Caracas. Asisto, muy emocionado, al gran acto del pueblo bolivariano en recuerdo del 30 aniversario de la rebelión encabezada por Hugo Chávez el 4 de febrero de 1992. Esa que estremeció a Venezuela hasta el tuétano como nada lo había hecho desde los días de Bolívar. El acto fue precedido de una multitudinaria marcha de caraqueños y caraqueñas que, procedentes de la Plaza Venezuela y la Avenida Nueva Granada, desbordaron el monumental Paseo de los Próceres. Un grupo de intelectuales y luchadores sociales de 30 países sólo pudimos llegar al acto, ya que participábamos en el foro Revolución y Cambio de Época convocado por el presidente Nicolás Maduro. Pero varios amigos, que sí asistieron a la marcha, me contaron que fue igual de entusiasta y alegre que el mitin. Allí, además del conceptual y combativo discurso de Maduro, pudimos escuchar un mensaje del general en jefe Vladimir Padrino, quien subrayó cómo en esta movilización se habían fundido miles de civiles y militares, personas de los más variados sectores populares junto a generales y almirantes. Desde el lugar que nos dispensaron en la tribuna podíamos apreciar la mezcla de miles de mujeres y hombres de civil con otros tantos en sus uniformes milicianos y de soldados, expresión de la unidad cívico-militar que ha sido decisiva estratégicamente para defender e impulsar la revolución bolivariana y chavista en medio de la guerra multidimensional de Estados Unidos.