Mirad a Siria mientras el salchichón desaparece. El lince

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Siria, Siria, Siria. No hay nadie que no haya escrito sobre la caída de Siria en manos de los salafistas, esos mal ponderados en Afganistán y tan buenos chicos ahora en Siria. Por cierto, ¿habéis notado lo rápido que se está moviendo todo el mundo, ONU incluida, con Siria y cómo llevan dos años sin hacerlo con Afganistán? ¿Por qué será? Quien no hable de Siria no está en la onda. No está a la moda. De nuevo hacemos lo que la burguesía quiere que hagamos. Y nosotros, tan contentos. Es el triunfo que necesitaba Occidente para aparentar que está ganando, que su hegemonía se mantiene y que todo seguirá igual.

Y mientras seguimos el ritmo de su baile, son otras las cosas que están pasando y a las que no prestamos atención. Y cuando lo hagamos, será tarde. Muy tarde. Y luego, a llorar, que eso se nos da de maravilla.

El día 12 de diciembre, un nauseabundo matón, el nuevo secretario general de la OTAN, ha dicho algo que, por sí solo, tendría que haber puesto los pelos tiesos a cualquiera. Pero no, ha pasado desapercibido. Siria, Siria, Siria. Cuanta más Siria, mejor.

Lo que ha dicho este tipejo es que se van a reducir «las pensiones, la salud y la seguridad social», porque los países de la OTAN gastan mucho en ellas y es un dinero que tiene que ir para «la defensa».

Este nauseabundo tipejo la dicho textualmente: «Sé que gastar más en defensa significa gastar menos en otras prioridades, pero es sólo un poco menos. En promedio, los países europeos gastan fácilmente hasta una cuarta parte de su renta nacional en pensiones, salud y sistemas de seguridad social. Necesitamos una pequeña fracción de ese dinero para fortalecer nuestras defensas y preservar nuestro modo de vida». Si tenéis estómago para dejar hablar de Siria e ir a lo importante, a lo realmente importante, leedlo aquí. Es la página oficial de la OTAN.

El modo de vida que este tipejo defiende es del que se están liberando numerosos pueblos africanos, porque está basado en la explotación neocolonial de medio mundo. Pero da igual, somos «los mil millones de oro» que defendía el jardinero Borrell con aquello del «jardín y la selva», estamos amenazados por la selva y hay que defenderse. No de los psicópatas que nos gobiernan, por supuesto, sino de nosotros mismos. Unos nosotros que no solo somos imbéciles, sino que por ello debemos hacerles caso porque la pérdida (otra vez) de las pensiones, de la salud y de los sistemas de seguridad social, es decir, del llamado «estado de bienestar» que una vez existió y del que solo quedan jirones, es por nuestro bien, por mal que lo pasemos a corto y medio plazo.

El nuevo secretario general de la OTAN, que fue primer ministro de los Países Bajos, es decir, un psicópata de cartel y con pedigrí, lo dice sin tapujos: «Para proteger nuestra libertad, nuestra prosperidad y nuestro modo de vida, vuestros políticos tienen que escuchar vuestras voces. Decidles que aceptáis hacer sacrificios hoy para que podamos estar seguros mañanaDecidles que tienen que gastar más en defensa para que podamos seguir viviendo en paz. Decidles que la seguridad es lo más importante». Nada de educación, de pensiones, de sanidad y esas monsergas.

Y sigue la estela del jardinero: «Estoy seguro de que, en la OTAN, podemos seguir manteniendo a salvo a mil millones de personas». ¡Horror! Las hordas amarillas, negras y eslavas nos amenazan, vienen con el cuchillo entre los dientes para rajarnos la garganta y robarnos nuestras lavadoras porque son bárbaros e ignorantes que todavía lavan en la orilla del río.

