El gobierno británico confirma la agenda de cambio de régimen contra Rusia

El lunes, un portavoz del primer ministro británico Boris Johnson dijo que las sanciones contra Rusia “que estamos introduciendo, que grandes partes del mundo están introduciendo, son para derrocar al régimen de Putin”.

Al preguntarle los periodistas sorprendidos en ese momento de honestidad desprotegida, el portavoz de Johnson intentó darle la vuelta a su comentario, afirmando, “No vamos a buscar nada relacionado con el cambio de régimen”. Más tarde Downing Street insistió en que el funcionario se había “equivocado”.

Por más que lo nieguen, las ambiciones de Reino Unido y de la OTAN en el conflicto con Rusia están siendo declaradas de manera cada vez más abierta. Escribiendo en el Telegraph el sábado, el ministro de defensa James Heappey dijo que el pueblo ruso debe ser “empoderado para ver lo poco que [a Vladimir Putin] le importa. Si se le muestra eso, sin dudas los días de Putin estarían contados”.

Este objetivo se plantea bajo la tapadera de la enormemente hipócrita acusación de que el gobierno de Putin es culpable de crímenes de guerra, una acusación formulada por países que han cometido demasiadas para mencionarlas aquí desde que la Federación Rusa surgió de la disuelta Unión Soviética en 1991.

En las Naciones Unidas el martes, la secretaria de exterior Liz Truss acusó a Putin de “violar el derecho internacional, incluso la Carta de la ONU y múltiples compromisos con la paz y la seguridad”.

Hablando a la BBC antes esa mañana, el parlamentario conservador y antiguo secretario de defensa Liam Fox dijo que “bien podría ser demasiado tarde para Putin y quizás [el ministro ruso de exteriores Sergey] Lavrov en términos de cometer crímenes de guerra. Pero estaremos buscando a los que tienen dinero, influencia política e influencia militar en Moscú, de lado de quién se posicionan en este conflicto. No es demasiado tarde para que ellos intenten parar lo que está pasando. Y el mundo estará mirando sus acciones individuales”.

Tobias Ellwood, el jefe conservador de la comisión de defensa, escribió en el Telegraph, “Desencadenar investigaciones por crímenes de guerra será ahora otra presión para Putin y sus compinches. No prescriben. Putin tiene 69 años. Todavía se lo podría juzgar por ellos a sus 79, 89 y 99 años. El cálculo que asesores, generales y soldados tienen que hacer es ¿cuánto va a durar Putin? ¿Cómo de estable es este régimen?”.

Si todos los principales criminales de guerra de los últimos 30 años fueran condenados mañana, Putin tendría que abrirse paso apretujándose hacia un banquillo ya abarrotado de funcionarios y oficiales imperialistas, muchos del Reino Unido. El gobierno de Johnson y sus aliados no tiene el menor interés en defender los derechos humanos o terminar la guerra, solo en usar la reaccionaria invasión rusa de Ucrania como excusa para proseguir con sus viejos planes de nombrar un gobierno títere en Moscú.

Además de implementar sanciones gigantescas, está intensificando su implicación militar en el conflicto, por medios que amenazan con una confrontación directa entre Rusia y las potencias de la OTAN. El domingo, Truss declaró que apoyaría “absolutamente” que la gente de Gran Bretaña fuera a luchar a Ucrania, “si la gente quiere apoyar esa lucha, apoyaría que lo hicieran”.

Downing Street publicó el desmentido más suave, repitiendo las pautas del ministerio de exteriores de que actualmente se aconseja a los ciudadanos británicos no viajar a Ucrania.

El secretario de defensa Ben Wallace fue más entusiasta, al decir en el programa Today, “No creo que Liz Truss dijera que apoyamos que gente sin entrenamiento vaya a luchar… Si vas a ser un luchador allí, antes que nada por favor intenta seguir el consejo del ministerio de exteriores, porque es peligroso. Pero en segundo lugar, entrénate, junta experiencia, no seas personal de servicio. Pero fundamentalmente es una situación peligrosa, así que si vas a luchar, sé un profesional que ya haya prestado servicio”.

Cantidad de ciudadanos británicos, muchos con entrenamiento militar de alto nivel y años de experiencia, ya están haciendo preparativos para ir, como cuentan sin aliento los medios corporativos. Mamuka Mamulashvili, comandante de la Legión Nacional Georgiana voluntaria, le dijo a Sky News que sabía de más de cien voluntarios británicos, la mayoría con un pasado militar.

