, “mala gente que camina y va apestando la tierra”. A ellos les dedicaré quizás otro artículo para desenmascararlos. Porque la gente tiene derecho a saber la verdad y por eso precisamente nos hemos unido en este heterogéneo pero cohesionado movimiento social.
Por último, estoy seguro de que me he dejado en el tintero muchos nombres de personas o entidades que merecerían estar aquí, porque su contribución para desmontar la plandemia ha sido tan relevante y decisiva como la de cualquiera de los aquí citados. A todas ellas les pido disculpas sinceras, no es fácil retener en la memoria tantos nombres.
Gracias anticipadas a todos por vuestra comprensión y espero reencontraros en futuras causas justas que sin duda tendremos que librar contra el totalitarismo y las fuerzas oscuras para defender nuestros derechos, reivindicar la transparencia en la gestión y para impedir una vez más la censura y la imposición de un régimen dictatorial y plutocrático.