Fuente: https://sinpermiso.info/textos/canarias-tiene-un-limite-malestares-y-sentidos-comunes Juan Manuel Brito 14/04/2024
Las movilizaciones convocadas para el 20A son el último episodio de esta dinámica. En este sentido, presentan dos características que conviene tener en cuenta. En primer lugar, son la expresión de muy diversos y amplios malestares sociales, que encuentran en la defensa del medioambiente y en la crítica al modelo turístico una caja de resonancia y una manera de canalizar los múltiples malestares en este tiempo de incertidumbres. Y en segundo lugar, las concreciones de las principales demandas ambientales están claramente territorializadas. En cada isla se expresarán distintos asuntos ambientales en la movilización. Y como no podría ser de otra manera en movilizaciones amplias y plurales existen diferencias sobre la relevancia o la conveniencia de determinados temas o demandas.
Los convocantes han acertado al escoger el lema ‘Canarias tiene un límite’ – que ya se utilizó hace años– incluyendo multitud de demandas, que en el fondo están unidas por una impugnación sentida y vivida al modelo de sociedad altamente precaria construida bajo el turismo.
El paradigma del turismo sustituyó al paradigma puertofranquista para instaurar una única vía posible para el bienestar de nuestra sociedad. En tanto paradigma, el turismo moldeó nuestra autocomprensión como pueblo. Como acertadamente señaló el antropólogo Fernando Estévez, el paradigma del turismo nos convirtió en turistas en nuestra propia tierra. También orientó el valor de nuestro patrimonio cultural y natural, subordinándolo a complemento turístico: hay que protegerlo porque es bueno para el turismo, y lo que es bueno para el turismo es bueno para Canarias. Y de ahí deriva, ese sentido común tan extendido e interiorizado, que tanto nos condiciona: sin turismo no hay futuro. No hay alternativas.
El problema es que el turismo también ha generado malestares, y amplios sectores de la sociedad se han venido resistiendo y actuando cuando el modelo ha impactado negativamente sobre nuestro metabolismo social. Sentidos comunes en disputa, que los convocantes han expresado claramente: con este paradigma no hay futuro, el futuro es cambiar el modelo, y mientras lo cambiamos gestionemos el mientras tanto para que ofrezca bienestar a nuestra sociedad. En ese mientras tanto está la clave, para abrir el futuro, y pone en el punto de mira a los actores políticos.
La contienda ambiental que se está librando apunta directamente a las élites políticas y económicas canarias instaladas en el inmovilismo. Es sintomático que el gobierno autónomo de derechas rápidamente haya cerrado filas con los poderes económicos y que posteriormente el presidente Clavijo haya intentado mostrarse comprensivo con los convocantes en una entrevista radiofónica. Las movilizaciones del 20A son un impugnación directa a un gobierno que en menos de un año se ha dedicado a aprobar leyes que favorecen seguir en la misma dirección.
Las apelaciones de Clavijo a la prudencia y al sentido común, se basan en la convicción que el paradigma del turismo ha penetrado en las conciencias y ayudará a frenar la movilización. Pero se equivocan: en el sentido común popular, tras décadas de estar esperando el oro de la gallina turística, ha penetrado la convicción, afectada por la precariedad y la incertidumbre, de que hay que cambiar cuanto antes. Y esto no termina el 20A, si no hay cambios el conflicto seguirá siendo permanente.
El PSOE tiene un problema. En esta contienda no se puede estar en misa y repicando. Su actitud defensiva y su clamoroso silencio, evidencian el problema de albergar en su seno parte del problema. Mientras su presidente sea el alcalde especulador del sur de Tenerife que promueve el proyecto urbanístico que ha servido de trampolín en la isla para la movilización, su falta de credibilidad es absoluta. Pero no nos engañemos, el problema del PSOE es también un problema para toda la izquierda, porque en la actual correlación de fuerzas y en un momento de ola reaccionaria no es posible conformar gobiernos progresistas sin este partido en las distintas instituciones canarias.
La izquierda política canaria, por su lado, ha demostrado andar a la deriva sumida en su particular crisis de identidad y sentido. Se equivocan quienes intentan capitalizar las movilizaciones y quienes se intentan presentar como sus verdaderos representantes. Se equivocan porque no sirve de nada y muestra falta de compresión: las estructuras de sentimiento no se pueden representar políticamente y cuando lo asuman en su práctica política mejor nos irá a todos los progresistas canarios. Aprovechar las convocatorias para atacar a otros partidos progresistas es seguir en una dinámica errática y sin sentido. O abrimos una profunda reflexión política sobre estas cuestiones o la izquierda canaria entrará en una nueva larga travesía por el desierto institucional.
No sé si las manifestaciones del 20A serán las más numerosas de la historia. Pero sí tengo muy claro que van a ser numerosas, serán un éxito y, probablemente, no serán las últimas. Quienes defendemos que este modelo turístico debe cambiarse mediante un programa de medidas concretas que favorezcan el bienestar y limiten los malestares debemos hacer todo lo posible para que así sea. Necesitamos imaginar el futuro, porque lo que está en disputa es la posibilidad de un futuro, el derecho a vivir mejor en las islas que nos merecemos. Una cuestión de sentido común.
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