Representantes estatales le dicen a MEE qué esperar después de que concluyó la conferencia de Bogotá con 12 naciones comprometiéndose a seis medidas contra Israel
(RL) El enviado de Palestina ante la ONU, Riyad Mansour, fotografiado junto a la ministra de Asuntos Exteriores de Colombia, Rosa Yolanda Villavicencio, el diplomático sudafricano Zane Dangor y Varsha Gandikota-Nellutla, coordinadora del Grupo de La Haya, en Bogotá, el 16 de julio de 2025 (Progressive International/Suministrado)
La cumbre de emergencia de dos días del Grupo de La Haya en Bogotá concluyó el miércoles con una declaración conjunta de los estados que exigen sanciones internacionales contra Israel y responsabilidad legal por lo que los participantes describieron como «graves violaciones del derecho internacional» en Gaza.
Esta reunión, que reúne a representantes de más de 30 países de América Latina, África, Asia, Europa y Medio Oriente, marca el esfuerzo diplomático más coordinado hasta el momento por parte de una coalición de estados que se oponen al actual ataque militar de Israel en Gaza.
«Vinimos a Bogotá para hacer historia, y lo hicimos», declaró el presidente colombiano Gustavo Petro. «Juntos, hemos comenzado la labor de poner fin a la era de la impunidad. Estas medidas demuestran que ya no permitiremos que el derecho internacional se considere opcional ni que la vida palestina sea desechable».
Artículo de Dimitri Trenin, profesor investigador en la Escuela Superior de Economía e investigador principal en el Instituto de Economía Mundial y Relaciones Internacionales de Rusia, publicado en castellano por Misión Verdad a partir de su original en inglés aparecido en RT el 14 de julio de 2025.
Muchos hablan ahora de la deriva de la humanidad hacia la Tercera Guerra Mundial, imaginando acontecimientos similares a los del siglo XX. Pero la guerra evoluciona. No comenzará con una invasión al estilo Barbarroja de junio de 1941 ni con un enfrentamiento nuclear al estilo de la crisis de los misiles en Cuba. De hecho, la nueva guerra mundial ya está en marcha, solo que aún no todo el mundo se ha dado cuenta.
El gobierno de Trump quiere pasar página en el caso Epstein, que no es sólo un asunto de naturaleza sexual. El senador Ron Wyden lleva tres años investigando su vertiente financiera, dice el New York Times, y ha tenido acceso a documentos confidenciales que arrojan luz sobre las colosales sumas que Epstein canalizó a través del sistema bancario para financiar su vasta red de chantaje y sexo.
En sólo cuatro bancos(JPMorgan, Bank of America, Deutsche Bank y Bank of New York Mellon) Epstein movió más de 1.500 millones de dólares con miles de transferencias bancarias para la compraventa de obras de arte de sus amiguetes, además de pagos a numerosas mujeres. Los informes bancarios se redactaron tras la detención de Epstein en 2019, acusado de violación y proxenetismo.
El dinero se movió por países extranjeros mediante empresas poco conocidas.
Dominique Thorne regresa como Riri Williams en un enfrentamiento entre tecnología y magia que impulsa al universo Marvel en una nueva dirección.
Ambientada tras los eventos de Wakanda Forever, Ironheart, la nueva serie de Marvel Television, enfrenta el poder de la tecnología con las fuerzas de la magia. Riri, una joven decidida y de carácter fuerte, con un talento excepcional para la ingeniería, regresa a su ciudad natal, Chicago, decidida a dejar huella en el mundo. Su visión única en la construcción de trajes de hierro brilla con luz propia. Sin embargo, en su camino hacia el éxito, se cruza con el misterioso y carismático Parker Robbins, más conocido como «The Hood»(interpretado por Anthony Ramos), quien la arrastrará a un conflicto donde la lógica científica y lo sobrenatural colisionan.
Algunos dirían que Marvel Studios vive una época de abundancia creativa; otros, que corre el riesgo de devorarse a sí misma. Para mantener viva la marca, el estudio parece haber optado por dividir su universo en piezas más pequeñas y específicas.
La serie, que se puede ver en Disney+, comienza con Riri de vuelta en el MIT, dejando atrás sus aventuras en Wakanda. Su nueva obsesión es diseñar y construir su propio traje blindado, inspirado en Iron Man. Sin embargo, sus profesores, anclados en el escepticismo y el mantra del “eso es imposible”, no comprenden su visión. Riri defiende que su tecnología podría revolucionar sectores clave como los servicios de emergencia, pero sus argumentos caen en saco roto. Frente a la incredulidad institucional y los desafíos del mundo real, Riri deberá demostrar que el ingenio puede ser tan poderoso como la magia.
Decidida a seguir adelante pese a la falta de apoyo institucional, Riri se ve obligada a financiarse colectivamente, realizando proyectos tecnológicos para otros estudiantes del MIT. Su situación roza la esclavitud tecnológica, o al menos una forma de servidumbre moderna: su brillantez puesta al servicio de quienes sí pueden pagar, mientras ella apenas logra mantenerse a flote.
