Boletín Mundo Negro | 17 de enero de 2022

Fuente: Mundo Negro

Boletín Mundo Negro

Queridos lectores/as:

Estos días de bajas, confinamientos y test de antígenos se asemejan a la lectura de un libro en la que hubiéramos avanzado y de pronto nos encontráramos, sin esperarlo, con páginas repetidas que habíamos leído meses atrás. Quien más quien menos ha tenido a alguien cercano obligado a aislarse por un tiempo.

En lo que os afecta, esperamos que estas interrupciones en el discurrir habitual de la vida se hayan quedado en eso, en pausas lo bastante leves como para limitarse a una mera distracción de la lectura del libro que decíamos antes.

Centrándonos en el cometido de este boletín y considerando las lecturas a niveles menos metafóricos, os proponemos, aquí, unas cuantas:

¿Por qué no hablamos de fútbol africano? Estos días, los medios se referían una y otra vez a un tenista serbio y sus cuitas con Gobierno y Justicia australianos. ¿Se ha parado alguien a contar que, mientras tanto, se estaba, y se está, celebrando en Camerún la Copa de África de fútbol? Sobre las quejas de los equipos de fútbol europeos para prestar a sus jugadores a esta competición habla El supremacismo europeo contra el fútbol africano, que firma Chema Caballero.

Un reportaje que publicamos en nuestra revista es el de Carlos Micó Tonda, que con el título Historia y contexto de la escritura en el continentemenciona la tradición oral africana, pero explica también cómo las pruebas de sistemas de escritura en lugares que hoy ocupan Egipto, Sudán y Somalia, demuestran la falsedad de la premisa colonial según la cual los africanos carecían de escrituras propias.

No es la primera vez que aparece en nuestras páginas El Mesías de Darfur, una atractiva novela sudanesa de Abdelaziz Báraka Sakin. Si anteriormente habíamos entrevistado al autor, aquí es Alfonso Armada quien desgrana, explica y recomienda este libro.

Por último, en su sección Una palabra en el baobab, nuestro redactor jefe, Javier Fariñas, recuerda la reacción que hubo por estos pagos cuando se supo de ómicron y supuso una suerte de aislamiento del sur de África, culpabilizándola de todos los males. La distancia, y la propia evolución del virus, hace ver alguna de las cosas que se dijeron antes con un punto casi delirante.

Esto es todo por ahora. Que estéis bien.

Hasta la semana que viene.

La Redacción de Mundo Negro

El supremacismo europeo contra el fútbol africano

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