Fuente: https://www.telesurtv.net/bloggers/Chavez-Vive-La-lucha-sigue–20200305-0005.html?utm_source=planisys&utm_medium=NewsletterEspa%C3%B1ol&utm_campaign=NewsletterEspa%C3%B1ol&utm_content=33 Pablo Jofre Leal 5 marzo 2020
El día 5 de marzo del año 2013 el comandante Hugo Chávez Frías terminaba su existencia física tras un par de años de lucha contra un cáncer, que minó su cuerpo pero nunca su espíritu de lucha.
Un Hugo Chávez que un día 6 de diciembre del año 1998, con su triunfo en las elecciones presidenciales en su país, comenzaría a cambiar la fisonomía de una Venezuela sometida a décadas de dominio entre Adecos (partido Acción democrática) y copeyanos (partido Socialcristiano) es decir los partidos políticos dominantes que se alternaron el poder en Venezuela, durante medio siglo tras el fin el gomecismo, desde el año 1945 hasta el año 1998 cuando la figura de Chávez derriba ese poder oligárquico.
Un Chávez que comenzaría a mostrarse con la adarga bajo el brazo, para signar su lucha y con ella la de Venezuela y su proceso bolivariano como digno sucesor en la estafeta entregada por el comandante Fidel Castro Ruz en la defensa de conceptos como el de soberanía, dignidad y autodeterminación, fundamentalmente frente a Washington y sus aliados europeos, incapaces de aceptar que ya nada sería igual en materia de relaciones políticas, económicas, militares y en el seno de organismos internacionales, como fue el caso de la organización de naciones unidas (ONU) donde la voz de Venezuela se convierte en una daga clavada en la lucha contra el sionismo y su política de ocupación y colonización contra el pueblo palestino.
A un Chávez que en horas de su muerte se le tuvo que reconocer, sí o sí su valor y trascendencia en los años que condijo la “revolución Bonita” como solía llamar al proceso bolivariano cuya marca indeleble se llama Hugo Chávez. Incluso, las más altas instancias de la ONU rindieron su homenaje a un hombre que entregó todo por la unidad de los pueblos oprimidos del mundo. Un político, como sostuvo el exsecretario general de la NOU, el coreano Ban Ki moon, que “durante largos años dio una fuerte batalla por lograr la unidad en Venezuela y en los países latinoamericanos”.Una Revolución Bonita afincada en la historia de lucha de Venezuela, de la mano del Libertador Simón Bolívar y cuya unión explica aquella máxima repetida permanetemente hasta el día de hoy: Bolívar vive y la lucha sigue.
Este 5 de marzo del 2020 encuentra a Venezuela en dificultades económicas, sanciones, bloqueos, embargos, ataques contra sus empresas como PDVSA, la aerolínea Conviasa, el robo de sus activos en bancos europeos. Gran parte de ellas impulsadas por el Gobierno de Estados Unidos, junto a una ofensiva política opositora fuertemente promovida desde el exterior y que sigue teniendo como punta de lanza e instrumento de batalla un personaje secundario, sacado de los bajos fondos de una oposición ultraderechista y capaz de pedir la invasión de su propio país para alcanzar sus objetivos. Juan Guaidó, autoproclamado presidente en enero del año 2019, devenido en el títere de la administración Trump, el Grupo de Lima y todos aquellos que quieren tener su tajada en la inmensa riqueza petrolera venezolana y asestar un duro golpe a los afanes de cambio, que tanto requiere nuestro continente.
El sacerdote católico Ernesto Cardenal,veterano dirigente sandinista en la lucha contra Somoza y recientemente fallecido sostuvo admirado respecto al fallecido comandante y la revolución cuando la conoció, recorrió y escribió “En Chávez hay una sonrisa permanente que vuelve radiante su rostro medio mestizo y medio mulato, con el cual las clases populares deben sentirse muy identificadas. Tiene también una manera muy peculiar de mirar a los ojos, fijamente, como quien mira algo especial. Pero la revolución venezolana no es sólo un líder carismático sino un pueblo detrás. Los enemigos han hecho la caricatura de un carisma que parece cómico, y una popularidad que es totalitarismo. Lo cierto es que en Venezuela para muchísimos se está cambiando la vida”
Efectivamente, Con Chávez Venezuela cambió: la población postergada, el negro, el mulato, el pobre, el habitante de las chabolas y ranchos se levantó con una dignidad que hizo temblar a aquellos que pensaban y actuaban contra ese pueblo con desprecio. Un pueblo que exigió sus derechos y los consiguió, en salud, vivienda, en sus derechos políticos. Si Bolívar soñó con la unidad de nuestros pueblos en Latinoamérica, Chávez alentó y caminó esa senda, ayudando a crear todo tipo de instituciones que apoyaran esa idea. Telesur en comunicaciones, Petrocaribe en apoyo energético a los países del caribe, el Alba en contraposición a la alianza económica dirigida por estados Unidos. Fortaleció MERCOSUR y Unasur, que son hoy un remedo agonizante del norte de unidad perseguido por Chávez.
Así como Bolívar y como también lo hizo Fidel en cuanto foro internacional escuchó sus palabras, el comandante Chávez alertó sobre Washington y sus afanes imperialistas. Con clara visión agregó al sionismo como una ideología criminal. Apoyó la lucha del pueblo saharaui en su objetivo de autodeterminación. Una escuela con el nombre de simón Bolívar se eleva hoy en plena hamada argelina, allí donde se levantan los campamentos de refugiados saharauis. Chávez, a no dudarlo, fue la reencarnación de Bolívar retomando el sueño unificador, con el objetivo, no de venerar un nombre sino de continuar su obra. No en balde el nombre actual de Venezuela es República Bolivariana de Venezuela.
“No fue un capricho ni una extravagancia como se ha publicitado, ni mucho menos una banalidad. Ese cambio llevaba una intención oculta, decía en lenguaje cifrado que en Venezuela se reanudaba el sueño de la unificación de América Latina. Ese nombre fue borrado durante las pocas horas del golpe contra Chávez, lo cual es muy revelador. Falló el golpe, y Bolívar siguió siendo un proyecto político y un programa de gobierno” nos recordaba Ernesto Cardenal.
Chávez como pueblo, como militar, como político, imbricaba cada una de sus características e impregnaba ese espíritu a un ejército que hoy es la mejor garantía de la fortaleza del proceso bolivariano a pesar de l todos los intentos por derribarla. El Plan Bolívar de Chávez unió definitivamente al ejército, a las fuerzas Armadas con el pueblo, especialmente con los más pobres y por ello no resulta extraño, en modo alguno la familiaridad que existe entre el pueblo venezolano tenga este uniforme o no.
Extraño a Hugo Chávez Frías, al comandante y su estilo llano, su carácter de hombre afable, franco, sencillo. Con la jocosidad a flor de piel, que resaltaba frente a la seriedad vinosa de los dirigentes latinoamericanos. Extraño a ese Chávez que olía azufre allí en la Asamblea General de la ONU, cuando momentos antes ocupó la testera el ex presidente estadounidense George W. Busch. Latinoamérica necesita a Chávez frente a tanto genuflexo, necesitamos sus anécdotas, sus canciones afinadas y sus versos, sus citas interminables de Bolívar pero sobre todo necesitamos a ese Chávez que hizo de la dignidad un concepto intransable.
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