Horacio Duque
Al nuevo Ministro de Educación, Daniel Rojas, designado por el presidente Gustavo Petro el pasado 9 de julio, para reemplazar a la señora Aurora Vergara y a su poroso equipo de “técnicos”, le están disparando muy duro desde la ultraderecha uribista, desde el Centro fajardista y desde cierta “izquierda pedagógica y contratista” para descalificarlo por sus maneras de expresarse frente a los contendores políticos de la izquierda progresista y transformadora.
Daniel Rojas se ha desempeñado a lo largo del actual gobierno como director de la Sociedad de Activos Especiales/SAE, entidad encargada de administrar los bienes incautados a las mafias de la droga y de la corrupción; cargo en el que enfrentó con valentía la criminalidad y la delincuencia que trafica con bienes de poderosos capos como haciendas, ganado, apartamentos, hoteles, vehículos, oro y otras mercancías originadas en la más nauseabunda actividad delincuencial.
Rojas es un destacado líder del petrismo y de la izquierda popular con origen en Medellin, con importante experiencia administrativa en la alcaldía de Bogotá y con estudios en economía y desarrollo.
La descalificación está centrada en sus crudos lenguajes frente a reconocidos personajes de la ultraderecha, mismos a los que se le aplaude con gracia su procacidad y degradación verbal.
Pero, creo que el tema es más de fondo. Los cuestionamientos a Rojas y el ataque mediático y por redes a su nombramiento tiene que ver con el tema de la corrupción en el Ministerio de Educación y las mafias que allí imperan.
En este Ministerio hay unas poderosas y criminales redes que trafican en el Vice Ministerio de Educación Superior con las licencias para nuevas instituciones universitarias y con las certificaciones de alta calidad institucional y académica. Las roscas que controlan las universidades públicas de los departamentos y regiones –como es el caso de la rosca vargasllerista que tiene secuestrada la Universidad del Quindío- son las más favorecidas por este Vice Ministerio y los clanes que tienen su hegemonía allí.
La actual gobernadora del Valle del Cauca, Dilian Francisca Toro y la familia Pérez de la Universidad Autónoma de Occidente de Cali son (presuntamente) los reyes del tráfico de influencias crematístico en favor de las universidades de garaje como se puede comprobar en Bucaramanga, Pereira, Barranquilla y Medellin. Tengo pruebas de una seudo universidad de Villavicencio que reparte títulos en educación estética y gastronomía, a diestra y siniestra, con un negocio redondo de miles de millones de pesos.
No sé por qué la ex ministra Aurora Vergara y su equipo de “técnicos” no vieron eso, o tal vez se hicieron los de la vista gorda y alcahuetearon todas las porquerías y vagabunderías, como entregar dineros públicos a universidades privadas, como lo denuncio el presidente Petro hace pocos días.
Daniel Rojas debe recibir el apoyo de toda la comunidad educativa de base y del bloque popular progresista para que como nuevo Ministro de Educación garantice la correcta inversión de más de 70 billones de pesos que es el presupuesto de ese sector, para que defienda el derecho fundamental a la educación e impulse una profunda reforma democrática del sector y de la educación superior.
Con Daniel Rojas llega el Poder Constituyente a la educación de los colombianos.
Por
* Imagen: Daniel Rojas Medellín. PRESIDENCIA DE COLOMBIA