Proyecto Academia con jóvenes en Kinshasa

Fuente: Umoya num 106 – 1er trimestre 2022                           Pedro Espinosa. Comité de Madrid

Cuando aún no se han apagado del todo los ecos de la muerte de nuestra querida compañera y amiga Ana María Acedo, hoy vuelve de nuevo a nuestras páginas a través de un proyecto que siempre dejó claro, con gestos y palabras, que era de los más queridos entre todos los que alentó a lo largo de su vida congoleña.                                                                                                         En su discurso de agradecimiento a la concesión del Galardón «Sociedad y Valores Humanos» del Colegio Oficial de Sociólogos y Politólogos de Navarra, el año 2008 en Pamplona, ella misma nos abrió las cosas que llevaba más dentro del corazón: primero, todo lo Proyecto Academia con jóvenes en Kinshasa vivido y aprendido entre los pueblos pigmeos en plena selva, y segundo, su aterrizaje en Kinshasa para vivir en una Casa de Formación de su Congregación, en las afueras de la ciudad, en el Barrio de M’Pumbu. Pero dejémosla hablar a ella en el discurso arriba aludido:                                                                                                             «El barrio es muy pobre. En él había y hay muchos jóvenes que se estaban dando a la droga, a la prostitución, al robo… En general habían terminado la escuela secundaria y podían entrar a la Universidad pero no tenían medios. Algunos nos pidieron que les dejásemos un espacio y les diéramos revistas para leer, cosa que hicimos en la medida de EDUCACIÓN Reportaje Por Pedro Espinosa. Comité de Madrid nuestras posibilidades. Después, amigas y amigos de los Comités, nos ayudaron a construir una sala pequeña amueblada con sillas y mesas. Hicimos algunas suscripciones a revistas y así empezó a funcionar una minibiblioteca».                                                                                                     Estos fueron sólo los principios, sencillos cimientos de algo más grande. ¡Y llegó ACADEMIA!

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Porque cuando en 1999 Ana María y sus compañeras se encontraron con un fuerte donativo de 6.000 $ dejado por tres amigos españoles tras su viaje por el país, vieron que había llegado el momento de dar el salto: y comenzaron a ayudar a un grupo de 20 chicos y chicas para que pudieran estudiar en la Universidad o en Institutos Superiores, repartiéndoles a cada uno una beca de 300 $ y con el compromiso de que ellos ayudasen en la lucha que el barrio había emprendido contra las erosiones con una prestación de 4 horas semanales los sábados.                        «Este grupo», continúa hablando Ana María en su discurso de 2008, «al que los mismos jóvenes dieron el nombre de ACADEMIA, continúa funcionando hasta hoy con 50 estudiantes, sin acepción de creencias religiosas o de inclinaciones políticas».

En 1998 comenzaron con 20 jóvenes y en 2008 ya ayudaban a 50 estudiantes. Con nuevas ayudas que siguieron llegando desde España, sobre todo desde los Comités de solidaridad con África Negra, se construyeron el nuevo salón de reuniones y cursos de formación (conferencias, debates…) y la nueva biblioteca, abierta a todo el barrio. En mi viaje del año 2007 tuve la suerte de disfrutar de un encuentro con aquellos jóvenes reunidos en un sábado por la tarde, todavía en el salón antiguo, y de charlar en otro momento con el perito aparejador y los dos albañiles que se encargaban de la obra del nuevo. ACADEMIA siguió creciendo y ampliándose con el apoyo de las ayudas económicas que siguieron llegando desde España.                                                                                                            Pero ¿cuáles eran los rasgos más significativos de aquella ACADEMIA que la hacían tan especial? Una vez extendida la propaganda entre las familias del barrio P’Mumbu, comenzaron enseguida a ser numerosas las solicitudes para acceder a la beca. Sólo se admitía un joven por familia. Tras esta primera solicitud, un equipo de compañeras de Ana María visitaba a las familias en su domicilio, por sorpresa en ocasiones, para verificar la veracidad de las condiciones alegadas por el estudiante. A cambio de la beca los jóvenes colaboraban cada sábado en el arreglo de las calles del barrio. El acuerdo era que si alguno se ausentaba dos sábados sucesivos sin justificación válida, se le restaba una suma de dinero que se reservaba en la caja común. Aunque generalmente ellos recuperaban la ausencia y se les reponía su dinero. Un equipo de Coordinación era elegido por un año por los mismos «Académicos» y era el encargado de hacer el seguimiento de sus mismos compañeros en cuanto al pago de los gastos comunes porque ellos constataban que algunos no los pagaban…. Esta y otras cosas me las ha contado recientemente, en un testimonio personal pedido por mí, una de aquellas jóvenes novicias que hoy es la Provincial de su Congregación en África, la gran amiga Clarisse Kabanga.                                                                                                   ACADEMIA siguió creciendo y también el número de jóvenes becados. El año 2017 los Comités Umoya de solidaridad con África Negra quisimos dar un empujón y convertimos ACADEMIA en la Campaña de Navidad de ese año. En aquel momento ya eran más de 300 los jóvenes que se habían beneficiado de su paso por Academia: «Junto a la formación académica aprenden a trabajar en equipo, reciben formación humana… y los que tienen un trabajo aportan una parte de su salario para que el Proyecto vaya siendo autosuficiente».                                                     «Según un nuevo testimonio de la Hermana Clarisse desde 2018 las cosas cambiaron. Ana María Acedo, que estaba ya muy enferma, trasmitió a la hermana Wivine, la entonces responsable, que ACADEMIA no podría continuar. Ella lo había visto claro y había tomado la decisión». Muy recientes informaciones apuntaban especiales dificultades para que las ayudas económicas que la habían mantenido hasta el momento siguieran llegando.                                                                                  Ignoro, aunque las supongo, las decepciones que, con seguridad, acarrearía aquella decisión. Pero la realidad es que ACADEMIA dejó de funcionar en 2018 y no ha vuelto a resurgir hasta el momento.                                                                                                            «Nuestra alegría, dice hoy una de aquellas hermanas, es que la mayoría de quienes se beneficiaron se encuentran actualmente asumiendo grandes responsabilidades tanto dentro como fuera del país”. Y termina Clarisse: ”Yo no sé el número de jóvenes a los que ayudamos. Nuestra preocupación no fue nunca el número sino el servicio que se les prestó».

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