Ucrania: La fosa común de Izium

Fuente: https://www.voltairenet.org/article218063.html             

La presidencia ucraniana denunció presuntos crímenes rusos luego del descubrimiento de una ‎‎«fosa común» en Izium, ciudad recuperada por Kiev.

La mayoría de los Estados occidentales han emitido protestas y, como presidente de turno del ‎Consejo de la Unión Europea, Chequia exige la creación de un Tribunal Penal Internacional. ‎

Parece que los viejos trucos siguen funcionando.

En 1989, durante el derrocamiento de ‎Ceausescu en Rumania, Occidente se escandalizó ante el descubrimiento en Timisoara de una ‎‎«fosa común» con cuerpos de «víctimas del régimen». Pero luego resultó que se trataba ‎en realidad de cadáveres que habían sido sacados de una morgue para montar una operación de ‎propaganda tendiente a demonizar el régimen derrocado. ‎

Esta vez se trata de un cementerio de campaña donde el ejército ruso fue enterrando, uno a uno, ‎‎440 soldados ucranianos cuyos cuerpos habían sido abandonados por sus compañeros en el ‎campo de batalla. ‎

Lo que deberían preguntarse los medios de Occidente es ¿por qué ciertas unidades ucranianas ‎no recogen los cuerpos de sus propios soldados? ‎

Eso ya lo explicamos aquí. Como seguidores de la mística del filósofo ucraniano Dimitro Dontsov ‎(1883-1973)‎, ‎los «nacionalistas integristas» ucranianos se consideran descendientes de los varegos, una tribu ‎vikinga de Suecia, y estiman que están participando en una primera batalla del Bien contra el Mal. ‎Según su ideología, las Valkirias van a bajar al campo de batalla para recoger los mejores ‎guerreros caídos e incorporarlos al «Ejército del Crepúsculo» que librará la batalla final contra los ‎rusos. ‎

En otras palabras, para los «nacionalistas integristas» ucranianos abandonar sus muertos en el ‎campo de batalla es dejarlos a la disposición de las Valkirias que van a llevarlos al Valhalla, donde ‎esperarán el momento de participar en la «Batalla Final». ‎

«Ucrania: La ideología de los banderistas», por Thierry Meyssan, ‎‎Red Voltaire, 21 de junio de 2022.

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