Fuente: La Jornada/Silvia Ribeiro * 25.04.2020
Uno de los velos que se ha hecho pedazos, dejando al descubierto una fétida realidad, es el rol del sistema alimentario agroindustrial, principal factor de producción de epidemias en décadas recientes.
La cría industrial de animales en confinamiento (avícola, porcina, bovina) es una verdadera fábrica de epidemias animales y humanas. Grandes concentraciones de animales, hacinados, genéticamente uniformes, con sistemas inmunológicos debilitados, a los que se administran continuamente antibióticos, por lo que, según la OMS, son la principal causa de generar resistencia a antibióticos a escala global. Un perfecto caldo de cultivo para producir mutaciones de virus más letales y bacterias multirresistentes a los antibióticos, que con los tratados de libre comercio se distribuyen por todo el globo.
El biólogo Rob Wallace, autor del libro Big farms make big flu, documenta este proceso analizando los brotes de nuevos virus de origen animal, las gripes aviar y porcina, ébola, zika, VIH y otros. Gran parte se originó en criaderos, otros en animales silvestres, como el nuevo coronavirus que proviene de murciélagos. Estudios recientes indican que no llegó directamente a los humanos, sino hubo intermediarios. El secuenciamiento genómico señala pangolines, pequeños mamíferos asiáticos. Podrían haber sido otros, por ejemplo, los megacriaderos de cerdos que existen en Hubei, provincia de la que Wuhan es capital. Grain compiló datos al respecto (https://tinyurl.com/ybdvmegz).
Al tiempo que se detecta el Covid-19, los grandes criaderos de cerdos en China son devastados por otro virus que afecta y mata a millones de cerdos: la peste porcina africana, que afortunadamente no ha mutado aún en virus infeccioso para humanos, pero crece por China y Europa ( https://tinyurl.com/y9f98atd ).
La relación entre ganadería industrial y epidemias-pandemias va más allá de los grandes criaderos. Como explico en otro artículo (Desinformémonos, https://tinyurl.com/ydenks9z), hay causas concomitantes: la cría masiva de animales confluye con la destrucción de hábitats naturales y de biodiversidad, que hubieran funcionado como barreras de contención de la expansión de virus en poblaciones de animales silvestres.
Los principales responsables de esta destrucción de ecosistemas son el sistema alimentario agroindustrial en su conjunto, el crecimiento urbano descontrolado y el avance de megaproyectos para servicio de los anteriores, como minería, carreteras y corredores comerciales, como por ejemplo el Corredor Transístmico.
El sistema alimentario agroindustrial juega el papel principal: según la FAO, la causa mayoritaria de deforestación en el mundo es la expansión de la frontera agropecuaria industrial. En América Latina causa 70 por ciento de la deforestación, y en Brasil hasta 80 por ciento.
De toda la tierra agrícola del planeta, 78 por ciento (!) se usa para la industria pecuaria a gran escala: sea para pasturas o siembra de forrajes. Más de 60 por ciento de cereales que se siembran globalmente son para alimentar animales en confinamiento (Grupo ETC, https://tinyurl.com/y7lszo4n).
En cada paso de la cadena alimentaria agroindustrial, 4-5 grandes trasnacionales dominan más de 50 por ciento del mercado global. (Ver Tecno-fusiones comestibles, mapa del poder corporativo en la cadena alimentaria, Grupo ETC, 2020 https://tinyurl.com/y8bwd6k3).
Por ejemplo, solamente tres empresas (Tyson, EW Group y Hendrix) controlan toda la venta de genética avícola en el planeta. Otras tres la mitad de toda la genética porcina. Y unas pocas más la genética bovina. Esto causa una enorme uniformidad genética en los criaderos, que facilita la trasmisión y mutación de virus.
Igual sucede con las empresas del comercio mundial de commodities agrícolas (granos y oleaginosas), controlado casi en totalidad por seis empresas: Cargill, Cofco, ADM, Bunge, Wilmar International y Louis Dreyfus Co, que comercian los forrajes que van a la cría industrial de animales, principalmente soya y maíz transgénico.
Las mayores procesadoras de carne avícola, porcícola y vacuna son actualmente JBS, Tyson Foods, Cargill, WH Group-Smithfield y NH Foods. WH Group, de China, es la mayor empresa porcícola del globo y domina en América del Norte, dueña de Granjas Carroll, donde se originó la gripe porcina.
Es significativo el caso de Cargill, que siendo la mayor empresa global de comercio de commodities agrícolas pasó de proveer forrajes a ser además criadora, siendo la tercer compañía mundial de cárnicos (aves, cerdos, vacas).
Pese a los desastres que está causando la pandemia de Covid-19, esas empresas siguen sus actividades, gestando la próxima pandemia, que podría incluso ocurrir mientras la actual sigue activa.
Es hora de terminar con este sistema agroalimentario absurdo y dañino, que solamente beneficia a las corporaciones. Es el principal factor de cambio climático y pese a utilizar de 70 a 80 por ciento de la tierra, agua y combustibles de uso agrícola, sólo alimentan a 30 por ciento de la población mundial (ETC Group, https://tinyurl.com/yxv3dz8s).
* Investigadora del Grupo ETC