Fuente: https://arrezafe.blogspot.com/2020/05/contra-el-imperio-michael-parenti.html?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed%3A+ElArrezafe+%28el+arrezafe%29 Michael Parenti 11 mayo, 2020
El gobierno afgano estaba propiciando una reforma agraria, estableciendo una ley de salario mínimo apoyada por los sindicatos, poniendo en marcha programas de educación pública para niños ¡y niñas!, lo cual era algo inusual y deseado. Ese era el gobierno al apoyaron los soviéticos y al que, tras sus repetidas solicitudes, apoyaron. Y entonces vino esa espantosa guerra. Ese gobierno estaba haciendo lo que el gobierno de los Estados Unidos no tolerará en ninguna parte, no tolerará a ningún gobierno del mundo que intente establecer un sistema alternativo fuera del proceso de globalización, fuera de ese sistema de multinacionales transnacionales y financiación global capitalista. Incluso un país capitalista que intente desarrollar un nacionalismo económico propio, incluso eso no será ya tolerado. Eso era tolerado cuando existía la Unión Soviética. Cuando existía la Unión Soviética, Yugoslavia era «tolerada» como dique contra la Unión Soviética, un país independiente y a menudo crítico con ésta, pero también socialista. Fue el derrocamiento de la Unión Soviética lo que llevó a los intereses dominantes del capitalismo occidental a ciertas conclusiones: ya no tenemos por qué hacer ningún tipo de contrato social con nuestra propia clase trabajadora. No tenemos que dirigirnos a ti y decirte: te das cuenta, vives mucho mejor que la gente allá en Rusia. Ya no necesitamos deciros eso, vencimos, y volvemos de nuevo a Rusia. De hecho, tras el derrocamiento de la URSS, una demanda comenzó a aparecer en toda la prensa de la derecha: si ahora en los países antes socialistas disponemos de un mercado libre totalmente desregularizado y la posibilidad de adquirir y privatizar, ¿por qué debemos seguir tolerando programas sociales, propiedad pública, regulación y cosas por estilo en nuestro propio país? Ya no tenemos por qué aceptar todo eso. Y vosotros, trabajadores, podéis olvidar las expectativas de longevidad, el seguro laboral y todo lo demás, no tenéis otro sitio al que ir, podéis utilizar el color que queráis, ya sea rojo, rosa o cualquier otro, pero se acabó la amenaza soviética y ya no tenéis base ni referente mundial. Y ahora los capitalistas pueden dirigirse a los países del tercer mundo, antes apoyados por la Unión Soviética, y decirles: os vamos a ayudar a reconstruiros y a crear una próspera clase media, a haceros más parecidos a Europa occidental y Norte América para evitaros la tentación de caminar hacia el comunismo, es decir al socialismo. Queremos el capitalismo para vosotros, pero un capitalismo con rostro humano. Pues bien, ese capitalismo con rostro humano es ahora un capitalismo en toda vuestra jeta, ya no tiene por que ser “humano”.