Fuente: Umoya num. 88 – 3er trimestre 2017 Pablo Arconada
Los 10 años (en 2017) de cine africano en Valladolid han tenido como objetivo ser una herramienta transformadora para concienciar y para deshacer tópicos, estereotipos y mitos sobre África y los africanos. Además ha sido un evento que ha servido para acercar los pueblos y culturas de África a la sociedad vallisoletana. Una oportunidad de conocer las gentes de África y sus culturas a través de su propio cine.
El cine de África es quizás uno de los más invisibilizados en el mundo. Los países de este continente llevan produciendo su propio cine desde la ola de independencias que se extendió a lo largo de la década de 1960 y que continuó durante el resto de siglo XX. Una de las claves de estos cines es su enorme diversidad. Países como Nigeria, Sudáfrica, Etiopía y las antiguas colonias francesas como Senegal, Malí o Burkina Faso se ha convertido en focos de difusión de películas que reflejan otras realidades que no suelen aparecer en las grandes industrias del cine a nivel global como Hollywood y Bollywood. Las industrias africanas, como Nollywood (Nigeria) o Joziwood (Sudáfrica), consiguen acercarnos a mil mundos diferentes.
A pesar del gran impulso que se está viviendo, las películas africanas no suelen llegar al público más allá de sus fronteras, si bien es verdad que en la última década algunas han logrado colarse en certámenes internacionales como Toronto, Cannes o la Berlinale. El cine se perfila como una herramienta muy útil a la hora de conectar con los pueblos de África y de reflexionar sobre la dignidad del continente.
Resulta también indispensable para denunciar los males que aún perviven en algunos países y de mostrarnos otra cara de un continente en el que también existen espacios para la paz, la lucha y la felicidad.
Es precisamente esta necesidad de divulgar y descubrir las culturas africanas, de tender puentes entre diferentes pueblos y la necesidad
de comprender a las sociedades de África lo que llevó a Umoya a organizar la primera muestra de cine africano en 2008. Este año se ha celebrado el décimo aniversario de la muestra de cine africano en Valladolid. A lo largo de estos años han colaborado una amplia
nómina de instituciones, como Casa África, la Universidad de Valladolid, la Fundación Jiménez-Arellano Alonso, la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo
(AECID) o el Festival de Cine Africano Tarifa-Tánger (FCAT), entre otros. Desde la primera exhibición muchas cosas han cambiado pero haber llegado hasta aquí demuestra que el interés que los ciudadanos sienten por el mundo africano ha ido en aumento. Y ha ido en paralelo al boom que han experimentado en los últimos diez años las literaturas, las artes, las danzas, las músicas y los cines africanos.
Durante las diferentes citas se han proyectado todo tipo de filmes tanto largometrajes como cortometrajes; y de diferentes países como Sudáfrica, Etiopía, Malí, Burkina Faso, Senegal, Camerún, Benín, Uganda, Kenia, Tanzania, Mozambique, Angola y República Democrática del Congo, entre muchos otros. Pero, además, en el certamen han participado países europeos como Francia, Suecia o Alemania a través de coproducciones con países africanos. Cada año hemos podido ver películas que nos acercaban a diferentes realidades africanas, del presente y del pasado, y de diversos géneros.
En la segunda muestra de 2009, por ejemplo, pudimos conocer más de cerca el drama de los inmigrantes africanos que tratan de cruzar la verja de Ceuta y Melilla con testimonios reales gracias a “Victimes de nos Richesses” de Kal Touré. Pero también descubrimos a grandes personajes de la historia de África como Thomas Sankara, a través del documental “Thomas Sankara, L’homme intègre”, del director Robin Sheffield, proyectada en 2010 en la tercera muestra; y Patrice Lumumba, primer ministrode la República Democrática del Congo tras la independencia, al que pudimos acercarnos en la octava cita, en 2015, con “Lumumba, la mort d’un prophet”. La sudafricana “Surfing Soweto” y la keniana “Soul Boy”, proyectadas en 2013 y 2014 respectivamente, nos hicieron viajar hasta los slums de África para conocer a toda una generación de jóvenes marginados.
Las muestras de cine africano también se han centrado en el papel de la mujer en el continente a través de distintos filmes como “Il va a pleuvoir sur Conakry”, “Le sifflet”, “Imani” o “Virgem Margarida” proyectadas en 2009, 2010, 2013 y 2016 respectivamente y en las que se relatan historias de mujeres que toman sus propias decisiones, se organizan y luchan en su día a día. A través de todas ellas hemos podido descubrir que África, en singular, no existe. Que
existen tantas Áfricas como personas habitan en el continente. Si bien este certamen no se concibe sólo como un espacio de divulgación y entretenimiento, sino que es también un espacio para la reflexión y la crítica. El principal objetivo ha sido el debate, hablar de lo que ocurre y ha ocurrido en un mundo que, al contrario de lo que se suele pensar, no está tan lejos.
Diez años respaldan la recién celebrada cita de 2017, lo que demuestra el enorme éxito de una exhibición que ha ido creciendo y que ha conseguido atraer a los vallisoletanos, abriendo una ventana a África. La calidad y diversidad de las proyecciones, los invitados, los debates que se generan tras visionar las películas y la asistencia de espectadores ha convertido la muestra de cine en un evento clave del calendario de las culturas africanas y en un espacio de referencia a nivel nacional. Una parada indispensable para los amantes de África y para aquellos que quieran conocer y descubrir por primera vez el continente.
Esperamos que esta cita continúe muchos años más mostrándonos aquello que no conocemos y de lo que sabemos muy poco, para entender el día a día de unos pueblos a los que podemos aproximarnos a través de una pantalla, gracias a la magia del cine.