Fuente: https://www.telesurtv.net/bloggers/Sera-Kaliningrado-el-epicentro-de-la-nueva-Crisis-de-los-Misiles-20220415-0001.html?utm_source=planisys&utm_medium=NewsletterEspa%C3%B1ol&utm_campaign=NewsletterEspa%C3%83%C2%B1ol&utm_content=33
El padre de la Constitución argentina, Juan Bautista Alberdi, en su libro “El Crimen de la Guerra” (1872), afirma que “las guerras serán más raras a medida que la responsabilidad por sus efectos se hagan sentir en todos los que las promueven y las incitan”, con lo que se anticipa en casi un siglo al final de la escalada nuclear que tuvo su punto de inflexión en la Crisis de los Misiles de Cuba y que culminó con la firma por John F. Kennedy y Nikita Jrushchov del Acuerdo de Suspensión de Pruebas Nucleares (1962) y la implementación de la Doctrina de la Coexistencia Pacífica. Sin embargo, tras el conflicto ucraniano asistiremos al retorno de la Guerra Fría entre Rusia y EE.UU. (Guerra Fría 2.0), a la retirada de EE.UU. del Tratado INF, la consecuente reactivación de la carrera nuclear y una posible reedición de la Crisis de los Misiles que tendría como epicentro Kaliningrado.
La OTAN y la Doctrina de la Contención
Las durísimas declaraciones de Joe Biden sobre Rusia (“Putin es un criminal de guerra”) y la implementación de sanciones para lograr la asfixia económica y la inanición financiera de Rusia a raíz del conflicto ucraniano, han escenificado la llegada de la Guerra Fría 2.0 y el retorno de las tesis geopolítica de George Kennan. Así, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) habría apostado por incrementar los recursos destinados al desarrollo militar, además de informar de sus proyectos de colaborar en esa área con naciones como Ucrania, Países Bálticos, Georgia, Moldavia y Polonia tras la crisis ucraniana, y habría incrementado su presencia militar en el este europeo al emplazar cuatro batallones en los Países Bálticos y Polonia, así como 20 aviones F-16, con lo que el contingente total de sus tropas en Europa superaría los 75.000 miembros.
Ello en la práctica significaría la vulneración del Acta Fundacional OTAN-Rusia de 1997, por la cual la OTAN descartaba “el estacionamiento permanente de un contingente sustancial y adicional de tropas de combate en el Este de Europa”, y el retorno a la Doctrina de la Contención, cuyas bases fueron expuestas por George F. Kennan en su ensayo “Las fuentes del comportamiento soviético”, publicado en la revista Foreign Affairs en 1947 y cuyas ideas principales se resumen en la cita “el poder soviético es impermeable a la lógica de la razón pero muy sensible a la lógica de la fuerza”. En este contexto se incluiría la prevista integración de Suecia y Finlandia en las estructuras militares de la OTAN, la quinta fase del despliegue del escudo antimisiles en Europa (Euro DAM) y el incremento de fuerzas militares con cuatro nuevos batallones desplegados en la frontera europea con Rusia.
¿Provocará la miopía de Biden una nueva Crisis de los Misiles?
Tras los desacuerdos surgidos entre EE.UU. y Rusia por la declaración unilateral de independencia de Kosovo, Abjasia y Osetia del Sur, Barack Obama habría aparcado el proyecto del Escudo de Misiles Antibalísticos (NDM), sustituyéndolo por “un nuevo sistema de defensa antimisil móvil” con la intención de convertir a Rusia en colaborador necesario en la salvaguarda de la paz y estabilidad mundiales. En un principio, Rusia y la OTAN acordaron cooperar en la creación del escudo antimisiles para Europa en noviembre de 2010, en la Cumbre Bilateral de Lisboa, pues para Moscú era vital que “la OTAN ofreciera garantías reales de que ese sistema no apuntaría a Rusia y disponer de un documento jurídicamente vinculante al respecto”.
Sin embargo, la Administración Obama, siguiendo la inercia mimética de la Administración Bush de ningunear a Rusia, rehusó ofrecer dichas garantías por escrito y en septiembre de 2009 el entonces presidente Obama (presionado por el establishment o poder en la sombra de EE.UU.) aprobaó la implementación del nuevo sistema europeo de defensa antimisiles (European Phased Adaptative Approach (EPAA), que en realidad se trata de un escudo antimisil global en el que los misiles interceptores emplazados en plataformas móviles pueden abatir blancos en un espacio.
En realidad, la quinta fase del despliegue del escudo antimisiles en Europa (Euro DAM) se inició en mayo del 2016, cuando entró en servicio el sistema de defensa antibalística Aegis Ashore en la base de Deveselu (Rumanía), a tan solo 600 km de la península de Crimea. Siguiendo la dinámica de la Guerra Fría (acción-reacción), Rusia instaló en Kaliningrado los misiles Iskander así como misiles antiaéreos S-400, con lo que en palabras del politólogo Vladímir Abrámov “la provincia de Kaliningrado volverá a desempeñar el papel de pistola en la sien de Europa como hace dos décadas”.
Asimismo, en un mensaje a la Asamblea Federal, Putin lanzó la advertencia de que “Rusia podría además utilizar el misil hipersónico Tsirkon que con una velocidad de Mach 8 y que lanzado desde submarinos podría alcanzar cualquier Centro de Mando de EE.UU. en cinco minutos, así como el proyectil de crucero Burevestnik y el dron submarino nuclear Poseidon”. Pero la miopía geopolítica de Biden en su obsesión por someter a Rusia incrementará el enconamiento con Putin y podría tener como efectos colaterales la reedición de la Crisis de los Misiles Kennedy-Jruschev (octubre de 1962), que tendría como epicentro Kaliningrado y la posterior implementación del G-2 o Primus Inter Pares EE.UU.-Rusia.
teleSUR no se hace responsable de las opiniones emitidas en esta sección