Fuente: https://vientosur.info/miles-de-personas-secundan-la-campana-dont-pay/ KATE BRADLEY 19 SEPTIEMBRE 2022
Se prevé que de aquí al próximo mes de abril, el precio máximo de la energía ascenderá en promedio a nada menos que 5.500 libras esterlinas [6.325 euros] al año. Muchos hogares tendrán que elegir entre calefacción o comida.
Christine Farnish ha dimitido recientemente de su puesto de directora del regulador del energía Ofgem, declarando que “no puede apoyar” la decisión de añadir miles de libras a lo que se factura a los hogares y que Ofgem protege a la compañías en detrimento de las familias (sorpresa, sorpresa). Compañías energéticas y grandes medios de comunicación han publicado fútiles anuncios en que aconsejan a la gente cómo reducir su gasto en energía. Ovo Energy ha recomendado a sus clientes acurrucarse con las mascotas para calentarse en vez de encender la calefacción. Ninguno de estos consejos aborda el fuerte aumento de los componentes fijos del recibo ni el hecho de que mucha gente ya ha tomado todas las medidas posibles para reducir el consumo. ¿Veremos a más personas morir de frío este invierno?
Ningún partido político ofrece una solución idónea a la crisis. El descuento de 400 libras en el recibo que ha decretado Rishi Sunak será neutralizado rápidamente por los aumentos de precios de octubre. Y es posible que el descuento ni siquiera llegue a las personas más necesitadas: los pagos de compensación del coste de la vida para las personas solicitantes de la prestación ya han chocado este verano con un escollo: los solicitantes aprobados no pueden percibir los pagos. Los líderes laboristas se limitan a decir que congelarían los precios hasta abril del año que viene, una propuesta inútil porque no están en el poder, y las demás medidas que proponen no sirven para resolver la crisis. Una promesa muy popular estribaría ahora en anunciar planes para una renacionalización permanente si salen elegidos en los próximos comicios. Sin embargo, [el líder laborista] Starmer lo ha descartado repetidamente.
Campañas y organizaciones han tomado la iniciativa allí donde los políticos han fallado, entre ellas Don’t Pay UK, un grupo de base creado en junio de 2022 que no cuenta con más que un sitio web. En este se pide a las personas que pagan sus facturas de luz y gas mediante recibos domiciliados que se comprometan a cancelar los pagos a partir del 1 de octubre a fin de mermar los ingresos de las compañías energéticas, impulsando la acción frente al aumento de los precios.
En julio, la campaña saltó a la fama, apareciendo en grandes medios como el Daily Mail y Good Morning Britain, así como difundiéndose a través de secciones sindicales y movimientos sociales. Decenas de miles de personas suscribieron el compromiso en las dos primeras semanas. Las cifras se dispararon en el contador de la página web, creciendo de un minuto a otro. El contador está ahora en más de 110.000 personas, y se trata únicamente de personas que pagan mediante domiciliación bancaria. Decenas de miles más han firmado en señal de apoyo a pesar de ser clientes de pago fijo mensual o de prepago. Esta semana, un sondeo publicado por el periódico i revela que más del 70 % del público ha oído hablar de campañas encaminadas a cancelar el pago de sus recibos por el banco –una táctica impulsada principalmente por Don’t Pay– y que hasta 1,7 millones dicen que están dispuestas a hacerlo efectivamente este otoño.
Esta efervescencia ha hecho sonar todas las alarmas en el sector energético, y Ofgem ha lanzado una advertencia a la población para que se abstenga de sumarse a la campaña. Es cierto que el impago de los recibos encierra riesgos: las compañías energéticas pueden incluirte en la lista negra, dificultando la obtención de futuros créditos; pueden obtener una orden judicial para acceder a tu contador e instalar un dispositivo de prepago sin tu permiso; incluso pueden cortarte el suministro. Sin embargo, todo esto no se puede llevar a cabo en un plazo de pocas semanas a partir del impago, y ha habido mucho alarmismo. Conviene recordar que las consecuencias son estas porque los proveedores de energía no quieren que dejes de atender tus recibos domiciliados, ya que esto es lesivo para su modelo de negocio y su disponibilidad de liquidez. Por eso el impago masivo es un arma poderosa.
