Fuente: https://www.wsws.org/es/articles/2023/01/10/per1-j10.html?pk_campaign=newsletter&pk_kwd=wsws George Marlowe 10.01.23
El anuncio del gigante de la tecnología y el comercio en línea Amazon de que despedirá a 18.000 trabajadores en Estados Unidos se ha enfrentado a una contraofensiva de la clase trabajadora en defensa de sus puestos y niveles de vida.
El CEO de Amazon, Andy Jassy, el sucesor del milmillonario Jeff Bezos en 2021, anunció los despidos el miércoles después de una filtración interna de un empleado. Atribuyó los despidos a “una economía incierta” y a las rápidas contrataciones durante la pandemia. Se concentran en los sectores posiciones de ventas de las tiendas Amazon y en recursos humanos.
Fingiendo simpatía por los trabajadores afectados, Jassy afirmó, “No tomamos a la ligera estas decisiones ni subestimamos cuánto afectaran a los impactados”. Añadió que los recortes de puestos le permitirían a la empresa aprovechar “oportunidades de largo plazo con una estructura de costes más sólida”, es decir, aumentarán las ganancias empresariales.
La masacre de empleos en Amazon es la más reciente de una brutal contraofensiva de la aristocracia corporativa y financiera ante las demandas de los trabajadores de aumentos salariales y mejores condiciones laborales, incluyendo en los almacenes de Amazon. Aun cuando los trabajadores son obligados a incurrir el costo de la crisis económica, el patrimonio del presidente de Amazon, Jeff Bezos, una de las personas más ricas del planeta, sigue superando los $100 mil millones.
Las noticias de los recortes de empleos de Amazon siguen a una serie de despidos masivos en las empresas tecnológicas. Según la base de datos de despidos en el sector TrueUp, las empresas tecnológicas llevaron a cabo 1.517 recortes de personal en 2022 que resultaron en un total de 237.874 despidos, incluyendo en los gigantes Meta (Facebook) y Netflix y en cientos de empresas emergentes. Esto representa un aumento de 1.800 por ciento comparado a los despidos en 2021, cuando se eliminaron 13.000 puestos. La mayor ronda de despidos ocurrió en noviembre que involucró a Twitter, donde el sociópata milmillonario Elon Musk llevó a cabo una brutal purga de más del 70 por ciento del personal.
Además de la masacre de empleos en la primera semana de 2023, Salesforce anunció que recortaría el 10 por ciento de su personal o más de 8.000 empleados.
Pero la masacre de empleos no se limita al sector tecnológico. También hay amenazas de despidos en el sector manufacturero. La multinacional automotriz Stellantis anunció que podría cerrar varias plantas este año, como parte de una reestructuración global de la industria. Esta semana, el CEO de Stellantis, Carlos Tavares, declaró sin rodeos que la empresa recortará costes para “absorber el coste adicional de la electrificación”, y añadió que “si el mercado se contrae, no necesitamos tantas plantas”. Dijo siniestramente que “habrá que tomar decisiones impopulares”.
El ataque a los puestos de trabajo en marcha forma parte de una política consciente de la clase dominante, encabezada por la Administración de Biden. En respuesta al aumento de la inflación durante el año pasado, la Reserva Federal de EE.UU. y otros bancos centrales internacionales han subido los tipos de interés al ritmo más brusco desde principios de la década de 1980. El objetivo explícito es aumentar el desempleo para forzar recortes masivos de los salarios reales.
En un comentario sobre el informe de empleo de diciembre, publicado el viernes, que mostraba un “enfriamiento” en las contrataciones, el New York Times afirmó que el “desajuste entre la oferta y la demanda, sobre todo en las industrias de servicios donde la compensación impulsa los precios, ha seguido alimentando un crecimiento salarial más rápido de lo que la Reserva Federal desearía ver. El programa de subidas de tipos de interés de la Reserva Federal pretende enfriar el mercado laboral y, con él, la subida de los salarios”.
El Times afirmó alegremente que la Reserva Federal pretende aumentar el desempleo hasta un nivel que “equivale aproximadamente a un millón de puestos de trabajo perdidos”. Es decir, la Reserva Federal, actuando en nombre de la aristocracia financiera, pretende crear una catástrofe social para obligar a los trabajadores a aceptar salarios de miseria.
Un informe reciente de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) reveló que los salarios reales de los trabajadores en Estados Unidos y Canadá disminuyeron un 3,2 por ciento en los primeros seis meses de 2022. Para la clase dominante, esto se considera un buen comienzo, pero está lejos de ser suficiente.
