Fuente: La Jornada/Emir Sader 04.02.2020
Es como reacción a todo ello que Latinoamérica se ha proyectado como la única región del mundo que ha tenido gobiernos antineoliberales –en Brasil, Argentina, Uruguay, Venezuela, Bolivia, Ecuador– coordenados entre sí en procesos de integración regional. Han sido los únicos gobiernos en el mundo que han disminuido las desigualdades, la exclusión social, el hambre, la miseria y la pobreza, en la contramano de las tendencias globales.
Latinoamérica ha proyectado no solamente un modelo eficiente de combate y superación del neoliberalismo, con desarrollo económico y distribución de renta, como ha proyectado paralelamente a los grandes líderes de la izquierda en escala mundial: Lula, Néstor y Cristina Kirchner, Hugo Chávez, Pepe Mujica, Evo Morales, Rafael Correa, Andrés Manuel López Obrador. La izquierda del siglo XXI es antineoliberal y tiene en Latinoamérica su epicentro.
Aun después de que la derecha, coordinada internacionalmente, ha retomado la ofensiva, derrotado a gobiernos progresistas en países como Argentina, Brasil, Ecuador, Uruguay, Bolivia, el continente sigue siendo el escenario de las más importantes luchas de nuestro tiempo, protagonizadas por fuerzas neoliberales y antineoliberales, democráticas y antidemocráticas, de soberanía nacional y serviles a Estados Unidos (EU).
Argentina ha demostrado la capacidad de resistencia a políticas devastadoras de parte del gobierno neoliberal de Mauricio Macri, lo ha derrotado y ha retomado la vida de reconstrucción económica, social, política y cultural del país.
México avanza en la vía de superación de tantos y tan desintegradores gobiernos neoliberales.
En Brasil, después de la monstruosa operación que ha sacado a Dilma Rousseff del gobierno y ha condenado a Lula, ambos sin pruebas, y ha elegido, por mecanismos de manipulación absolutamente ilegales, a un gobierno vergonzoso, la oposición se reorganiza y reaparece como alternativa. La liberación de Lula lo ubica como centro de la oposicion democrática al gobierno y proyecta la perspectiva de una victoria electoral similar a la argentina.
En Ecuador el gobierno de restauración neoliberal no logra ningún apoyo, proyectando una perspectiva de retomada de la alternativa antineoliberal.
En Uruguay la derrota del Frente Amplio modifica el escenario político, pero no cambia el enfrentamiento central de nuestro tiempo, entre neoliberalismo y antineoliberalismo, y propicia las posibilidades de que el Frente Amplio se recupere, se reafirme como alternativa y dispute de nuevo el gobierno.
Bolivia es otro caso paradigmático, que afirma que la izquierda no es sólo alternativa al neoliberalismo, sino también, como también en el caso brasileño, es alternativa democrática. El gobierno de Evo Morales fue interrumpido por un golpe, con clara participación de las fuerzas armadas, las policías, los medios y el gran empresariado. Sin alternativa, la derecha busca constituir un nuevo bloque de fuerzas, sin apoyo popular, valiéndose del Poder Judicial para perseguir a los opositores, antes de todo a Evo y a Álvaro García Linera. Pero, aun así, la izquierda sigue como la alternativa que puede hacer con que Bolivia salga de la crisis de forma democrática y con un gobierno de nuevo legítimo.
La primera década del siglo fue marcada por los gobiernos antineoliberales en América Latina. La segunda, por la ofensiva de derecha, no sólo aquí, sino también en EU, Gran Bretaña y en otros países. La tercera década será de disputa feroz a escala mundial, con la ascensión incontenible de China, en su alianza con Rusia, la recomposición de las fuerzas antineoliberales en América Latina, contando ahora con movimientos populares refortalecidos en Chile, Colombia, Ecuador, con la consolidación de gobiernos como los de México y Argentina, la disputa implacable en Brasil entre el gobierno actual y la oposición, bajo el liderazgo de Lula. La región, ahora con un listado ampliado de países, seguirá siendo el epicentro de las luchas políticas en el mundo, donde se decide la disputa central de nuestro tiempo, entre neoliberalismo y antineoliberalismo.