Fuente: El ViejoTopo
|
|
|
|
WILKIE COLLINS
Jorge Luis Borges no se cansó de repetir a todo el que quiso oírle que La dama de blanco y La piedra lunar, las dos grandes novelas de Wilkie Collins, pertenecen a la estirpe de los libros inolvidables. El gran poeta Eliot adoraba a ambas. Fitgerald, insigne traductor y casi inventor de Omar Jayyam, prefería La dama de blanco, pero para Swinburne La piedra lunar es una obra maestra. La relación de escritores que han alabado las novelas de Collins es infinita.
¿Cuál es la razón de que autores tan dispares como los citados proclamen unánimemente la bondad de ambos libros? La respuesta habrá de hallarse en el galopante ritmo de la trama, en el equilibrio que alcanza entre la novela de detectives y el melodrama, en los desenlaces imprevisibles, en un manejo inigualable de la intriga y el suspense, y en una galería de personajes admirables y universales.
CHARLES DICKENS
Vida y aventuras de Martin Chuzzlewit es una sátira deudora de la obra de Swift, en la que el joven Martin actúa como observador irónico de la sociedad norteamericana, que no sale bien parada en sus consideraciones. Catalogada dentro del género picaresco, esta novela es, efectivamente, una crítica corrosiva del panorama social y político de los jóvenes Estados Unidos de América. Como cabía esperar, la obra fue acogida con un sonoro rechazo en tierras americanas, que tanto habían aplaudido obras críticas con la sociedad inglesa de su tiempo, como Oliver Twist.
Como acertadamente subrayó Vladimir Nabokov, en unas páginas entusiásticas, “todo lo que tenéis que hacer al leer Casa desolada es relajaros y dejar que sea vuestra espina dorsal la que domine”. En efecto, los juegos y las trampas de la intriga policial garantizan una enfebrecida lectura repleta de sobresaltos y sorpresas
VIDA Y AVENTURAS DE MARTIN CHUZZLEWIT
RESCATE DE LIBROS
Nos hemos propuesto rescatar, en nuestros boletines, unos libros de años anteriores. Esta semana destacamos:
LA DEMOCRACIA TOMADA EN SERIO
Paulo Flores d’Arcais
Hoy en día nos encontramos en esta situación: o impulsamos la democracia hasta tomar en serio sus principios, o nos preparamos para perderla. Porque hoy, la democracia está herida. La política –el espacio público– se ha convertido en una cosa privado.
¡SUBSCRÍBETE A LA REVISTA!
–también disponible en digital–