El aumento de la inflación, que ha tenido un impacto devastador en las condiciones de vida de los trabajadores de todo el mundo, es en sí el producto de más de una década de políticas de dinero barato por parte de los bancos centrales mundiales para alimentar la manía especulativa en los mercados financieros. La inflación resultante se ha visto agravada por el impacto de la guerra por delegación de Estados Unidos y la OTAN contra Rusia y la respuesta de la clase dominante a la pandemia en las cadenas de suministro mundiales.
La subida de los tipos de interés ha afectado especialmente a las empresas tecnológicas, que han dependido del dinero fácil y la especulación de Wall Street para alimentar su crecimiento durante la última década. Con el endurecimiento de la política monetaria, las principales acciones tecnológicas y criptodivisas cayeron más de un 28 por ciento en 2022, incluidas algunas de las mayores caídas desde el colapso de las puntocom. Las acciones de Amazon cayeron un 51 por ciento el año pasado, la mayor caída desde 2000, cuando el precio de sus acciones se desplomó más de un 80 por ciento.
Aunque las subidas de los tipos de interés pueden mermar las ganancias de las corporaciones e inducir una recesión mundial, es un sacrificio que la clase dominante está dispuesta a hacer para garantizar la supresión de las demandas salariales de los trabajadores.
Su objetivo es hacer recaer toda la carga de la creciente crisis económica sobre las espaldas de la clase trabajadora, en condiciones en que los beneficios empresariales se dispararon hasta alcanzar la cifra récord de 3 billones de dólares en el segundo trimestre de 2022 y 2,9 billones de dólares en el tercer trimestre.
¡Es necesaria una acción urgente para detener los despidos en Amazon y otras empresas! La lucha contra los despidos debe estar conectada a la lucha por un aumento masivo de los salarios para hacer frente a la creciente inflación.
Una contraofensiva requiere el desarrollo de comités de base, controlados democráticamente por los propios trabajadores e independientes del aparato sindical, en Amazon y otras empresas. En el último año, la clase obrera ha comenzado a contraatacar por medio de importantes huelgas y protestas en todo el mundo. Sin embargo, los trabajadores se han visto frenados por el aparato sindical propatronal, que se ha dedicado a sofocar la oposición e imponer un contrato tras otro con recortes en los salarios reales.
Tras el anuncio de los despidos en Amazon, las organizaciones que luchan por sindicalizar a los trabajadores de Amazon no han dicho nada sobre el último asalto a los puestos de trabajo, incluidos los Teamsters, el sindicato Retail, Wholesale and Department Store Union (RWDSU) y el sindicato Amazon Labor Union (ALU).
El Gobierno de Biden ha buscado los servicios de los sindicatos corporativistas, incluido el RWDSU, no para mejorar las condiciones de los trabajadores de Amazon, sino para suprimir su oposición a los despidos, los salarios de miseria y las mayores cargas laborales, al igual que hicieron los demócratas contra la lucha de los trabajadores ferroviarios el año pasado. El mismo proceso se está reproduciendo a nivel internacional, incluso en el Reino Unido y otros países que están viendo una creciente rebelión de la clase obrera.
En oposición al nacionalismo reaccionario del aparato sindical, los trabajadores de Amazon y todos los demás trabajadores en los EE.UU. deben unir sus luchas con el creciente movimiento de los trabajadores internacionalmente, que enfrentan las mismas condiciones y las consecuencias de la misma política de la clase gobernante. Los despidos tecnológicos en EE.UU. son parte de una restructuración internacional que se extiende también por Europa y Asia.
El Partido Socialista por la Igualdad y el Comité Internacional de la Cuarta Internacional iniciaron la formación de la Alianza Internacional Obrera de Comités de Base para coordinar y unificar las luchas de los trabajadores en Estados Unidos y todo el mundo.
El desarrollo de una contraofensiva industrial de la clase obrera debe estar conectado con la construcción de un movimiento político de masas de la clase obrera contra el Gobierno de Biden, los dos grandes partidos patronales de EE.UU. y todos los Gobiernos capitalistas del mundo.
La clase dominante está respondiendo a la crisis del capitalismo con un ataque cada vez más brutal contra la clase obrera. Para millones de personas, el capitalismo no ofrece más que las muertes masivas de una pandemia mundial cada vez más grave, el desempleo masivo, una guerra mundial y formas de gobierno cada vez más dictatoriales.
La clase obrera debe responder mediante la construcción de un movimiento socialista cuyo objetivo sea la conquista obrera del poder estatal, la expropiación de las enormes fortunas de los ricos, la transformación de las gigantescas corporaciones en servicios públicos y la reorganización de la economía sobre la base de las necesidades sociales, no el lucro privado.
(Publicado originalmente en inglés el 7 de enero de 2023)