Muchas personas que simplemente no pueden pagar no tendrán otra opción que afrontar ersas consecuencias. La iniciativa Don’t Pay les brinda la oportunidad de hacerlo masivamente, junto con una multitud solidaria y grupos locales que se prestan ayuda mutua, y la posibilidad de aumentar la presión sobre el gobierno y las compañías energéticas gracias a la palanca del impago. Asimismo, mejora las posibilidades de que las personas usuarias que tienen los recibos domiciliados salgan airosas en la lucha colectiva por rebajar los precios para todo el mundo, incluidas las que tienen contadores de prepago y ya se autodesconectan porque no pueden permitirse consumir energía.
La campaña también tiene críticos en la izquierda. Hay quienes están comprensiblemente preocupados por los riesgos del endeudamiento y a otros les mosquea que los y las activistas que la lanzaron no son ampliamente visibles, lo que puede alimentar dudas sobre la responsabilidad. Siempre hay escollos en la coordinación democrática de las acciones masivas sin que haya organizaciones conocidas que acompañen todo el proceso, y la acción colectiva efectiva siempre acarrea riesgos.
Los asesores financieros, aunque son conscientes de los riesgos, no se han opuesto en su totalidad a la campaña. Algunos de ellos mantienen conversaciones con Don’t Pay: por ejemplo, un grupo de activistas han colaborado con un asesor financiero para elaborar un podcast para informar a la gente de los riesgos del impago (en Inglaterra y Gales), de manera que cada cual puede tomar una decisión informada sobre la manera de participar. Un respetado experto del sector que trabaja en Debt Camel ha defendido en las redes sociales la necesidad de una acción colectiva informada. Los asesores financieros saben mejor que la mayoría de las personas cuáles serán los efectos de los aumentos de precios de este año si no se hace nada por rebajarlos: sus oficinas ya están desbordadas, no en vano hay tres millones y medio de familias que han tenido que aplazar el pago.
Aunque esta semana se han desacelerado un poco las nuevas declaraciones de compromiso con la campaña, Don’t Pay ha decidido emplear métodos más presenciales de organización para introducirse en áreas locales y llegar a personas que no acuden habitualmente a internet. Se han producido y distribuido millones de folletos en todo el Reino Unido. Yo he estado repartiendo en Manchester y la respuesta ha sido inaudita: docenas de viandantes aceptaban el folleto, había quienes dijeron que ya habían oído hablar de la campaña e incluso quienes me pidieron que les diera todo un fajo de folletos para repartirlos en su zona.
Ya existen más de 250 grupos de WhatsApp basados en códigos postales, en distintas localidades y que agrupan a un total de más de 5.000 activistas. El grupo de WhatsApp de mi código postal se muestra activo y comprometido, y ya me he reunido con un montón de gente nueva que coopera productivamente, incluidas algunas personas que nunca antes han sido activistas. Entiendo asimismo que Don’t Pay está creando actualmente estructuras que le permitan actuar de forma más responsable y colectiva.
Incluso si Don’t Pay no alcanza el millón de compromisos a que aspira, el potencial de las redes que ha creado podría ser enorme. ¿Podrían intervenir estos grupos en acciones directas contra el cobro forzoso en diversas comunidades? A modo de ejemplo, si viene un agente judicial para instalar un contador de prepago, que 20 personas del grupo local acudieran a ofrecer resistencia pacífica sería toda una señal. Podrían basarse en la rica experiencia de los sindicatos de inquilinas que llevan a cabo acciones de resistencia a los desahucios y de las redes antirredadas que evitan que la policía detenga a personas al amparo de la ley de extranjería.
Antes incluso de que comience la huelga, la presión ejercida por Don’t Pay UK impulsa y orienta un debate más intenso sobre el coste de la vida. Si se produce la huelga, el potencial que tiene es enorme.
24/08/2022
Traducción: viento sur