Fútbol y conflictos armados (Parte I)

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Fútbol y conflictos armados (Parte I)

Un aparente símbolo de unión y pertenencia para todos los habitantes de Costa de Marfil. Aunque, dicha simbología terminó llegando al plano político en el año 2000, creando una ley que exigía a los candidatos presidenciales, ser hijos de padres marfileños, obligatoriamente.

De entrada se preguntará usted “¿qué pueden tener en común estos elementos?”. Partamos de la definición de conflicto armado establecida por el Comité Internacional de la Cruz Roja, CICR: “son las acciones armadas en el interior de un Estado que dan lugar a hostilidades dirigidas contra un gobierno legal, que presentan un carácter colectivo”. Y en cuanto al fútbol, aunque no siempre ha sido nombrado de manera abierta en medio de episodios de conflicto armado, ha desempeñado algunos roles importantes como elemento de reconciliación, con otros y/o con los territorios.

En el presente apartado, nos centraremos en Costa de Marfil o Côte d’Ivoire. Un país de África Occidental, que con sus 322.463 km², ocupa el puesto número 52 entre los países más poblados, y el puesto número 69 entre los más grandes del mundo. Si bien su capital es Yamusukro, la sede de gobierno se encuentra en Abidján. No obstante, es importante mencionar que entre 1904 y 1958, fue una unidad de la federación de África Occidental Francesa, y era administrada desde París.

Félix Houphouët-Boigny fue el primer presidente de la historia de Costa de Marfil, siendo apodado como “el sabio”, o “el viejo”. Asimismo, es reconocido como el padre de la independencia de este país. Desde los años 30’s, empezó a liderar protestas en contra del acaparamiento de la tierra en manos de unos pocos propietarios coloniales. Gradualmente, escaló a través de diferentes roles políticos, logrando la presidencia en 1960.

Luego de su muerte, se empezaron a generar tensiones en el manejo político del país, tomando tintes étnicos y rechazos que dividían a la población marfileña; todo esto bajo la difusión del concepto de la ivoirité o marfilidad. Un aparente símbolo de unión y pertenencia para todos los habitantes de Costa de Marfil. Aunque, dicha simbología terminó llegando al plano político en el año 2000, creando una ley que exigía a los candidatos presidenciales, ser hijos de padres marfileños, obligatoriamente.

Esta decisión, desconoció el gran porcentaje de la población inmigrante, quienes en su mayoría provenían de Burkina Faso. Con la expedición de esta ley, se terminó de gestar un estallido social, el 19 de septiembre de 2002. Se dio una tentativa de golpe de Estado, llevado a cabo por parte del Movimiento Patriótico de Costa de Marfil, y dando origen a la primera guerra civil de este país, dividiéndolo entre norte y sur. En el norte apoyaron esta rebelión y el Movimiento Patriótico se instaló en Bouaké, la segunda ciudad de mayor tamaño del país.

Tan solo en los primeros tres meses de esta guerra civil iniciada en el año 2002, se presentaron 300 muertos y un millar de indefensos desplazados, sumado a cientos de desaparecidos y un conflicto permanente en diversos territorios entre los golpistas y las fuerzas del gobierno. Este intento de golpe de Estado, inició en Abidján, ciudad donde nació Didier Drogba. Sí, el futbolista famoso, goleador histórico de la selección de Costa de Marfil, bicampeón con el Chelsea en la temporada 2005-2006, futbolista del año en África, y un largo etcétera de palmarés  y reconocimientos.

Si bien para ese entonces Drogba jugaba para el Chelsea, con su prestante dueño quien movía grandes sumas de dinero en el fútbol inglés, el jugador marfileño siempre tuvo presente la responsabilidad social de ser una figura pública reconocida. No era solo un futbolista cosechando triunfos personales y grupales, sino que también decidió ser la voz de todos aquellos que no suelen ser escuchados, y que llevan a cuestas el peso de las consecuencias propias de una guerra.

El día que Costa de Marfil clasificó por primera vez al Mundial, en octubre de 2005, con un contundente 3 a 1 contra Sudán, en medio de todo el júbilo y los festejos que solo el fútbol sabe crear, Drogba le habló de rodillas a su país: “Ciudadanos de Costa de Marfil, del norte, sur, este y oeste, os pedimos de rodillas que os perdonéis los unos a los otros. Perdonad. Perdonad. Un gran país como el nuestro no puede rendirse al caos. Dejad vuestras armas y organizad unas elecciones libres”. Y este fue solo un primer paso.

Para el año 2007, en el marco de las eliminatorias de la copa de África, Costa de Marfil debía enfrentarse a Madagascar en Abidján, principal centro económico del país. Sin embargo, aquí intervino Didier Drogba, quien deseaba que el partido se diera en Bouaké, principal centro de las fuerzas de la oposición. Esto implicaba que el gobierno, en cabeza del presidente Laurent Gbagbo, debiera ponerse de acuerdo y trabajar en sincronía con los integrantes de la rebelión, y así lograr el buen desarrollo del partido.

Para sorpresa de todos, se dio este acuerdo en pro de la ilusión y alegría que representaba la selección de los elefantes en el país. Se logró el 3 de junio de 2007, y resultó ser un día histórico, puesto que tanto las fuerzas rebeldes como del gobierno en turno, compartieron graderías y entonaron el himno del país a una sola voz. «Ver a los dos bandos juntos, cantar al unísono el himno de mi país fue muy especial. Sentí que Costa de Marfil volvía a nacer» fueron las palabras de Drogba.

Al final del partido, los diferentes cuerpos de seguridad lo rodeaban, para felicitarlo, admirarlo y lograr tomarse una foto con el eterno goleador. Todo esto, dio paso a un anhelado episodio de reconciliación, logrando que semanas después, se firmara el fin de la guerra y se empezara un proceso de desarme, junto con la convocatoria a nuevas elecciones presidenciales. La tranquilidad volvía a Costa de Marfil, gracias a un grande dentro y fuera de las canchas.

Si bien años después Costa de Marfil reincidió en conflictos bélicos, cada vez que cuento esta historia, me resulta admirable y muy grato pensar en ese rol rebelde que decidió asumir Didier Drogba, quien perfectamente podría solo haberse ocupado de pensar en el próximo auto para su colección, o elegir una nueva mansión para sus vacaciones de verano. A pesar de ello, decidió romper con el esquema típico del futbolista profesional, y no ser un deportista más sin voz ni voto frente a las necesidades emergentes en sus lugares de origen o contextos inmediatos, sino que asumió una responsabilidad social que era necesaria en este país del continente africano.

Aquel partido y aquella selección, fueron una clara muestra de que no importan las etnias, sino el bienestar común. Asumieron que el mejor ejemplo de lo que debería ser la ivoirité o marfilidad, es ver un seleccionado nacional con Drogba, originario del sur, y con los hermanos Touré del norte; un verdadero mosaico de la riqueza marfileña, entretejido por un balón que le dio cohesión a una nación.

En la próxima entrega volaremos a la costa colombiana, a la región de los Montes de María y el corregimiento de El Salado donde en cinco días, se asesinaron cruelmente entre sesenta y cien personas, dejando en completa soledad este pequeño pueblo del departamento de Bolívar, el cual posee una impresionante riqueza natural, hechos emblemáticos alrededor de canchas de fútbol, conflictos armados, resiliencia y hasta una historia con el Bayern Munich. Sí, el gigante teutón también tendrá algo que ver en este capítulo de fútbol, guerra y resistencia.


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