Análisis rápido: Micron está acabado, Biden está acabado, la OTAN está acabada.
La apuesta personal de Micron ha fracasado estrepitosamente, la apuesta de Biden está fracasando estrepitosamente: la consecuencia, la OTAN está fracasando estrepitosamente.
La victoria de los neofascistas en Francia no es completa. Es bastante improbable que consiga la mayoría absoluta dentro de una semana. Las estimaciones están así:
O sea, que en peor de los casos estarán en 230 diputados y en el mejor en 280. Esto es lo que se traduce de los resultados, de cómo han quedado, si primeros o segundos en las circunscripciones electorales. Es decir, que les faltarían aún 9 votos para la mayoría absoluta en el mejor caso.
Por lo tanto, todo depende de las alianzas finales, de quién vota a quién, y ahí es donde está la clave. Así, la pregunta es cuáles serán los próximos pasos de los neofascistas, y lo que ya se está anunciando es que serán una especie de Meloni en Italia, o sea, neofascismo muy blando. No pocos seguidores de Micron no elegidos ya han dicho que en la segunda vuelta no votarán a la «extrema izquierda», refiriéndose al Nuevo Frente Popular, por lo que aún puede haber sorpresas sobre esa mayoría absoluta.
Para Micron el mejor resultado es que no haya mayoría absoluta, y dada la histórica trayectoria de la pretendida «izquierda» él seguirá teniendo el control del país (constitucionalmente si hay cohabitación solo tendría poder en política exterior y defensa, y eso muy controlado) y jugaría a lo que mejor se le da a nivel interno: divide y vencerás. Ya ha ocurrido con la pretendida «izquierda», por ejemplo en el respaldo a Micron en su postura con el país 404, antes conocido como Ucrania: mientras que La Francia Insumisa ha sido algo, poco, pero algo crítica, el Partido Socialista y los Verdes siempre le han apoyado. A eso va a seguir jugando Micron. Y es por eso por lo que Marine Le Pen no quiere ser primera ministra, pero sí Ministra de Asuntos Exteriores.
¿Esto asusta al dinero francés, a los gaulistas de siempre? Pues sí, y tal vez sea la moneda de cambio para apoyar a los neofascistas en la segunda vuelta. Pero también hay otros que apuntan que dado que el Nuevo Frente Popular será la formación más amplia después de los neofascistas (entre 125 y 165 escaños), no es descartable una carambola como la de nombrar a Jean-Luc Mélenchon como primer ministro. Cosas así ya se están diciendo en Francia.
De momento es una hipótesis, política ficción si queréis, pero pase lo que pase la situación en Francia va a afectar a la OTAN en Europa. La cosa interna compete únicamente a los franceses, pero la externa nos compete a nosotros también. El presidente francés tiene un poder casi monopólico en la diplomacia, pero la aprobación de fondos debe ser votada por la Asamblea Nacional. En el caso del país 404, esos fondos ya han sido criticados tanto por los neofascistas como por una parte de lo que hoy es el Nuevo Frente Popular porque entienden, por diferentes razones, que hay que utilizarlos dentro del país. Francia es la columna vertebral de la OTAN en Europa, y si el principal vector flaquea la OTAN flaqueará. Tal vez viendo las orejas al lobo es por lo que el bufón Zelenski lleva unos días hablando de conversaciones de paz. Porque se está viendo que sin Francia la parte europea de la OTAN dejará de tirar del carro belicista, por mucho que se empeñen Alemania y los chihuahuas bálticos. Sumad a eso que desde hoy quien preside el zombi llamado Unión Europea es Hungría, acérrimo crítico de la postura político-militar del zombi europeo con Rusia.
Aunque no hay que olvidar que para llegar hasta aquí, los neofascistas han tenido mucho cuidado en convertirse, en moderarse, en encajar en la élite gobernante, y su programa habla claramente de mantener las relaciones con la UE y la OTAN.
En cualquier caso, y lo veremos después de la segunda vuelta del 7 de julio, la OTAN está en una situación muy débil a corto y largo plazo. Salvarán la cada con la reunión de mediados de mes, pero poco más. Si ya personajes como Orban cuestionan su legitimidad, ahora hay otros que también lo hacen, aunque no con tanta parafernalia como el húngaro. Porque, cosa curiosa, es este sector el más crítico con la OTAN mientras que la pretendida «izquierda» es uno de sus avales. El programa del Nuevo Frente Popular francés lo deja bien claro.
En cualquier caso, entramos en terreno desconocido. Sobre todo con el esperpento de EEUU. Si a eso se suma la catastrófica situación del gobierno alemán, del británico y del canadiense, la OTAN está en una situación extremadamente vulnerable. A poco que apriete Rusia, la OTAN no estará solo en «muerte cerebral», como hace cuatro años dijo Micron, sino en muerte física.
Es por esto por lo que el perro faldero mayor de EEUU, el secretario general de la OTAN, acaba de decir que «Beijing es el instigador de la guerra más grande en Europa» y, por ello, «China está encendiendo la guerra más grande en Europa desde la Segunda Guerra Mundial». Son sabidas las simpatías de Le Pen con Rusia, pero si aparece China como enemigo la cosa cambia.
