Fuente: https://amecopress.net/DenunciaTuBar-nueva-campana-para-descubrir-los-casos-de-sumision-quimica Paula Barrado Revuelta 19 de noviembre de 2021.
#DenunciaTuBar, nueva campaña para descubrir los casos de sumisión química
Madrid, 17 nov. 21. AmecoPress. – El pasado 10 de noviembre, la influencer Sindy Takanashi publicó un vídeo en el que denunciaba el abuso sexual con sumisión química de una seguidora. La joven, que prefiere permanecer en el anonimato, le explicó a través de un escrito que el camarero del Pub Insomnia de Madrid la habría drogado tanto a ella como al amigo que la acompañaba y después la violó.
Según relata, el trabajador del local se insinuó constantemente con ella e insistió en invitarles a los dos a un chupito a partir del cual no recuerdan nada con claridad. Desde ese momento, solo tienen recuerdos por separado.
El amigo recobró la conciencia en el exterior del pub, que ya estaba cerrado. Al ver que no estaba con su acompañante, empezó a golpear repetidas veces la puerta metálica intuyendo que ella estaba dentro.
Por otro lado, la joven recuerda que el camarero la arrastró por el local mientras ella estaba semiinconsciente, después tiene una laguna y, posteriormente, vuelve a recobrar el sentido al notar una presión en la vagina. En ese momento vio al camarero sobre ella e intentó quitarse repetidas veces hasta que lo consiguió pese a que él se opusiera físicamente. Ahí se dio cuenta de que él no llevaba preservativo y cogió su móvil, que estaba en el suelo e iluminado porque su amigo la estaba llamando desde el exterior. La chica echó a correr y consiguió salir por una pequeña rendija que se había quedado abierta de la puerta del garito.
Lo siguiente que recuerda es despertarse en el hospital, donde el personal sanitario le dijo que simplemente había sido una mala borrachera y que no le habían encontrado drogas en la sangre. No le recogieron muestras de la vagina.
Pocos días después, decidió contarle lo sucedido a su madre, quien, investigando, encontró un hilo de Twitter de unas chicas que denunciaban haber sufrido lo mismo en el Pub Insomnia, aunque a ellas sí las habían encontrado drogas en la sangre. Al ponerse en contacto con ellas, le contaron que había más chicas que decían haber sido drogadas y violadas en ese local.
El vídeo ha tenido una repercusión inmensa en las redes sociales y han sido muchísimas las mujeres que han relatado en los comentarios una historia muy similar sobre otros bares y discotecas de toda España. “A una amiga y a mí nos pasó algo parecido. Con la ‘suerte’ de que no nos violaron porque pasamos por casa para ir al baño antes de seguir la fiesta y de ahí no salimos. Teníamos 18 y 21 años, fue hace 7. Y la desinformación y miedo hizo que nunca moviésemos ni dijésemos nada”, contaba una usuaria de Instagram. Otra escribía: “Distinto lugar, pero a mí también. Si alguna necesita hablar que sepa que tiene abiertos mis DM. Justicia para todas, no estamos solas”.
Cada vez son más los casos de violaciones con sumisión química y las nuevas drogas de diseño, que no dejan rastro en el cuerpo, anulan la voluntad y provocan amnesia, están dejando a los agresores impunes y a las mujeres en una situación de vulnerabilidad y peligrosidad intolerable. No deberíamos tener miedo de salir de fiesta por lo que nos puedan hacer.
Campañas contra el acoso y el abuso sexual en el ocio nocturno
En Bélgica y en Francia también se han denunciado casos de agresiones sexuales y violaciones contra mujeres en los bares nocturnos. La semana pasada, centenares de mujeres salieron por las calles de Bruselas con el lema #BalanceTonBar para denunciar esta situación, que ha ido en aumento desde octubre y que no tiene el respaldo necesario de las autoridades.
España se ha sumado a esta campaña a través del hashtag #DenunciaTuBar, que además ha facilitado un correo (denunciatubar@gmail.com) para que cualquier víctima pueda denunciar de manera anónima el abuso o las agresiones sufridas en el ocio nocturno. En solo tres días, ya se han publicado dos testimonios de mujeres que explican haber sido drogadas, una en Alicante y otra en Vigo.
Foto: archivo AmecoPress