El Mirror informa de un “comité de expertos de veteranos del SAS” que se dirigen a Ucrania, “financiado por un país europeo, no mencionado aún, vía una empresa militar privada”. Según el documento, “entre ellos están los francotiradores altamente entrenados y expertos en el uso de misiles antiaéreos y antitanque”. Se cita que uno dijo, “Muchos antiguos colegas del regimiento de paracaidistas también están muy dispuestos a ir. Mucha gente está deseosa de ir, y eso tiene que ser organizado muy rápidamente”.

Comandantes del ejército británico están aparentemente preocupados acerca de “murmullos mediante canales extraoficiales de que algunos soldados están considerando [ir a Ucrania]”. Según el Telegraph, Sir Chris Tickell, el segundo en comando del ejército, ha enviado una carta a todos los soldados advirtiéndoles de no viajar y arriesgarse a un daño a la “reputación y la presentación” o a un “error de cálculo”.

La participación de ciudadanos británicos en la guerra en Ucrania crea una tapadera para las operaciones de fuerzas especiales no declaradas, brinda un posible pretexto para la intervención y es una provocación imprudente a una potencia nuclear.

El gobierno británico ya está contribuyendo directamente con equipamiento militar sustancial al ejército ucraniano. Heappey escribe, “Los misiles antitanque de hombro que entregamos hace solo cuatro semanas ahora se están utilizando de manera generalizada y se han vuelto uno de los favoritos de los valientes guerreros ucranianos que luchan en la primera línea”. Johnson ha “indicado al ministerio de defensa que envíe más, cosa que haremos”.

Una fuente gubernamental le dijo al Sun que el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky le había dado al Reino Unido una “lista de la compra” con “solicitudes específicas para equipamiento militar durante llamadas telefónicas casi diarias, y estamos trabajando sin parar para llevarlas a Ucrania”.

En una rueda de prensa ayer en la base militar de Tapa en Estonia, Johnson, la primera ministra estonia Kaja Kallas y el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, respondieron preguntas de pie ante dos tanques de guerra, uno cubierto con la bandera nacional del Reino Unido. Johnson se jactó una vez más de las 22.000 personas del personal militar ucraniano entrenadas por Reino Unido y el “apoyo militar adicional” que estaba ofreciendo.

En el frente económico, las empresas británicas están complementando las sanciones del gobierno rompiendo sus vínculos con la economía rusa. La petrolera Shell se retiró de proyectos en Rusia por valor de $3 mil millones. BP ha sufrido una depreciación de $25 mil millones al vender su cartera en Rosneft. El mayor fondo de pensiones británico, el Universities Superannuation Scheme, se está deshaciendo de todos sus bienes en Rusia, por valor de £450 millones, igual que la Iglesia de Inglaterra, por £20 millones. El Guardian se refirió a “La gran desvinculación: cómo las empresas británicas están deshaciendo la exposición a Rusia”.

Esto viene aparejado de un bloqueo cultural mayor que cualquier cosa vista durante la Guerra Fría, que tiene por objetivo estimular la hostilidad antirrusa en la población. El famoso director de orquesta Valery Gergiev se ha visto obligado a renunciar a su cargo como presidente honorario del Festival International de Edinburgo. El Ballet Estatal Ruso de Siberia se ha visto obligado a anular su gira por el Reino Unido después de que los teatros de Bristol, Wolverhampton, Northampton, Edinburgh, Bournemouth, Southend y Peterborough cancelaran espectáculos.

La muy mal llamada secretaria de cultura de Reino Unido, Nadine Dorries, dijo que estaba “contenta de ver” las cancelaciones y exigió que “otros escenarios tomaran medidas”. Muchos lo han hecho. El Hipódromo Darlington, el Belgrade in Coventry, el Blackburn’s King George’s Hall y el Aldershot’s Princes Hall, todos ellos han cancelado actuaciones de la Ópera Estatal Rusa.

Ni el alcohol ruso está exento. Bares y empresas hoteleras como Nightcap Group y Arc Inspirations estan retirando el vodka y otros productos alcohólicos rusos de sus menús. Pero se lleva la palma de la rusofobia corporativa barata el sitio web de comparación de precios Compare the Market, que ha retirado anuncios muy conocidos en los que sale un suricata dibujado con acento y nombre ruso.

Ayer, el regulador de los medios británicos Ofcom anunció que había abierto 15 investigaciones a la cadena Russia Today, que desde hace mucho tiempo es blanco del establishment político y mediático británico. Si se determina que el canal ha violado estándares de imparcialidad “podría perder su licencia para emitir en el Reino Unido”, dice el Guardian babeando. Comenta el diario, “Aunque Ofcom es operativamente independiente del gobierno, su conducción es designada por ministros, y ha estado recibiendo una presión política sustancial tanto desde los conservadores como de los laboristas”.

(Publicado originalmente en inglés el 1 de marzo de 2022)