Fuente: La Jornada Marcela Heredia* 29.11.21
El origen del surgimiento del SARS-CoV-2, sin embargo, sigue siendo un enigma, aunque para la mayoría de los medios es asunto cerrado y replican lo que sus intereses defienden: que surgió de China, el mayor competidor comercial de Estados Unidos.
Casualmente, los más poderosos líderes políticos también han sido bastante precavidos en ir más allá, a pesar de que China, al denunciar una campaña difamatoria en su contra, ha invitado dos veces a los expertos de la OMS a realizar en ese país el rastreo de los orígenes del virus. En agosto de este año China acusó a los servicios de inteligencia estadunidenses de fabricar un informe carente de evidencias fehacientes. Su propósito no es otro sino utilizar esta cuestión para echar la culpa a China, eludir sus propias responsabilidades y diseminar un virus político
, remarcaba la declaración oficial.
Pero ¿para qué cambiar de idea si el mundo entero repite lo mismo? Quienes hemos seguido de cerca el desarrollo de esta pandemia, y hasta nos hemos contagiado alguna vez y sobrevivido a ella, sabemos que no se trata de cualquier virus, pero sí de uno muy fuerte, cuyas secuelas pueden llegar a ser de largo aliento. Tal vez por eso hay quienes investigan el origen del virus y enfrentan hipótesis distintas a las de Estados Unidos.
*Periodista argentina