Fuente: La Jornada Alfredo Jalife-Rahme 18.08.21
Afganistán, cementerio de los imperios; Estados Unidos lo comprueba de nuevo
síndrome de Vietnamque se perfilaba en su horizonte (https://bit.ly/3mcQ6g3).
Se equivocaron grotescamente los servicios de espionaje de la OTAN –en particular, la CIA– y hasta el Mossad cuando todos
calcularon la instalación de un gobierno interino entre el hoy tránsfuga ex presidente Ashraf Ghani –quien huyó con carros repletos de dinero– y los talibanes en 18 meses, que luego, tras el blitzkrieg con la sorprendente captura de cinco importantes ciudades en sólo tres días, redujeron su errado horizonte cronológico en forma dramática a sólo 72 horas.
Hasta el analista militar israelí Zvi Bar’el se equivocó feamente cuando dos días antes de la caída de Kabul afirmó que tomaría de dos a tres meses (https://bit.ly/3CYnwVJ).También los infalibles
del Mossad se equivocan. El estrafalario error occidental
se debe a que no conocen a las poblaciones ni la idiosincrasia sicopolítica y la etnoteología de los países que invaden, cuando basan sus previsiones en ecuaciones arregladas para favorecer sus designios. Un cálculo peregrino consistió en contrastar a los 350 mil soldados del ejército afgano, entrenados por los ejércitos de EU/OTAN y equipados con tanques y helicópteros de ensueño, frente a los rupestres 60 mil talibanes. Les faltó calcular
la mística de los talibanes que le faltó al ejército afgano y, más que nada, los determinantes dos factores etnogeopolíticos: 1) a la mayoría de los pashtunes que conforman a los talibanes y al ejército entregado, y 2) el Pashtunistán que traslapa las dos fronteras de Afganistán y Pakistán en la región noreste del célebre Hindu Kush.
Global Times publica un impactante infograma del desastre militar de EU en 20 años y su destrucción de Afganistán con su narconeoliberalismo militarizado (https://bit.ly/2W5VQx6). RT critica que EU “salvó a los perros antes que las vidas de los afganos (https://bit.ly/3yVbLwU)”.
PressTV, de Irán, sentencia ferozmente que la invasión de EU “acabó como empezó (https://bit.ly/3srB4ED)”. El consultor estratégico ruso Andrei Martyanov comenta en su blog que “el mundo tomó nota y EU concedió la victoria a los fanáticos (sic) islámicos y así los envalentonó, de igual forma en que EU avivó las llamas del Islam político en los 80 y los ayudó a formar la fuerza que es radicalmente anticivilizatoria en su esencia (https://bit.ly/2Upj9l9)”.
Martyanov aduce encontrarse menos preocupado por el triunfo de los talibanes como resistencia local en Afganistán, que con el ejemplo de su victoria que imprime en los islamitas más radicales en otras partes del mundo
.
Patrick Armstrong fulmina que las élites de EU no han aprendido nada porque son incapaces de aprender
, como demuestra su nueva derrota de sus juegos de guerra
afganos (https://bit.ly/3xZTqgN).
Antonio Giustozzi –profesor visitante en el Colegio King de Londres–, en su visión exageradamente anglosajona, comenta que las “creencias de la línea dura (sic) del grupo no han cambiado, pero que los socios de la coalición y los poderes regionales pueden ser influencias moderadoras (https://bit.ly/3gunV95)”. Giustozzi arguye que el gobierno talibán será pragmático
con China, Rusia, Pakistán e Irán, además de sus tres vecinos centroasiáticos norteños: Uzbekistán, Tayikistán y Turkmenistán.
Cuatro días antes de la caída de Kabul, a sabiendas de su epílogo, Rusia informó a Irán de su aceptación al Grupo de Shanghái, mejor conocido como la Organización de Cooperación de Shanghái (https://bit.ly/2W3XhMX).
Antes de la catástrofe de la OTAN encabezada por EU en Afganistán, el presidente Biden prometió al premier iraquí, Mustafa al-Kadhimi, en visita a la Casa Blanca, el retiro de las tropas de EU en Irak el 31 de diciembre (https://bit.ly/3sqiaxA). Las retiradas militares de EU suelen ser peores que sus invasiones fallidas.
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