Casi ninguno de los más de 30 millones de “peruanos” tiene certeza del origen etimológico del término Perú. Los cronistas de la época de la invasión hablan de un Cacique llamado Birú, otros, de algún riachuelo con ese denominativo… Al final, los invasores habitados por el deseo del metal lo nominaron Perú, y con esa nominación del verdugo nos quedamos. Y nos enorgullecemos der “ser” peruanos.

¿Qué es ser peruano? ¿Es pertenecer a ese megadiverso territorio de más de millón de Km2? Pero, ¿acaso no coexisten más de 50 diferentes pueblos oficialmente reconocidos en ese territorio? ¿Cuál de esos pueblos es el pueblo peruano?

¿Cuál es el hombre o mujer peruana? ¿El quechua? ¿El aymara? ¿El shipibo?…

Me dirás, la bandera bicolor (rojo y blanco). Dime, ¿cuál es el color central de la bandera peruana? Blanco. ¿De qué color es la piel del patrón, de los santos o de su Dios? Blanca.

El color blanco se puso en el centro de los símbolos patrios para que tú y yo idealicemos la blanquitud como el color superior y perfecto, frente al color cobrizo de los pueblos. Y para que no levantes la cerviz frente al patrón, el color del Dios europeo también es blanco (aunque el Nazareno haya sido cobrizo).

¿Con qué se identifica el peruano? ¿Con Machupiccuchu? Pues, ese santuario es quechua, ahora, en manos foráneas. ¿Con el cebiche? Pues, ese plato también se prepara y lo comen otros pueblos. ¿Con el pisco? Haber, ¿preguntemos por el pisco a los que se denominan chilenos?

Quizás los próceres. Pero, déjame decirte que los próceres de la supuesta independencia no estaban pensando, ni en Ud., ni en mí cuando hacían su trabajo. Ellos peleaban porque las élites de su época les pagaban por ello. ¿Ud. cree que José de San Martín vino a pie desde Argentina de gratis para pelear por un pueblo que desconocía?

No existe una identidad peruana. Coexisten diferentes identidades culturales en lo que se llama Perú. Pero, eso que llamamos Perú no acepta a la diversidad de pueblos más allá del folclorismo comercial.

Al final, aunque duela, lo peruano o Perú es un concepto vacío de contenidos. Convertido en una marca comercial en los últimos decenios neoliberales para que los empresarios vendan productos “marca Perú”.

En dos siglos de República criolla no se pudo construir una comunidad política imaginada (nación peruana). ¿Cómo se podría construir una identidad nacional en un archipiélago de pueblos y nacionalidades diferentes dominados por una oligarquía obtusa? Existe un aparente Estado empresa, pero sin nación. Y pueblos diversos sin Estado de derecho.

Los pueblos que cohabitamos en lo que llamamos Perú tenemos la ineludible tarea de emprender procesos de reconstitución territorial e identitario hacia adentro, y atrevernos a imaginar entre todos los pueblos el Estado que deseamos construir con la participación y en beneficio de todos y todas.

Este camino es el proceso de la Asamblea Constituyente Plurinacional para consensuar reglas básicas de convivencia y horizontes de bienestar compartidos. El nuevo Estado deberá necesariamente reconocer y garantizar territorios autónomos para todos los pueblos indígenas o no.