Fuente: La Jornada/David Brooks 13.07.2020
Pero de repente no todo está, como él insiste, bajo control
. Trump está perdiendo, según las encuestas más recientes. La recesión económica y su manejo inepto, engañoso y, por sus consecuencias innecesarias, criminal del Covid, está teniendo un impacto negativo en las encuestas. Trump, como ha hecho desde el principio, ha minimizado la pandemia y acusa a todos los demás –incluyendo a chinos y a mexicanos– de ser los responsables del problema, e insiste en la reapertura del país a pesar de las recomendaciones de los especialistas (por cierto, no ha consultado al máximo experto de su gobierno, el doctor Anthony Fauci, en más de dos meses).
Con la economía y la salud pública fuera de control, el presidente más peligroso
de la historia moderna y la mayor amenaza
a la democracia estadunidense –apreciación compartida por múltiples ex colaboradores de la Casa Blanca, varios prominentes generales y almirantes, figuras nacionales conservadoras como George Will (quien ahora lo calificó como el peor presidente de todos los tiempos), y hasta pensadores de izquierda como Noam Chomsky– se vuelve cada vez más alarmante.
Su última hazaña no tiene precedente en los actos corruptos de un mandatario: conmutar la condena de prisión de su amigo Roger Stone, culpado de obstruir la justicia en la investigación del mismo presidente. Ni Richard Nixon se atrevió hacer tal cosa (y eso que Stone es famoso por el enorme tatuaje de Nixon que tiene en su espalda).
Esta barbaridad se agrega a todas las demás que distinguen a esta presidencia: las medidas sistemáticamente crueles contra inmigrantes (está por intentar promover la separación y división de familias a cambio de ceder sobre DACA), la invitación e incitación del odio racial y xenofóbico, la anulación de normas y medidas de protección del medio ambiente, la privatización de la educación, su intento de reactivar las ejecuciones de prisioneros federales esta semana, su promesa de intentar derrocar gobiernos desobedientes en el hemisferio occidental y la represión del movimiento de protesta social más grande de la historia de la nación (al cual proclamó como enemigo
de Estados Unidos), y sus acusaciones de traición al país contra sus opositores políticos son sólo algunas.
“Es la eleccion más importante de mi vida… Las normas democráticas de nuestra república, que son esenciales para lo que es, lo que era, y lo que tiene que ser Estados Unidos están en juego”, comenta David Simon, periodista, creador de The Wire y Treme y ahora El complot contra America (basado en la novela de Phillip Roth sobre si un fascista ganaba las elecciones presidenciales) en entrevista reciente con Esquire.
Trump “ha metastatizado el temor latente estadunidense que ha sido parte de nuestro país desde 1840… el cual antes se dirigía contra los irlandeses, después contra los italianos y los judíos… y todo el tiempo contra los afroestadunidenses. Ahora es contra latinos y musulmanes en particular. Es algo que está a lo largo de la historia estadunidense. Ese tren nunca demora. Trump lo usó para llegar hasta la presidencia”. Concluye: ahora no queda más que la lucha
para lograr evitar la relección de este presidente y rescatar al país.
Ahí, justo donde Trump dijo que podía bajar de su edificio y asesinar a alguien, está recién pintado en medio de la Quinta Avenida justo frente a la Torre Trump: Black Lives Matter.
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