Fuente: El Kaleidoskopio de Gabalaui KdG Juan Gabalui 27.06.22
Adoctrinamiento
Santa Ayuso. Graffiti madrileño. Foto de @gabalaui.
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Hace unos pocos meses escribí que el movimiento nostálgico de recuperación del orden antiguo y de los privilegios masculinos, blancos y heterosexuales está condenado al fracaso. Hace unos pocos días el Tribunal Supremo de Estados Unidos revocaba las sentencias Roe v. Wade de 1973 y Planned Parenthood v. Casey de 1992, que garantizaban el derecho al aborto, y abría la opción de que los estados regulen y prohiban este derecho.
Cuesta pensar que los derechos adquiridos después de años de lucha del movimiento feminista puedan ser cancelados por una mayoría conservadora pero es real. En relación a los derechos fundamentales y humanos no hay nada que se pueda dar por hecho, lo cual implica la constante defensa y desarrollo de cada uno de ellos. Esta decisión tendrá, esperemos, una respuesta contundente por parte del movimiento feminista pero demuestra que no podemos subestimar los discursos antiderechos por muy disparatados e irracionales que nos parezcan.
Hace unos pocos días el mismo Tribunal Supremo anuló otra ley que limitaba la portación de armas ocultas en el estado de Nueva York. Ahora cualquiera puede ir con un revolver por la séptima avenida. Detrás de esta anulación está la conservadora Asociación Nacional del Rifle. Detrás de la revocación del derecho al aborto, el estado de Mississippi del republicano, trumpista y ultraconservador Tate Reeves. Reeves ha destacado por evitar la expansión del Medicaid, un programa de seguros de salud para personas necesitadas, ha vetado la ampliación del voto por correo o la votación anticipada y niega la existencia de racismo sistémico en Estados Unidos. Ahora se le puede asignar la revocación de un nuevo derecho con la colaboración de los miembros del supremo elegidos por Donald Trump. Reeves hace declaraciones que no nos resultan extrañas en el Estado Español: «en todo el país, los niños pequeños han sufrido el adoctrinamiento en las enseñanzas socialistas de extrema izquierda«.
La extrema izquierda adoctrina en las escuelas. Este mantra ultraconservador es tremendamente eficaz. Adoctrinamiento y extrema izquierda es una simple asociación que se encuentra no solo en las cabezas de los derechistas sino en las de personas de otras corrientes ideológicas. Todo aquello que va en contra de sus planteamientos es adoctrinamiento. La defensa del derecho al aborto, la educación sexual, el feminismo, los derechos de los animales, la diversidad sexual, el sector público, la izquierda alternativa, los derechos laborales o los principios alternativos al capitalismo como la colaboración o el apoyo mutuo es adoctrinamiento. Si se habla de feminismo en una clase, adoctrinamiento. Si se habla de la educación afectiva-sexual, adoctrinamiento. Este planteamiento es defendido por aquellos que ocupan puestos de responsabilidad en las instituciones del estado, en las instituciones judiciales, educativas, sanitarias, y cualquier otro organismo, desde los cuales se toman o se pueden tomar decisiones como revocar el derecho al aborto, prohibir el matrimonio sexual o restringir los derechos laborales.
La Comunidad de Madrid es un ejemplo paradigmático. Desde 1995 es presidida por gobiernos derechistas en los que se han mezclado las políticas reaccionarias a nivel de derechos y políticas neoliberales de deterioro constante de los servicios públicos. Los 13 años anteriores fueron presididos por la derecha pesoísta que personifica Joaquín Leguina. El adoctrinamiento de la población madrileña no ha estado protagonizado por la izquierda madrileña sino por la derecha carpetovetónica y neoliberal. En el año 2022 una gran parte de la población madrileña opta por la educación privada y concertada, y los que no pueden sueñan con ella, los seguros privados médicos y los planes de pensiones privados, tolera la gentrificación, turistificación y la prioridad del comercio y los negocios sobre la calidad de vida de las madrileñas, la liberalización comercial y del suelo, aplaude la criminalización de los sindicatos y comparte la animosidad hacia la izquierda. Décadas de adoctrinamiento convierten a Madrid en una ciudad de personalidad [ultra]conservadora en la que movimientos de la extrema derecha, como VOX, o del liberalismo salvaje e irracional, como el que representa Ayuso y sus correligionarios del Partido Popular de Madrid, pueden crecer y echar raíces.
Es en estos contextos donde la eliminación de derechos, que creemos asentados e inamovibles, se convierte en una realidad muy probable. La estrategia de ir modificando gradualmente el posicionamiento ideológico proderechos a uno que restringe y elimina derechos es eficaz y funciona a partir de la ocupación continuada de los puestos de poder y decisión, que les garantice el poder ejecutivo, judicial y legislativo, el control de medios de comunicación, tanto públicos como privados, que garantizan la difusión de sus mensajes, y la transformación de la realidad implantando medidas que introducen, poco a poco, elementos que confirman los discursos derechistas, como el deterioro de la educación y la sanidad pública. El pensamiento de la población madrileña ha sido colonizada por la derecha casi sin darse cuenta. Así los adoctrinados, con sus pulseras rojigualdas, se revuelven airados ante el inventado adoctrinamiento de la izquierda, que en el mundo racional se llama defensa de los derechos fundamentales, igualdad de oportunidades o respeto a la diversidad. Adoctrinamiento, ya se sabe. La excusa perfecta para la agenda neoliberal y reaccionaria.