Fuente: https://ctxt.es/es/20200701/Politica/32448/Mar-Calpena-entrevista-Jose-Mansilla-Ciudad-de-vacaciones.htm Mar Calpena 3/07/2020
JOSÉ MANSILLA / COESCRITOR DE ‘CIUDAD DE VACACIONES’
“El turismo no es un derecho. Lo son el descanso y las vacaciones remuneradas”
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José Mansilla (Sevilla, 1974) es antropólogo y miembro fundador del Observatorio de Antropología del Conflicto Urbano (OACU), asociación con la que ha llevado a cabo numerosas actividades en torno a la vida de la ciudad de Barcelona. Es coeditor del libro ‘Ciudad de vacaciones: conflictos urbanos en espacios turísticos’, una obra grupal donde se analiza el fenómeno del turismo y los conflictos que este provoca, y es también profesor de varias escuelas de turismo, donde sus alumnos hacen trabajos sobre los free tours o la gentrificación en los barrios, temas que toca también en nuestra conversación, que salta de un tema a otro dentro del fascinante espacio que es la ciudad. Comienza explicándome que la arquitectura hostil, que consiste en poner trabas a las personas sin hogar en el mobiliario urbano, no se da en las zonas ricas ni en la periferia, sino precisamente donde hay turismo, y acabamos hablando de decrecimiento.
¿Qué es el Observatorio de Antropología del Conflicto Urbano?
Es un grupo que formamos en 2012 una serie de gente vinculada a la UB, pero de manera autónoma a esta. Sobre todo doctorandos, precarios, predoctorales, que en ese momento llevábamos a cabo una serie de trabajos sobre diferentes barrios de la ciudad de Barcelona y pensamos en converger para hacer actividades, montar jornadas… Vimos que nos lo pasábamos bien, y lo que al principio era una cuestión muy informal fue tomando forma. Las tesis nos dieron mucho juego: montamos un ciclo de cine, publicamos dos o tres libros, pero todo muy lúdico y no acabado de vincular con la universidad… Ahora estamos en la segunda fase, la del relevo generacional, que cuesta más. Uno de los fundadores tuvo que irse de la ciudad, porque le subieron el alquiler de 800 a 1.600 euros, otro se tuvo que montar una empresa al acabarse la beca… Seguimos trabajando, y ahora lo estamos estructurando. Además, haciendo seminarios, hemos sacado algún libro más, pero hay un trabajo de fondo que no se ve tanto y que es el que ahora reavivamos.
¿Cuál es el camino de salida del monocultivo turístico?
El turismo debe ser gobernado. Está muy de moda hablar de “gobernanza turística”, de regular que el turismo sea de una manera, y no se ha hecho
Hace diez años que vivo en Barcelona, y cuando llegué no se hablaba del turismo. Había otros enemigos, se hablaba de transformaciones urbanas. Había pasado la época del Forum de Les Cultures, y estábamos en toda la transformación de la desembocadura del Besós, que quería modificar todo el paisaje social de aquella parte, un tipo de modificación homeopática sobre La Mina, la influencia de los planes europeos, la impostura del uso de los términos “cultura” o sostenibilidad para justificar grandes eventos. Yo vivo en el barrio de Poble Nou (un antiguo núcleo fabril, ahora gentrificado), y allí lo que se hablaba era del distrito tecnológico del 22@ … Barcelona siempre se ha movido a base de grandes ideas-proyecto que trataban de involucrar con elementos pretendidamente progresistas y simbólicos a la mayor cantidad de población, pero que en el fondo lo que llevaban era un poco lo de siempre. El Fòrum hablaba de cultura y el 22@ de nuevas tecnologías. Y, ¿quién no querría vivir en una ciudad con un distrito tecnológico que supuestamente tendrá mejores trabajos, servicios, etc.? Pero el turismo llega más tarde. Para hacer un distrito tecnológico hay que hacer muchas cosas, modificar el Plan General Metropolitano, enfrentarse a los vecinos, buscar inyecciones de dinero para crear infraestructuras… para el turismo eso ya no hace falta, el turismo viene solo. Estás gestionando recursos que son intangibles y simbólicos, y que producimos entre todos, y que el turismo acaba apropiándose. Además, es relativamente barato de implementar como sector.
