Fuente: Iniciativa Debate/Jaime Richart
Hoy hablo de esos cínicos que van voceando por tribunas y platós que unos enemigos imaginarios quieren romper España. Y lo dicen, los además muy ignorantes, cuando en realidad España nunca se ha roto. Y no se ha roto, sencillamente porque nunca ha estado entera. Nunca estuvo unida con el ensamblaje de la fundición. Pues ese ensamblaje no se consigue salvando los linderos o las fronteras de los territorios y compartiendo un idioma Ese ensamblaje es fruto de la combinación de una filosofía vital común y de dos principios incorruptibles o prácticamente invariables a lo largo de casi tres siglos: el tríptico revolucionario, por un lado, y el alma de la República, por otro. Lo que hace grande a “la France”. Los territorios que componen esa “España” que, según esos necios se rompe, están adosados sólo geográfica y físicamente, y el idioma y la religión parcialmente comunes, lo han sido siempre por la fuerza de las armas y por la sevicia católica de siglos. Y ahora, por condenas incluso superiores a las correspondientes al asesinato…