
El Fondo Monetario Internacional (FMI) proporcionará 1.300 millones de dólares en financiación de emergencia a Ucrania. Es un buen pellizco, pero lo mejor es que el dinero estaba destinado a la ayuda alimentaria. Los ucranianos van a engordar o, mejor dicho, los van a cebar como a los gorrinos.
El FMI reconoce el fradude abiertamente: aunque el dinero estaba presupuestado para paliar la crisis alimentaria, ahora lo van a destinar a las necesidades “urgentes” de la balanza de pagos y a pagar a los “donantes y acreedores” de Ucrania, según un comunicado oficial.
En otras palabras: el FMI entrega dinero a Ucrania para pagar a los que le entregan dinero porque la “ayuda” no es desinteresada. Hay que empezar a devolver las donaciones y préstamos. Por lo tanto, el dinero ni siquiera va a llegar a Ucrania.
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