¿Le he leído a usted la idea que el turismo son oleadas sucesivas de extracción?
Hay una metáfora que se utiliza frecuentemente, que es que el turismo funciona como una mina. Es extractivo. En sus inicios, no hay que hacer nada. Los mismos empresarios se organizan. No hacen falta grandes planes ni inversiones. Barcelona, además, tiene la ventaja de los cien años de trayectoria que tiene en este sentido, hay un conocimiento y una burguesía que apuestan por él. De la Barcelona industrial o postindustrial, o de la que vive de ferias y congresos, a la Barcelona turística el salto era muy pequeño. La proyección ya estaba.
¿Era inevitable que Barcelona se convirtiera en la meca turística que es ahora?
Si no se gobernaba, sí. El turismo debe ser gobernado. Está muy de moda hablar de “gobernanza turística”, que es que haya instrumentos y regulaciones para que el turismo sea de una determinada manera, y no se ha hecho. De hecho, siempre explico que en la historia de Barcelona hay tres grandes planes estratégicos. El primero es a principios de ochenta, hay otro hacia el 92, y uno a finales de los noventa. Pero no hay ningún plan turístico hasta los años dos mil, y en los otros planes casi ni se menciona. No se le daba importancia, los horizontes eran otros. De hecho, en cada plan estratégico puedes ver cuál era el contexto social y global del momento por las preocupaciones que refleja. En los ochenta, regiones europeas; en el 92, nuevas tecnologías; más tarde, las ciudades globales.
¿Hay modas en la concepción de las ciudades? Pienso ahora en las “smart cities”
Trias cuando llega al poder se encuentra con que Barcelona es una ciudad encajonada, que tiene cien metros cuadrados, y que no puede crecer más físicamente
¡Por supuesto! Es muy curioso, porque eso lo saca Trias en 2011, apoyado por gente, por cierto, como Manuel Castells, que es alguien muy vinculado a las nuevas tecnologías. Trias cuando llega al poder se encuentra con que Barcelona es una ciudad encajonada, que tiene cien metros cuadrados, y que no puede crecer más físicamente. Todos los grandes proyectos urbanísticos ya están hechos. Plantea incluso el Plan Ictíneo, que es crear un nuevo frente en la antigua playa del Morrot, que debía ser un hub tecnológico y una estación de cruceros, para que el turismo entrara en la ciudad por el Paral·lel. Él no tiene lugar donde dejar su marca, y el tema de las smart cities le funciona muy bien, porque le permite hacer cosas en la ciudad y transformarla sin intervenir físicamente en el territorio. Además, una smart city puede ser cualquier cosa. ¿Acaso querrías vivir tú en una ciudad tonta? ¡Claro que no! La idea es atraer inversiones, al igual que antes. Pero –y esto ya lo dice Castells cuando habla, por ejemplo, de la Sevilla post 92– por mucho que tú pongas la ciudad a disposición de los inversores eso no significa que estos tengan que venir. Silicon Valley es como es por la inversión del estado estadounidense. Pero al final lo que funciona es el turismo, por el boom de las “low cost”, la aparición de Airbnb, las plataformas digitales y Barcelona es muy atractiva, tiene mar, buen tiempo, aeropuerto, encanto cosmopolita…
Pero eso también es un intangible…
Claro, nos está vendiendo a nosotros. Ahora mismo, nosotros charlando en un bar somos parte del encanto de esta ciudad. Y Trias lo que hace es echar más leña al fuego. Tiene una intervención ante los empresarios del turismo cuando se acercan las elecciones que se la paso siempre a mis alumnos. En ella les dice “nosotros estamos aquí para hacer lo que vosotros queráis. Si llegamos al poder, sois vosotros los que nos diréis qué hacer, porque sois los que sabéis qué hacer. He recibido quejas sobre la burocracia, la limpieza, la iluminación … y lo resolveremos, pero el resto depende de vosotros”. Y reforma la ordenanza de terrazas en 2013, permite que las panaderías, las charcuterías, etc., tengan un espacio de degustación. Quiere reactivar la economía de la ciudad privatizando el espacio de la calle, y el resto se hace solo. Y en parte deshace el plan de usos de Ciutat Vella, y permite que se construyan hoteles que en teoría no se podían haber hecho. Cumple lo que ha prometido. Claro, en el contexto de una España cada vez más dedicada a producir servicios para otros países de Europa, esto hace el resto.
