Traición de UGT en Ford Valencia desenmascara su papel en la huelga de Mercedes

Fuente: https://www.wsws.org/es/articles/2022/09/09/bc0f-s09.html?pk_campaign=newsletter&pk_kwd=wsws           Alejandro López                                                                           Santiago Guillen                                                                               09.09.22La semana pasada, los trabajadores de la planta alemana de automóviles Mercedes-Benz en Vitoria, la capital del País Vasco en el norte de España, reanudaron labores después de las vacaciones de verano. Vuelven al trabajo bajo el nuevo convenio colectivo impuesto por los sindicatos en junio, que implica recortes salariales salvajes a cambio de una supuesta inversión de mil millones de euros en la planta.

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Ahora el acuerdo se ve ensombrecido por el reciente anuncio de Ford de un retraso en las inversiones en su planta de Almussafes en Valencia, España, que emplea a 6.000 trabajadores del sector automotriz. En Valencia, el sindicato socialdemócrata Unión General de Trabajadores (UGT) ejecutó el ataque más salvaje contra los trabajadores en los 46 años de historia de la planta valenciana para asegurarse “la victoria” en una competición fratricida contra la planta de Ford en la localidad alemana de Saarlouis. Los informes indican que podrían producirse hasta 3.000 despidos en Almussafes.

El Acuerdo de Electrificación firmado por UGT y Ford impone una congelación salarial de cuatro años. Con las últimas cifras del Índice de Precios al Consumo (IPC) que se sitúan en el 10.4 por ciento, esto significaría recortes salariales reales del 30 por ciento o más para el año 2026. Esto supone miles de euros menos por cada trabajador. A cambio de estos recortes, se suponía que Almufasses iba a recibir inversiones para producir los nuevos vehículos eléctricos para Ford. Sin embargo, la semana pasada Ford anunció que renunciaba al dinero público gratuito para invertir en la planta, lo que indica que el cierre de la fábrica está todavía sobre la mesa.

La lección de Ford es clara: los trabajadores no pueden defender sus puestos de trabajo y salarios a través de las burocracias sindicales, las direcciones corporativas y el gobierno español conformado por el PSOE y Podemos. La única forma de avanzar es romper con los sindicatos y construir comités de base independientes para unificar las luchas en toda Europa contra los planes de Mercedes, Ford y los otros fabricantes de automóviles. Estos planean despiadadamente reestructurar la industria a expensas de los empleos, los salarios y las condiciones de trabajo.

El enfado entre los trabajadores vuelve a acumularse en Mercedes. En julio pasado, la UGT y el sindicato Comisiones Obreras (CCOO), vinculado a Podemos, impusieron recortes salariales después de que estallara una enconada lucha en la planta contra los acuerdos salariales por debajo del nivel de inflación.

Cinco mil trabajadores de Mercedes declararon una huelga de nueve días con el apoyo del 95 por ciento de la plantilla. La producción quedó paralizada en la fábrica. Luego, los trabajadores extendieron la huelga desafiando el intento de los sindicatos de limitarla a un paro de tres días.

Los trabajadores se opusieron al chantaje de la dirección de Mercedes-Benz. En lo que ahora es un tema recurrente en las luchas de los trabajadores del automóvil, Mercedes prometió un ‘plan de inversión’ de 1.200 millones de euros para la producción de vehículos eléctricos. A cambio, sin embargo, exigieron recortes profundos en los salarios reales y las condiciones de trabajo, a pesar de que la multinacional reportara €16.000 millones en beneficios netos el año pasado.

Al igual que los otros fabricantes de la industria automotriz, Mercedes-Benz está decidido a hacer que los trabajadores sean los más afectados por una reestructuración global de la industria que ya ha destruido decenas de miles de empleos en todo el mundo. El objetivo es convertir a los trabajadores en mano de obra temporal superexplotada, totalmente a merced de la patronal.

Mercedes lanzó una nueva serie de ataques, confiando en que podrían apoyarse en los sindicatos para llevar adelante su ofensiva. Desde la crisis económica de 2008, CCOO y UGT han trabajado con la dirección desde el comité de empresa para imponer turnos los sábados por la noche, más flexibilidad y un sistema salarial de dos niveles. Aprovechando la apertura de negociaciones en torno a un nuevo convenio colectivo, Mercedes exigió una nueva ronda de recortes.

