El lado más oscuro de los Cascos Azules en el Congo

                                                                                                               09/01/25

La misión de la ONU en la República Democrática del Congo (RDC) con sus cascos azules lleva veinticinco años en suelo congoleño (primero como MONUC, ahora como MONUSCO), es la más importante de todas, con 14.000 soldados -más policías, observadores militares, personal civil- y supone un gasto anual de más de 1.100 millones de dólares. Muchos congoleños desean su salida, ante lo que consideran una completa falta de resultados pero cubre un hueco difícil de suplir por el Ejército congoleño y el propio gobierno.

Pero, al margen de ello, el papel de los cascos azules en la RDC tiene un lado tan oscuro como vergonzoso que suma abusos sexuales, venta de armas, contrabando…

VENTA DE ARMAS, CONTRABANDO DE ORO… COLABORACIÓN CON EL ENEMIGO

La misión de paz de la ONU en la RDC surgió con el mandato de supervisar los acuerdos de paz que debían poner fin a un conflicto bélico como pocos ha visto nuestro planeta y que enfrentó en territorio congoleño no solo a su propio Ejército y a un sinfín de grupos armados sino a Ejércitos de Zimbabwe, Ruanda, Uganda, Angola, Namibia, Burundi y Chad, además de otros que lo hicieron a través de apoyo a los beligerantes. Que las fuerzas enviadas para supervisar y controlar esos acuerdos, los cascos azules, acabaran colaborando con grupos armados, estableciendo transacciones comerciales o, incluso, vendiéndoles arma, por mucho que viniera de una parte de esas fuerzas de paz, suponen un completo fallo en la implantación de la misión, una vergüenza para los propios cascos azules y un completo descrédito frente a la población que debían proteger.

El primer descrédito de los cascos azules correspondió a fuerzas uruguayas que en junio de 2004 abandonaron el aeropuerto de la ciudad de Bukavu, en la provincia de Kivu Sur, ante el ataque de las fuerzas del tutsi congoleño Laurent Nkunda, que había continuado la guerra por su cuenta tras los definitivos acuerdos de paz de Pretoria.  En noviembre de 2006 volvieron a hacer lo mismo respecto al edificio del Tribunal Supremo que custodiaban y que dejaron a expensas de los seguidores del rebelde Jean-Pierre Bemba -hoy miembro del gobierno congoleño-  que lo incendiaron.

Pero más grave aún fue lo que descubrió una investigación de la Agencia France Press: la colaboración de militares indios con las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR), el grupo armado que crearon los responsables del genocidio tutsi tras huir de Ruanda, y que dañaba severamente a la población congoleña en las zonas en las que se asentaron. En octubre de 2005 una operación conjunta de los cascos azules y el Ejército congoleño contra las FDLR en Virunga, provincia de Kivu Norte, resultó fallida porque diez días antes un capitán indio había advertido a los rebeldes de lo que iba a ocurrir. Diversas operaciones para repatriar a Ruanda a estos rebeldes fracasaron por el mismo motivo.  A cambio de estas informaciones y de raciones de alimentos, los militares indios recibieron dinero y oro de las minas que controlaban los rebeldes hutus y explotaban utilizando a la población civil.

En 2007 era la BBC la que volvía a señalar a los cascos azules indios y a sus buenas relaciones con los rebeldes de las FDLR, a los que compraron drogas, marfil y oro que utilizaron para contrabando. Los servicios de control interno de la MONUC abrieron una investigación sobre «acusaciones de tráfico de oro por parte de fuerzas de paz indias en Kivu del Norte”.

La investigación de la BBC también acusaba a un regimiento de cascos azules paquistaníes de haber vendido armas a cambio de oro al Frente Nacionalista e Integracionista, una milicia de la etnia lendu de la provincia de Ituri acusada de diversas matanzas que también tuvo excelentes relaciones con la multinacional minera del oro Ashanti. Tan singular relación tuvo un sangriento final pues un ataque del FNI costó la vida a nueve soldados paquistaníes, que respondieron con un ataque en el que murieron entre cincuenta y sesenta rebeldes y supuso el inicio del fin para esta milicia.

ABUSOS Y EXPLOTACIÓN SEXUAL…  TRATA DE PERSONAS

Si en los vergonzosos casos de venta de armas o contrabando destacaban las fuerzas indias y paquistaníes, en lo referido a violaciones, abusos y explotación sexual se ven salpicadas muchas nacionalidades participantes en las fuerzas de paz y llega hasta la actualidad.

En 2004 la prensa británica implicó en estas actividades a cascos azules uruguayos y marroquíes. La prensa sudafricana habló de violencia contra niños, implicando a un coronel sudafricano. Dos tunecinos fueron repatriados y un francés entregado a la Justicia para ser juzgado por pedofilia.  Respecto a los cascos azules marroquíes, en diciembre de 2006, antes de abandonar su cargo, el Secretario General de la ONU, Kofi Annan, reconoció que habían estado implicados en casos de violaciones, pedofilia y trata de personas.

En 2007 la directora Raymonde Provencher, en su documental El deshonneur des casques bleusrelataba el secuestro de tres menores por cascos azules en Goma a los que violaron tras drogarlo. También esta película hablaba de los «bebés MONUC» que dejaban a su suerte los cascos azules tras su partida y las niñas rechazadas por sus familias tras sufrir abusos de su parte.