¿Ha sido buscado este cambio de modelo productivo?
No tengo muy claro si fue una intención deliberada o simplemente era un intento de hacer dinero. Pero es una dinámica que no se puede parar tan fácilmente cuando después llega Colau. Muchos esperaban demasiado del gobierno de Colau: ni estaba entre sus objetivos, ni tenían la capacidad o la experiencia, y, sobre todo, pasa que la capacidad de un gobierno municipal, sea el de Barcelona o sea el de Madrid, para detener dinámicas globales es tirando a cero. Porque las competencias son las que son. Cuando se habla de bajar los alquileres en Berlín se olvida que Berlín es una ciudad-estado, Barcelona es una ciudad potente, pero tiene unas competencias muy limitadas.
¿Hacia dónde vamos? ¿Qué sale, por ejemplo, de la comparación con la ciudad de Madrid?
Cuando se habla de bajar los alquileres en Berlín se olvida que esta es una ciudad-estado, Barcelona es una ciudad potente, pero tiene competencias limitadas
Las políticas destinadas a controlar el turismo en Barcelona han sido más valientes que en el Madrid de Carmena. El PEUAT, el Plan Estratégico de Alojamientos Turísticos –que regula la construcción de nuevos hoteles– es una iniciativa muy valiente, porque toca directamente el bolsillo de los grandes intereses, y que evidencia lo mismo que te decía, que las herramientas con las que cuenta un ayuntamiento son básicamente urbanísticas. La restricción a los alojamientos turísticos es muy valiente, pero ha habido también una actitud más pragmática, o donde al menos no se ha llegado tanto al fondo como es entrar en el Consorcio de Turismo de Barcelona. La promoción turística de la ciudad es financiada por el sector público, pero gestionada por el sector privado, a través de la tasa turística y productos como el bus turístico. El bus turístico, por cierto, es un buen ejemplo: los conductores son de TMB, el bus es del Consorcio y los informadores, de una empresa subcontratada. Claro, si quieres gobernar el turismo, estás poniendo en manos del sector privado una entrada de dinero a la que nunca querrá renunciar voluntariamente. Para ellos, cuantos más visitantes mejor.
¿Y esto se puede controlar?
Claro, es complicado, no somos una isla, no podemos cerrar las puertas e impedir que llegue más gente. Si quieres que venga menos gente, debes reducir la promoción de la ciudad, pero si ésta queda en manos del sector privado, eso no ocurrirá, porque sería pegarse un tiro en el pie. Al menos ahora hay alguien del Ayuntamiento dentro del Consorcio, aunque en estos momentos, con el PSC, seguimos igual.
¿Y en el Área Metropolitana?
Desde el Ayuntamiento no había la capacidad de impulsar una reindustrialización. Muchos fenómenos, como el alza de alquileres, o Airbnb, se han desplazado a Hospitalet
Al principio de Colau se hablaba mucho de ella, se habló de un alcalde metropolitano, se construyeron estrategias de coordinación con otras alcaldías para reindustrializar el Besòs, porque si no hay turismo, debe haber alguna otra cosa, como industria. Pero desde el Ayuntamiento no había la capacidad de impulsar una reindustrialización de la ciudad. Muchos fenómenos de la ciudad, como el alza de los alquileres, o Airbnb, se han desplazado a Hospitalet, por ejemplo. Y para frenarlo hay una regulación muy potente que pasa por la coordinación entre partidos de signo diferente que gobiernan los municipios afectados. Claro, hay cosas que en Madrid se notan menos por una simple cuestión de dimensiones. Madrid es mucho mayor, lo que hace que algunos fenómenos se noten menos, o menos deprisa. Los hoteles de Madrid antes parecían más baratos, pero al final les ha llegado todo igual. Sin gobernanza, el turismo lo engulle todo.
