El viaje del rey

Fuente: http://loquesomos.org/el-viaje-del-rey/                             Lilith Rojo                                                                                      

Lilith Rojo*. LQS. Agosto 2020

El gran eufemismo es llamar exilio a estas vacaciones, que no son más que una operación de maquillaje para salvar a la monarquía y al soldado Felipe. Y que su majestad tenga un retiro dorado en una república, para más cachondeo, haya sido cocinado por la Casa Real y el Gobierno…

El rey se ha ido de viaje y se ha levantado una polvareda como si miles de elefantes alarmados huyeran despavoridos. Pero los paquidermos pueden estar tranquilos porque el destino del retiro del monarca parece ser más caribeño y jocoso. Y hasta estos animales de gran memoria saben que llamar a este retiro exilio es mucho llamar.

Y no sé a qué viene tanto revuelo si al fin y al cabo el rey poco paraba en casa con su ajetreada vida social subvencionada por lo que nos había ido sisando mientras nos distraía con sus números siempre adornados con los polvos de la mágica transición. Así que ¿en qué cambia esto las cosas, si la justicia ante la cual es irresponsable no iba a juzgarlo? Además dicen que dijo que volvería en caso de necesidad judicial, magra garantía la palabrita de campechano. Aunque también dijo que la justicia era igual para todos en una de sus intervenciones navideñas en el club de la comedia nacional.

¿En qué cambia la situación con respecto a la semana pasada si Juan Carlos no renuncia a ser rey emérito, si su hijo sigue alabando la figura de su padre en un comunicado público, si el gobierno cierra filas como guardia pretoriana de la monarquía presentando a Felipe VI como adalid de la transparencia, si la justicia silba mirando al horizonte? Poco importan los tuits con la opinión de los socios de gobierno, esos que dicen ser republicanos, que dicen que no sabían nada de la operación de rescate Bribón, pero que al final acabarán sustentando la monarquía.

Juan Carlos debió ser bautizado como Eufemiano Borbón ya que en la carta a su hijo le escribe que ante la repercusión pública que están generando “ciertos acontecimientos pasados de mi vida privada, te comunico mi meditada decisión de trasladarme, en estos momentos, fuera de España”. Así que tenemos que la corrupción, el robo y el disfrute de lo robado por parte de toda la familia real, vacaciones y lunas de miel, son ciertos acontecimientos de su vida privada que por supuesto no tienen nada que ver con su cargo vitalicio de rey. Ese que le ha dado derecho a meter mano a diestro y siniestro a plena luz del día, impunemente, mientras se reía de nosotros con sus reales primos de Arabia en sus juergas de las mil y una comisiones, mientras sus súbditos, a mi pesar, permanecían a oscuras gracias a la corte de babosas bipartidistas. Y atención al «en estos momentos», tan extraños sin la coletilla del tan señalados, que suena a los envases vacíos de antaño, retornables.

De todas formas el gran eufemismo es llamar exilio a estas vacaciones, que no son más que una operación de maquillaje para salvar a la monarquía y al soldado Felipe. Y que su majestad tenga un retiro dorado en una república, para más cachondeo, haya sido cocinado por la Casa Real y el Gobierno dice muy poco de esta democracia que permite al emérito que disfrute de lo robado poniendo en vez de solución al problema, tierra y mar entre el rey de primera y el de segunda división jugando al despiste. Solo espero que la ciudadanía con criterio sepa que se le está ayudando para que no nos rinda cuentas o lo que os lo mismo que se le está dando auxilio para eludir una improbable acción de la justicia y eso creo que debe andar tipificado en algún código. Esta es la ejemplaridad y la transparencia que nos quieren vender viajando a gran velocidad por el tobogán hacia la cloaca perfecta que es este Reino de mierda.

Lo único que podría consolar al respetable público de este entremés es que la obra que siga a este preludio de humor negro lleve por título Repúblicas y que sea de tal calidad que nos haga levantar de nuestros asientos con entusiasmo para trabajar con ahínco por lo público y salvarnos de tanta miseria moral y material.

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