La retórica está cambiando de forma muy rápida. Ya se inició en Madrid en la cumbre de 2022, pero ahora ya es el centro de toda la estrategia de la OTAN. Es necesario para sobrevivir. Tal como yo lo veo, o es esto o es un intento de impedir o dificultar los esfuerzos de China (y de Brasil) por organizar una conferencia de paz sobre el país 404. O las dos cosas.
En cualquier caso, es una señal más de la preparación de Occidente para un conflicto directo con China, así como una justificación para cortar los vínculos con ese país en la UE y otros mercados. Los chinos ya se han dado cuenta de esto y también están cambiando activamente el modelo de su presencia en Europa, basándose en el hecho de que serán declarados enemigos de Occidente. La cumbre de la OTAN del 9-11 de julio lo certificará. Y, a partir de ahí, va a quedar claro para quien tenga ojos en la cara, y un mínimo de cerebro, que el enfrentamiento directo entre EEUU y China es históricamente inevitable.
Lo anterior es un análisis mío. Lo que sigue es de mi amiga francesa Danielle, de la que ya os hablé.
Toda la presidencia de Macron, en la lógica de quienes lo precedieron, nunca dejó de jugar con la Agrupación Nacional, cada derrota se convirtió en su victoria, ya se tratara de resultados electorales buenos o de la supuesta asfixia del movimiento de los chalecos amarillos. La coalición de moderados aparentemente se derrumbó bajo sus golpes pero, por otro lado, logró desviar el rechazo de la guerra y al atlantismo, ¿es el populismo algo más que la reacción popular comparable a la oferta política estadounidense entre Trump y Biden? Y su actualización en Europa, su vasallaje a la OTAN no es otra cosa.
La presidencia de Macron fue más que una decepción, fue una debacle como la de Sarkozy o Hollande. Pero sólo pudo mantenerse llevando el ascenso de la Agrupación Nacional hasta su paroxismo de odio y la ira popular acumulada es lo que le permitió realizar la hazaña de ser elegido por segunda vez. Esa operación todavía está en marcha, no hay que descartar nada.
Macron no ha sido más que este caos permanente sin otra convicción ideológica que la de sus pares en Europa: persistir creando caos y guerra de todos contra todos en todas partes… Macron es la figura de este agotamiento y de este caos, incluidas las elecciones americanas. El costo social de tal debacle será enorme, es el que necesita la clase imperialista para sobrevivir a su propia crisis, requiere mucho más que parlamentarios que están más confundidos que nunca. Esto es sobre lo que necesitaremos tener el coraje de hablar y analizar si es posible, no lo sé.
Sin embargo, tendremos que alejarnos de estas “tácticas” del sálvese-quién-pueda, sin estrategia. El único que ha podido derrotar al fascismo actualizando sus opciones de clase capitalistas y sus estrechos vínculos con la guerra, el socialismo, es la única respuesta estratégica, mientras que las “tácticas” de al menos lo peor, que siguen siendo capitalistas y belicistas, demuestran la profundización de la crisis. Cuando hemos permitido que la situación llegue al punto actual en Estados Unidos y Francia, ¿qué podemos esperar?
Seamos claros: ayer hubo semivictorias y, paradójicamente, tal vez debamos incluir en ellas las esperanzas decepcionadas de una manifestación nacional de tener en cualquier caso una mayoría absoluta al precio posterior de un despegue con sus ambigüedades de representación de las capas populares y sus intereses. Semivictoria y finalmente derrota limitada del partido mayoritario a costa de una mayor ingobernabilidad. La decepción es igualmente importante para el Nuevo Frente Popular, que corre el riesgo de no encontrar sus representantes electos en el NUPES. Si algunas decisiones “disidentes” en la región de París enmascaran un poco el fenómeno, el resultado de la primera vuelta marca la debacle del PCF y corre el riesgo de acentuarse en la segunda vuelta. Pero la catástrofe final está reservada a la derecha… todos estos fracasos demuestran la dificultad de las soluciones en las cumbres que no tienen en cuenta las sensibilidades del electorado. Un análisis marxista dice que hay que hacer coincidir las relaciones de clase y la expresión política. Es posible que la segunda vuelta acentúe las tendencias con un electorado reacio a aplicar las instrucciones de voto.
Ante tal situación, debemos saber contar con el verdadero futuro…
Está el corto plazo, aquel en el que los franceses, al igual que los ciudadanos de las “democracias” occidentales, han estado atrapados durante años. Exige oposición a la extrema derecha, al señuelo fascista que no es más que la continuación de la política del capital en forma represiva y mafiosa. Pero también debemos ver que la estrategia de este tipo de reuniones, desgastada hasta la médula por Macron y sus predecesores, tiene sus límites y que estos han sido destrozados. También debemos darnos cuenta de que aquellos que tienen la miopía de construir su resistencia sobre las divisiones y el clientelismo de estas divisiones están avanzando en la misma dirección. Todo esto requiere una verdadera reflexión colectiva con el intercambio de experiencias teóricas y prácticas.
Por supuesto, la ansiedad de los franceses antifascistas es tal que sólo podemos repetir lo que intentamos decir a lo largo de esta abominable campaña: debemos vencer a la Agrupación Nacional, pero sabiendo que actualmente nuestros votos tienen todas las posibilidades de seguir fortaleciendo su base. Y que será necesaria una profunda conciencia de la naturaleza de lo que enfrentamos para derrotar a este fascismo que en todas sus formas ha estado ahí durante mucho tiempo.
(Publicado en el blog del autor, el 1 de julio de 2024)