En 2008 los cascos azules indios, como ya hemos visto muy activos en actividades ilegales en cuanto a venta de armas y contrabando en años anteriores, saltaban a la palestra en este vergonzoso apartado de abusos sexuales. Y lo hacían por actividades que venían ocurriendo desde años atrás, como manifestó un funcionario de la ONU, que citó que mas de un centenar de soldados indios habían participado en abusos de menores, sobre todo niñas. El propio Ban Ki-moon, entonces secretario general de la ONU, se sintió «profundamente preocupado» toda vez que las investigaciones iniciadas encontraban indicios de realidad en las confesiones del anónimo funcionario de esta organización. El ministerio de Defensa indio abrió una investigación y prometió castigo para los culpables que, según otras informaciones, habían sido previamente devueltos a su país.

La propia ONU mantiene un registro de casos detectados en todo el mundo, con 64 en 2013, 52 en 2014 y 69 en 2015… de los cuales 16 correspondían al Congo, sólo superado por la República Centroafricana. Pero no se detienen en ese año los abusos y violaciones y se amplía la nómina de países implicados.

En abril de 2016 un portavoz de la ONU informaba de la denuncia de once jóvenes congoleñas, seis de ellas menores, violadas por soldados tanzanos. De ellas, siete habían dado a luz y cuatro permanecían embarazadas en el momento de la denuncia. En octubre de ese año, Tanzania repatrió a una unidad de su Ejército formada por sesenta hombros y sobre la que recaían las acusaciones de reiteradas violaciones a mujeres y niñas.

El escándalo más cercano es de 2023 y afectó a ocho militares sudafricanos que, en principio, fueron arrestados -con violenta resistencia de su parte, por cierto- por infringir las normas de comportamiento de los cascos azules acudiendo tras el toque de queda a bares donde se practicaba la prostitución pero, en el momento en que fueron repatriados a Sudáfrica, el Ejército sudafricano los calificó de «sospechosos de haber mantenido un sistema de prostitución masiva frente a su base», lo que los convertía de clientes en proxenetas.

LA RESPONSABILIDAD DE LA ONU, LO QUE PUEDE HACER… SUS LÍMITES

La ONU ha iniciado numerosas investigaciones ante las diversas denuncias de abusos sexuales, venta de armas o contrabando pero éstas han recibido críticas en cuanto a su eficacia, como las de la organización Human Rights Watch, que en 2007 manifestaba en una carta abierta al Secretario General Adjunto de Operaciones de Mantenimiento de la Paz su decepción:

estamos decepcionados por la manifiesta estrechez de las conclusiones del informe, la falta de transparencia del procedimiento, el lento avance de la investigación y, lo más importante, la falta de acciones legales hasta la fecha

La BBC también manifestó sus quejas por las limitaciones impuestas a la hora de investigar en el caso de los militares paquistaníes que habían tenido tratos con la milicia del Frente Nacionalistas e Integracionista congoleño.

La consecuencia de todo ello es que los cargos contra los militares de uno de los países con mayor aportación a misiones de paz fueron retirados «a falta de pruebas concluyentes».

La ONU también ha tomado medidas para frenar todas estas prácticas vergonzosas. Algunas de un efecto más que dudoso, como la prohibición a las fuerzas de paz de mantener relaciones sexuales con mujeres congoleñas en 2005, o solicitar la repatriación de contingentes enteros ante la sospecha de abusos sexuales que adoptó en marzo de 2016 el Consejo de Seguridad pese a la opinión contraria de países que consideraban injusto un castigo colectivo por las acciones de unos pocos.

En cualquier caso hay que remarcar las importantes limitaciones que la ONU tiene para actuar contra los militares que cometan abusos o corruptelas durante las misiones de paz. Los países participantes en estas misiones «prestan» sus tropas a la ONU, pero éstas están bajo el mando de sus propios jefes y solo responden penalmente ante sus tribunales nacionales. Puede abrir investigaciones, solicitar la repatriación de soldados y pedir que no participen en nuevas misiones de paz, además de establecer restricciones a las fuerzas de paz, como la ya citada u otras impuestas como imponer toques de queda, prohibir a uniformados vestir de civil, etc. pero no puede ir más allá.

UN LADO OSCURO QUE DAÑA A LA POBLACIÓN Y A LAS MISIONES DE PAZ

Los terribles hechos narrados no pueden considerarse como aislados ni fruto de comportamientos individuales y es de suponer que son más que los conocidos. No obstante no hay que olvidar los enormes contingentes que forman o han formado las distintas misiones de paz en la RDC y los miles de soldados y civiles que han pasado por ellas en veinticinco años. Los propios cascos azules, como hemos dicho, muy criticados por la sociedad congoleña por su ineficacia, ven ensuciada una labor, en todo caso necesaria, que a otros de sus miembros les ha costado la vida durante el cumplimiento de su deber.

Imagen de portada: Cascos Azules –   Flickr | Detalles de la licencia –  Creador: UN Photo/Marie Frechon Imagen propiedad de: UN Photo/Marie Frechon

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