Unas hordas que no pierden su encanto secular, de siglos, para los occidentales. ¡Vuelve Gengis Kan! Y, como es un discurso dirigido a los imbéciles, a nosotros, termina como tiene que terminar: «Nuestros adversarios creen que son duros y nosotros somos blandos. Ellos invaden otros países mientras nosotros respetamos las normas internacionales. Ellos oprimen a sus pueblos mientras nosotros valoramos la libertad».

No miréis a Gaza. No miréis a Líbano. Ni a Georgia. Ni a África. Ni siquiera a Corea del Sur. O a Francia. O a Rumanía y su «golpe constitucional» porque ganó la primera vuelta de las presidenciales un anti-OTAN. Ni a Gran Bretaña, que acaba de otorgar «inmunidad especial» al ministro de Defensa y al jefe militar del IV Reich sionista, antes conocido como Israel, para que no sean arrestados en una visita que van a hacer allí. El ministro tiene orden de arresto por la Corte Penal Internacional, un mandato que se supone que Gran Bretaña debería cumplir. Así que eso de «respetamos las normas internacionales» no solo es una mentira flagrante, sino un cuento para niños occidentales.

Solo hay que mirar a Siria, donde nos hemos deshecho de un sanguinario dictador y debilitado a Rusia. Hemos llevado la libertad a Siria. Mirad a Siria, seguid mirando a Siria. Y cuando lo hayáis terminado de escribir todo, al derecho y al revés, gritad conmigo: «Salve, Occidente, los que van a morir te saludan». Porque también los gladiadores hacían sacrificios para entretener al populacho y mantener el poder de los patricios romanos que, por ello, apostaban por quién iba a morir. Y ahora también están apostando por nosotros, por quiénes moriremos por ellos, para su regocijo y, dicen, también el nuestro. Por eso la historia está desapareciendo de los manuales escolares, no vaya a ser que se encuentren con el papel de la OTAN en Yugoslavia, en Afganistán, en Irak, en Libia, en Siria…

«Sé que gastar más en defensa significa gastar menos en otras prioridades, pero es sólo un poco menos. En promedio, los países europeos gastan fácilmente hasta una cuarta parte de su renta nacional en pensiones, salud y sistemas de seguridad social. Necesitamos una pequeña fracción de ese dinero para fortalecer nuestras defensas y preservar nuestro modo de vida», dijo este psicópata. Y le aplaudieron.

¿Suficiente? Nunca es suficiente con los psicópatas occidentales. La OTAN quiere una «mentalidad de guerra» en la población, pero ninguno de ellos iría ni a 50 km del frente. Se nos pide que aceptemos la teoría del salchichón con las pensiones, la sanidad y las prestaciones sociales, «pero solo es un poco menos», como dice el nauseabundo psicópata de la OTAN. Pareciese que el salchichón sigue intacto, pero esas rodajitas que se han quitado ya no vuelven. Y el salchichón empequeñece poco a poco hasta desaparecer. Pero eso es «una obligación moral» para los mil millones de oro occidentales, que desaparezca el salchichón para conservar las lavadoras que se quieren llevar esos bárbaros que todavía lavan en el río, pero para morir tendremos que empeñar a nuestros hijos y nietos, como en EEUU, pagando una sanidad privada porque se habrá destruido la pública. Eso si hay pensiones.

Este tipo lo propone justo un mes después de que los locos y descerebrados que nos gobiernan decidieron un cambio de las políticas de gasto destinadas a «reducir la desigualdad económica» hacia la «defensa y seguridad». Lo hicieron unos pocos días después del triunfo de Trump, asustados porque ya había amenazado en varias ocasiones con la retirada de la OTAN si los europeos no aumentaban sus gastos de defensa en la OTAN.