¿Llegará esta gobernanza global?
Mira, la OMT, la Organización Mundial del Turismo, es la única agencia de la ONU dirigida por el sector empresarial. Si miras sus órganos rectores, están formados por lobbies turísticos, es la única agencia público-privada de Naciones Unidas. Esta gente no quiere regular. El sector turístico solo toma decisiones cuando le afectan directamente. Te pongo el ejemplo de la turismofobia. Cuando se empieza a hablar de ello en 2017, enseguida se subieron al carro, porque la cosa iba contra sus intereses. Pero cuando comenzaron las cancelaciones de reservas enseguida empezaron a matizar su discurso. Lo mismo ha pasado este año con la seguridad.
¿Qué alternativas tiene el ciudadano ante todo esto?
Organizarse.
¿Somos parte del problema cuando vamos de vacaciones?
Si quieres ordenar el turismo, el acento debe ponerse en la oferta, regularla, decrecer, etc. Debe estar enfocado a la oferta y la generación de oferta a través de la promoción. No nacemos queriendo ser turistas. El turismo no es un derecho. La declaración de los derechos humanos lo que dice es que tienes derecho al descanso, al ocio, y a vacaciones remuneradas. Lo que hace el turismo es aprovecharse de esto y venderte algo. Todo esto del turismo consciente es hacer recaer la responsabilidad en el ciudadano, cuando debe estar en las empresas.
¿El turismo es una herramienta de control social? Pienso en la semana de vacaciones como placebo político durante el “desarrollismo”
Ahora ya no tanto, porque la sociedad no es tan homogénea y todos tenemos gustos diferenciados, pero el turismo, como consumo, tal vez sí. No sé si sabes que Benidorm está propuesta como Patrimonio de la Humanidad, porque a nosotros nos puede parecer horroroso, pero es una forma de turismo donde la esfera vital del vecino y la esfera del turista están completamente separadas, no hay Airbnb, hay una zona que crece en altura, donde están los hoteles y los borrachos, y el impacto es otro. Hoy a cada individuo se le crean necesidades diferentes. Está todo tan segmentado que ya no puede ser un placebo. Además, ¡con suerte salimos de excursión, si está todo fatal!
¿Sigue viva la idea de que existe la “turismofobia”?
Cuando convenga a los intereses del sector turístico volverá a aparecer, no lo dude.
¿Y la idea de que haciendo subir el ticket medio por turista se pueden mejorar las cosas?
El turismo no es un derecho. La declaración de los DD.HH. lo que dice es que tienes derecho al descanso, al ocio y a vacaciones remuneradas. Lo que hace el turismo es aprovecharse de esto
Es que el capitalismo funciona con un crecimiento constante, la única manera de desturistificar es desmercantilizar determinadas esferas. Volver a pasar elementos que antes eran cotidianos, como una conversación o una terraza, al ámbito de lo que es de todos es muy difícil, sin detener la maquinaria. Y esto se extiende como una mancha de aceite. Los ayuntamientos de L’Hospitalet o Badalona no se lo están tomando en serio, y más cuando tienen el ejemplo de Barcelona tan cerca. El turismo siempre necesita crear nuevas atracciones o estar rotando la gente que viene. No podemos dejar que los políticos evalúen el turismo solo por el número de visitantes, ni por los ingresos que genera, porque esto obvia la calidad del trabajo que se genera o el impacto medioambiental. No importa si el ticket medio es alto o bajo, lo que importa es cómo vive la gente que trabaja en el sector, y más ampliamente, la de toda la ciudad. ¿De qué sirve que un turista pague 1.000 euros la noche por una habitación de hotel si la persona que la limpia no cobra ni 900 al mes?
AUTORA >
Mar Calpena
Mar Calpena (Barcelona, 1973) es periodista, pero ha sido también traductora, escritora fantasma, editora de tebeos, quiromasajista y profesora de coctelería, lo cual se explica por la dispersión de sus intereses y por la precariedad del mercado laboral. CTXT.es y CTXT.cat son su campamento base, aunque es posible encontrarla en radios, teles y prensa hablando de gastronomía y/o política, aunque raramente al mismo tiempo.
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