Fuente: https://www.telesurtv.net/bloggers/La-llegada-del-alba-20211111-0002.html?utm_source=planisys&utm_medium=NewsletterEspa%C3%B1ol&utm_campaign=NewsletterEspa%C3%83%C2%B1ol&utm_content=35 Ilka Oliva Corado 11 noviembre 2021
Los últimos tres años de la primaria, la hora del recreo me la pasé con orejas de burro, viendo hacia la pared en la dirección del colegio.
Fue mi castigo en absolutamente todos los recreos, no hubo uno solo que pudiera disfrutar. Siempre deseé más, anhelé más a lo que mis circunstancias de vida me lo permitieron, siempre soñé con la libertad y la equidad desde muy corta edad.
Entonces fui una niña tremenda que se salió de la norma, llena de energía, que se creía una cabrita más de la manada que pastoreaba, nunca llegó a rebaño.
En los recreos pedía juego cuando los niños, mis compañeros de salón, se ponían a jugar fútbol, no me daban juego porque era niña, cosa que me enfurecía, entonces los retaba a las trompadas y siempre terminaba ganando.
Para cuando el profesor llegaba ya se me había deshecho el ruedo del uniforme, rodado revés y derecho en el tierrero del patio y me habían despeinado toda de las jaloneadas de pelo que me daban los patojos, porque siempre tuve el pelo largo como charral. Es otra de mis rebeldías.