Eran un total de 392.000 millones de euros los presupuestados hasta 2027 para esa «reducción de la desigualdad económica», pero el zombi europeo ha decidido que una tercera parte de esos fondos, es decir, 130.000 millones de euros, se van a utilizar en «gastos de defensa y seguridad». Y ahora dan un paso más. Otra rodaja que desaparece del salchichón. Era una «pequeña fracción de dinero», la tercera parte, una rodajita del salchichón, y ahora se pide otra «pequeña fracción de dinero», otra rodajita más hasta llegar al 3% del PIB. Pero no preocuparse, todavía queda algo del salchichón.

Una seguridad que está amenazada por Rusia, por supuesto, pero también por China. Lo de Rusia es sabido, lo de China no tanto, por lo que hay que machacar el (poco) cerebro que queda de los imbéciles, nosotros, diciendo que China está fortaleciendo constantemente su base industrial militar y también está desafiando las ventajas tecnológicas occidentales a través de inversiones a gran escala en tecnologías disruptivas como la compra de inteligencia artificial. Y añadiendo que «la producción de armas y equipos es cinco veces más rápida que la de Estados Unidos y seis veces la de la OTAN». ¡Huy, qué miedo!

En esto sigue la estela de su antecesor, un obseso de China. Ya en julio la OTAN aprobó un documento que acusaba a China de «continuar desafiando los intereses, la seguridad y los valores de la OTAN», convirtiéndose en «un partidario decisivo de la guerra de Rusia en Ucrania y exacerbando las amenazas de Rusia a los países vecinos y euroatlánticos». Y en su primera visita como capo de la OTAN a Trump dijo que «si Ucrania se ve obligada a firmar un acuerdo de paz en términos beneficiosos para Rusia, Estados Unidos enfrentará terribles amenazas de China, Irán y Corea del Norte», unos adversarios que «pueden poner en peligro a Estados Unidos». Y aquí estamos los europeos, dispuestos a impedirlo a toda costa, a nuestra costa.

Así que a gastar más, a hacer sacrificios en pensiones, en salud, en prestaciones sociales porque «lo que a Rusia le falta en calidad, lo compensa en cantidad con la ayuda de China, Irán y Corea del Norte». El nuevo eje del mal al que combatir y que encabeza las hordas que nos amenazan.

Según el Eurostat, el instituto de estadística del zombi conocido como Unión Europea, el 20% de la población ya vive por debajo del umbral de pobreza. Pero eso es lo de menos. Estos que ya están en la pobreza y quienes los acompañen dentro de no mucho tienen que aceptar que se sigan cortando rodajas del sanchichón y, además, con entusiasmo para que lo vean y oigan nuestros políticos. Todo por nuestro bien, por supuesto.

Seguid mirando a Siria. Entreteneos haciendo sesudos análisis sobre Siria. Cuando cerréis la ventana para mirar hacia dentro, el monstruo habrá engordado comiéndose un poco más del salchichón. Y vosotros, nosotros, más flacos, sin salud, sin pensiones y sin seguridad social.

P.D.- El grado de autismo de esta peña es total: Alemania, el llamado «motor de Europa», es hoy un 5% más pobre que hace dos años y «se enfrenta a un punto de no retorno por la desindustrialización». Eso por no hablar de que Alemania está plagada de problemas sistémicos, incluido el rechazo de los recursos energéticos rusos, lo que ha hecho que el país pierda competitividad como reconoce ahora el vicecanciller y ministro de Economía, un fanático Verde. Reconoce, además, que la caída del nivel de vida y el aumento de las tensiones sociales están ahuyentando a los especialistas extranjeros. Lo que no reconoce es que han sido ellos, los mal llamados «progres», los socialdemócratas y los ecologistas, quienes han llevado al país a esta situación por su enfermiza rusofobia y su apoyo a los neonazis del país 404, antes conocido como Ucrania.

En esta situación, el psicópata secretario general de la OTAN pide a los alemanes, y al resto de europeos, que sufran un poco más por el bien de la OTAN y la rusofobia y chinofobia. Hay que protegerse de las hordas salvajes.

(Publicado en el blog del autor, el 16 de diciembre de 2024)

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