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“La mayoría de rusos están frustrados y enfadados, pero también deprimidos y apáticos”. Entrevista con Borís Kagarlitsky
Boris Kagarlitsky
Àngel Ferrero
26/09/2021
Naturalmente, el resultado de las elecciones se decide de antemano. La administración presidencial ya tiene una lista de futuros diputados, y no sólo sabe quién será elegido, sino cuántos votos va a obtener. El aspecto interesante del actual sistema político ruso es que nos enfrentamos a un fraude institucionalizado. La mayoría de la legislación electoral que se aprobó en 2020 está especialmente diseñada para facilitar, organizar y gestionar el fraude como parte integral del proceso electoral. Las comisiones electorales reciben instrucciones detalladas sobre cómo, cuándo y en qué proporción han de “añadir” votos, etcétera. Es todo muy formal, muy burocrático. Diría que se ajusta mucho a la teoría de la racionalidad burocrática de Max Weber.
Esto es exactamente lo que va a hacer que estas elecciones sean extremamente especiales e interesantes. En primer lugar, hemos de ver cómo funcionará este sistema en la práctica. En segundo lugar, este sistema ignora totalmente la existencia de los votantes. Esto es también un gran misterio: cómo reaccionarán los votantes al hecho de que son totalmente ignorados e incluso vistos como un obstáculo al proceso electoral “normal”. Como me dijo un veterano burócrata provincial, para hacer que las elecciones vayan como una seda necesitamos que la gente no venga a los centros de votación.
¿Cuáles son los temas principales de estas elecciones? Se ha hablado mucho de la reforma de las pensiones.
Los partidos de la oposición oficial, tanto el Partido Comunista de la Federación Rusa (PCFR) como Rusia Justa, insisten en que si obtienen la mayoría van a abolir esta impopular reforma de las pensiones. Pero nadie se los toma en serio. Teniendo en cuenta las normativas actuales no tienen ninguna oportunidad de obtener la mayoría y su historial de fracasos a la hora de hacer frente a las políticas del gobierno incluso cuando tenían alguna oportunidad de hacerlo es de sobras conocido. A menos que se modifique el sistema de gobierno y el régimen político no hay ninguna oportunidad ni siquiera de mejoras parciales. Sin embargo, puede esperarse que mucha gente vote por ellos solamente en protesta por la situación actual. Como hemos dicho en nuestra página web, Rabkor, votar dificulta el fraude. Así que es mejor votar. Hay asimismo unas pocas regiones “excepcionales” en el Este y en el Norte de Rusia donde mantienen la arcaica tradición de contar los votos. Puede que allí la oposición gane repentinamente o al menos obtenga resultados llamativos. Véase la campaña del antiguo “gobernador rojo” de Irkutsk, Serguéi Levchenko, por ejemplo. Puede que veamos allí una razonablemente seria movilización política de la izquierda.
¿Cuál ha sido el impacto de la pandemia de COVID-19 en Rusia?
La pandemia de COVID-19 ha afectado tanto a la economía como a la sociedad, pero es difícil saber cómo modificará nuestra política. El público occidental debería tener en cuenta que el confinamiento en Rusia ha sido muy breve e inconsistente. Hay una resistencia muy fuerte a la vacunación, apoyada en parte por algunos políticos del PCFR, pero ideológica y culturalmente representa a los elementos más retrasados y reaccionarios de nuestra sociedad.
Me gustaría preguntarle por los partidos mismos. ¿Ha habido cambios de importancia en Rusia Unida (RU)?
Rusia Unida no es un partido político en el sentido tradicional del término, sino más bien una asociación de altos burócratas y gente rica conectados al gobierno. Está profundamente dividido, pero estas divisiones nada tienen que ver con la política. Todo se reduce a cómo redistribuir el poder y el dinero en la élite. Y no es tanto sobre diferentes grupos de intereses, como en Occidente, como sobre posiciones personales e influencia.
Una encuesta reciente ha llamado la atención en Occidente, ya que mostraba al PCFR a sólo seis puntos de distancia de RU. ¿Cree que el PCFR obtendrá mejores resultados en estas elecciones?
La opinión de los votantes no va desempeñar ningún papel en las elecciones. Así que estas encuestas no tienen ningún sentido excepto el de hacer que la administración se ponga más nerviosa y acabe cometiendo incluso un fraude electoral mayor (para garantizar el resultado, los funcionarios locales “añadirán” incluso más votos al sistema).
