Fuente: https://ctxt.es/es/20240501/Firmas/46410 Gustavo Duch 14/05/2024
Una lombriz de tierra en Dinamarca. / Donald Hobern CC BY 2.0, via Wikimedia Commons
El ‘Homus economicus’ no sabe nada de ecodependencia. Y cuando se pretende corregir los hábitos insostenibles, ni avanzamos lo suficiente, ni en la dirección correcta
En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
El ejemplo más habitual de adaptarse al medio al mismo tiempo que lo modifica es el de los castores: su forma de habitar pasa por la construcción de presas que alteran la vida del ecosistema donde se encuentran y, por tanto, afectan a muchas otras vidas. Es decir, no solo se adaptan a su ambiente sino que también lo construyen, por lo que existe una coevolución y una retroalimentación entre el ambiente y los castores. A escala global tenemos un ejemplo aún más relevante. La colonización de la tierra por parte de las plantas contaminó la atmósfera con el oxígeno que ellas generan (o desechan) a partir de la fotosíntesis y, tomando palabras de Emanuele Coccia, “sin incluso moverse”, modificaron globalmente el mundo, abriendo infinitas posibilidades al convertir la atmósfera en un océano donde muchos otros organismos pudieron empezar a respirar. Y vivir.