Finalmente, el MIT pierde la paciencia y la expulsa. Riri regresa entonces a su hogar, en un barrio obrero de Chicago, escenario principal de la serie. Allí, rodeada por la dureza del entorno y la necesidad constante, su determinación por reunir el dinero necesario para perfeccionar su traje la empuja a cruzar límites peligrosos. Es así como entra en contacto con una banda criminal, liderada por un hombre enigmático cuya capa con capucha le otorga habilidades sobrenaturales: Parker Robbins, «The Hood». Un encuentro que marcará el inicio de una lucha donde la tecnología y la magia medirán fuerzas como nunca antes en el universo Marvel.
Claramente, ese mundo despierta su imaginación. Al principio, Riri se une a los malos, atraída por la posibilidad de obtener recursos. Pero no tarda en detenerse: en el fondo, es moralmente sensata. Tiene principios. Y esa lucha interior será uno de los ejes de la serie.
Volvamos a la capa con capucha. El poder de Robbins no surge de la nada: proviene de entidades ligadas a distintas mitologías del universo Marvel. Uno de los cameos más interesantes es el de Zelma Stanton (interpretada por Regan Aliyah), maga y compañera habitual de Doctor Strange. Su aparición amplía el espectro del conflicto y conecta a Ironheart con una dimensión más amplia y mística del UCM.
Riri, como la mayoría de los ciudadanos de Estados Unidos, se encuentra frente a decisiones morales profundamente condicionadas por un contexto político y cultural contemporáneo. La serie no esquiva ese trasfondo.
Ironheart fue creada por la guionista y poeta Chinaka Hodge, con el influyente Ryan Coogler como productor ejecutivo. El reparto incluye también a Lyric Ross, Alden Ehrenreich, Manny Montana, Matthew Elam y Anji White. Los episodios están dirigidos por Sam Bailey y Angela Barnes. La producción corre a cargo de Marvel Studios en asociación con Proximity Media, con productores ejecutivos como Kevin Feige, Louis D’Esposito, Brad Winderbaum, Zoie Nagelhout, Chinaka Hodge, Ryan Coogler, Sev Ohanian y Zinzi Coogler.
Sin embargo, no todo fluye en la narrativa. Algunos puntos argumentales pueden confundir al espectador. El personaje de Riri no está del todo desarrollado: parece una combinación de ideas potentes que aún necesitan explorarse de forma individual. También pretende ser una historia sobre el paso de la adolescencia a la edad adulta, pero hay algo que no termina de cuajar ni en el guion ni en la interpretación de la actriz principal. Y, siendo honestos, no parece ser culpa suya.
Dominique Thorne es joven e inexperta. Tiene 27 años y, fuera del universo Marvel, ha interpretado apenas unos pocos papeles: uno diminuto enIf Beale Street Could Talk, otro en Judas and the Black Messiah, y un rol protagonista en un segmento de 20 minutos de la antología Freaky Tales, donde demostró una actuación relajada, viva y encantadora. Una actuación que muchos desearían ver replicada en Ironheart. Elegida hace cinco años para Wakanda Forever, Thorne ha pasado gran parte de su carrera dentro de la maquinaria Marvel. Es inevitable preguntarse qué efecto ha tenido eso en su desarrollo actoral. Y sí, odiaría verla atrapada en ese traje de hierro durante años.
Pero como mujer de negra, apoyaré plenamente a Ironheart y a Dominique Thorne. La serie —y ella— necesitan espacio para crecer, para evolucionar, y merecen un acompañamiento positivo que permita que florezcan con el tiempo. Apúntenme: estaré allí.
La situación económica de Francia es desesperada. Con un déficit público del 6,3 por cien del PIB el año pasado, es el país de la eurozona con el mayor agujero, muy por delante de Italia(2,3 por cien) o incluso de Grecia, que ahora registra superávit.
La gran pregunta es hasta qué punto el hundimiento de Francia arrastrará consigo a los demás países europeos.
Ninguna campaña de rearme ni de histeria antirrusa va a lograr encubrir la quiebra. El gobierno tiene que sacar la tijera no sólo para las armas, sino también para pagar la gigantesca deuda. La crisis exige trabajar más y cobrar menos y, sobre todo, una buena campaña de intoxicación para que los franceses lo acepten sin barricadas, con buen talante.
En España las instituciones públicas destinan enormes cantidades de dinero a financiar a ciertos medios de comunicación,principalmente a través de publicidad institucional, subvenciones directas y programas de apoyo, como los enfocados en la digitalización.
En 2022 la financiación pública total a medios (publicidad institucional y subvenciones) alcanzó aproximadamente 1.100 millones de euros. El gobierno central, las comunidades autónomas, los ayuntamientos y las diputaciones destinaron aproximadamente 723 millones de euros en publicidad institucional.