La lista del PCFR tiene este año a ocho candidatos del Frente de Izquierdas –incluyendo a Anastasia Udaltsova, la esposa del coordinador del Frente de Izquierdas, Serguéi Udaltsov– y a siete de ‘Por un nuevo socialismo’. En una entrevista reciente mencionaba cómo Valeri Rashkin, al frente del partido en Moscú, asistió a un debate organizado por Rabkor, algo que parecía imposible no hace mucho. ¿Se trata de un signo de apertura del PCFR?
Más bien muestra el nivel de divisiones en la dirección del partido y hasta cierto punto la debilidad del partido cuando se trata de política real. Hay unos cuantos activistas en el partido, pero no están satisfechos con la dirección actual. Y en la dirección hay unas cuantas personas como Rashkin o Levchenko que están dispuestos a bajar a la pelea política real y ven oportunidades reales. Pero la dirección del partido los considera una amenaza. Tanto Rashkin como Levchenko fueron recientemente expulsados del Presidium. En cuando a Anastasia Udaltsova y Nikolái Platoshkin, poir el contrario, representan una base política leal que no promueve ningún cambio. Hablando sobre activistas de base, conviene también mencionar a Mijaíl Lobanov, que se presenta por el PCFR en Moscú, y a unos cuantos jóvenes. El mismo hecho de que se les permita presentarse es ya un enorme logro, aunque tengan muy poco apoyo del partido, si alguno, y las oportunidades de resultar elegidos sean escasas.
Has descrito al PCFR como un “animal extraño”, pero Rusia Justa parece en esta ocasión el animal más extraño de todos: aparece en todas partes como un partido socialdemócrata, pero en enero se fusionó con dos formaciones nacional-conservadoras, Patriotas de Rusia y Por la verdad (Za Pravdu), del escritor Zajar Prilepin. ¿Qué explica este cambio político?
La administración presidencial ordenó a Rusia Justa fusionarse con el partido de Prilepin y tuvieron que obedecer. Ninguno de los dos estaba satisfecho con esta decisión, pero en Rusia estas órdenes no se debaten. La existencia de la oposición aquí depende en seguir las órdenes del gobierno. El PCFR tiene un poco más de autonomía, pero también está muy limitada. Hay un ala izquierda en Rusia Justa también, pero se está debilitando. A Anna Ochkina se la obligó a retirarse de la campaña a las elecciones de gobernador de la región de Penza, acusada de actuar como un “agente extranjero” (tenía contactos con la Fundación Rosa Luxemburgo de Alemania). Otra voz de la izquierda en RJ, Oleg Shein, ahora mantiene un perfil bajo para evitar problemas.
¿Cómo podría afectar el resultado a las relaciones con Estados Unidos y la Unión Europea?
No creo que las elecciones vayan a afectar nada a menos que haya grandes protestas después de que los votos sean “contados”. Pero incluso en ese caso no va a afectar a la política exterior de Rusia.
Casualmente, los alemanes acuden a las urnas una semana después. Las elecciones en Alemania siguen abiertas, pero Los Verdes, que como sabe tienen una posición muy agresiva hacia Rusia, podrían jugar un papel clave en la futura coalición de gobierno. ¿Qué esperan los rusos del próximo gobierno alemán?
Rusia se ha aislado políticamente del mundo debido a la incompetente política extranjera del actual gobierno. No se trata de Crimea o de las relaciones con Ucrania, sino de la falta de estrategia. No les importan los intereses nacionales a largo plazo, son incapaces de trabajar en alianzas a largo plazo. Y el régimen actual ve el aislamiento como algo bueno por motivos domésticos. Así pues, la llegada de Los Verdes alemanes al gobierno no va a cambiar mucho las cosas. Puede que destruya el proyecto de Nord Stream 2, pero ése es un problema de Gazprom, no de Rusia. Además, pienso que Nord Stream 2 es malo incluso para Gazprom, porque presionará a la baja el precio del gas y tendrá probablemente que encajar pérdidas.
En un artículo reciente, el periodista ruso Leonid Ragozin dijo que Occidente no debería subestimar el apetito de los rusos para la protesta en los próximos meses. ¿Está de acuerdo?
La mayoría de rusos están frustrados y enfadados, pero también deprimidos y apáticos. Puede que empiecen a protestar de repente, pero puede que mantengan la calma. Los resultados de las elecciones puede que haya manifestaciones y disturbios, pero lo más probable es que no sea un gran problema para las autoridades. Sin embargo, puede que haya otras ocasiones para salir a la calle. Los conflictos nacionales pueden generar grandes movilizaciones nacionales de protesta como ya casi ha ocurrido con las manifestaciones multitudinarias en Jabárovsk del año pasado. Así que tenemos todas las razones para esperar que la gente se rebele contra el orden existente. Qué suceso será la chispa que encienda la llama, nadie lo sabe.
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