En junio, mientras la inflación se situaba por encima del 10 por ciento, la compañía ofreció solo un aumento del 2 por ciento para 2022 y aumentos del 1,8 por ciento cada año hasta 2026. También exigió una extensión de las horas de trabajo mediante el establecimiento de un sexto turno de noche y la exigencia de más trabajo en fin de semana.

Estas demandas provocaron un estallido en la planta, obligando a los sindicatos CCOO y UGT a convocar una huelga de tres días. En las protestas en las calles de Vitoria y en los piquetes en la fábrica, los trabajadores corearon ‘Sexta noche no’, ‘IPC [índice de precios al consumidor] Sí o Sí’, “[El director general de Mercedes en España, Emilio] Titos, gandul el domingo vienes tú” y “UGT y CCOO, vende obreros’.

CCOO y UGT firmaron un preacuerdo con Mercedes en el que la empresa retiraba su demanda de un sexto turno de noche, permitiendo a los sindicatos presentarlo como una victoria mientras se mantenían el resto de los recortes.

Los sindicatos separatistas vascos, ELA, LAB y ESK también ayudaron a CCOO y UGT en su traición. Haciéndose pasar por críticos del comité de empresa dominado por CCOO y UGT, llamaron a prolongar unos días la huelga, mientras se negaban a ampliar la lucha a otros sectores. Previamente habían demostrado que cuando controlan el comité de empresa, juegan el mismo papel que CCOO y UGT: firmaron un aumento salarial del 4 por ciento, muy por debajo de la inflación, en el convenio de la construcción de Guipúzcoa.

Estos sindicatos nunca buscaron coordinar la movilización con otras luchas en el sector del automóvil en España o a nivel internacional. Durante el mismo mes, los trabajadores británicos empleados en VFS Southampton Ltd, que ensamblan vehículos grandes para Ford y Mercedes, amenazaron con ir a la huelga por una disputa salarial. En los Estados Unidos, los técnicos de los concesionarios de Mercedes-Benz de San Diego se declararon en huelga.

En un ambiente de desinformación e intimidación —CCOO y UGT retuitearon las amenazas de la dirección de cerrar la planta si no se aceptaban sus demandas—, los sindicatos convocaron una votación. Replicando las sucias tácticas que UGT utilizó en Ford Valencia en febrero, celebraron una votación a través de su aplicación sin revelar el texto del contrato, rechazando los votos tradicionales. Por lo tanto, era imposible contar el voto.

Al final, el 57 por ciento de la plantilla votó a favor del acuerdo, lo que representa un ataque histórico contra los trabajadores. Este acuerdo recorta los salarios reales al establecer un aumento salarial para 2022 del 6 por ciento —cuatro puntos por debajo de las cifras oficiales de inflación— y solo 2,25 por ciento anual hasta 2026, u 8 puntos por debajo de la inflación. Esto supone una pérdida de miles de euros por trabajador en los próximos años.

La votación, sin embargo, apunta a un mayoritario y creciente descontento. El voto por el ‘sí’ fue apoyado por los trabajadores de oficina mejor pagados, mientras que el apoyo al acuerdo cayó al 38 por ciento en la línea de montaje, al 46 por ciento en la pintura y al 48 por ciento en la sección de ensamblaje final. La votación mostró que el grupo de trabajadores que en su mayoría sufrirá los recortes se opone abrumadoramente a ello.

La secretaria general de CCOO en el País Vasco, Loli García, ha acogido con satisfacción el sí, afirmando: “No consideramos que eso sea un trágala, creemos que el acuerdo que se ha alcanzado es muy buen acuerdo y queremos poner el énfasis ahí y, sobre todo, no es un trágala porque no hay ninguna medida regresiva.”

Mientras que los trabajadores ahora están trabajando en las condiciones del nuevo convenio colectivo, Mercedes no ha cumplido con su anuncio de una inversión de €1.200 millones.

Una batalla se avecina una vez más en Mercedes, y los trabajadores del automóvil tienen poderosos aliados: los millones de trabajadores automotrices y los miles de millones de trabajadores en todo el mundo que están comenzando a defenderse. La tarea urgente es el desarrollo de la Alianza Internacional Obrera de Los Comités de Base para coordinar estas luchas, movilizar la oposición a las burocracias sindicales y la lucha para unificar estas luchas a través de las empresas y las fronteras nacionales en la lucha por el socialismo.

(Publicado originalmente en inglés el 1 de septiembre de 2022)

 

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