Hay quienes afirman que Hamás «era, al principio, un proyecto israelí«. La acusación es muy antigua y puede parecer chocante, pero volvió a cobrar fuerza tras el ataque del grupo  palestino a Israel  el 7 de octubre.

Miembros del movimiento rechazan categóricamente la existencia de esta relación, al igual que altos funcionarios israelíes, que la consideran infundada.

Incluso antes del ataque de Hamás a Israel, la afirmación ya había sido hecha y repetida por un ex ministro palestino en una entrevista de la BBC y apareció en varios periódicos extranjeros. Destacados activistas también la han mencionado en las redes sociales en las últimas semanas.

Hace décadas, la acusación fue defendida públicamente por el ex presidente egipcio Hosni Mubarak, por un senador republicano ante el Congreso estadounidense y por funcionarios del servicio de seguridad interna de Israel, el Shin Bet.

El largo trabajo de Hamás

El Movimiento de Resistencia Islámica de Hamás no surgió de la nada en 1987. Antes de eso, ya había recorrido un largo camino, que se puede dividir –de manera muy simplificada– en dos etapas:

Según los registros de los Hermanos Musulmanes, gran parte de la historia de la organización islámica en los territorios palestinos fue de naturaleza religiosa, de apoyo y de sensibilización. También construyeron mezquitas e instituciones sociales.

Estos documentos dicen que en sus primeros años en los territorios palestinos, los Hermanos Musulmanes se centraron en la preparación intelectual, cultural y espiritual de los jóvenes, más que en el entrenamiento militar.

Los Hermanos Musulmanes fueron fundados en Egipto en 1928 con la misión de defender las enseñanzas del Corán y con el objetivo de aplicar las leyes islámicas, la Sharia, a todos los aspectos de la vida.

La organización se ha expandido a otros países árabes y también ha inspirado a otros movimientos islámicos con su modelo que combina el activismo político con el trabajo caritativo.

Khaled Meshal, actual líder de Hamás en el extranjero, señala que los militantes islámicos se vieron obligados a abandonar los territorios palestinos durante diferentes períodos en los años 1950 y 1960 debido a las olas nacionalistas árabes seculares, así como a la ola comunista.

Según declaraciones de Meshal a la prensa, los militantes islámicos no fueron bienvenidos.

En la siguiente parte de este texto, nos centraremos en los acontecimientos que llevaron al surgimiento de Hamás, desde 1967 hasta el nacimiento del movimiento en 1987.

Señales de «lucha armada»

La transformación en los métodos utilizados en la «lucha contra Israel» comenzó a gestarse después de que Israel derrotara a los árabes en la Guerra de los Seis Días, que tuvo lugar entre el 5 y el 10 de junio de 1967.

En los meses previos a la guerra, un conflicto entre árabes y judíos parecía inminente. En mayo de ese año, Egipto movilizó miles de soldados en la frontera con Israel e instituyó un bloqueo naval contra ese país en el Estrecho de Tirán.

Luego, en la mañana del 5 de junio, Israel llevó a cabo ataques aéreos inesperados contra Egipto y Siria.

En los días siguientes, Israel luchó contra los ejércitos de estos países y también contra Jordania, y finalmente salió victorioso. El conflicto consolidó el poder militar de Israel y aumentó significativamente su tamaño, arrebatando la península del Sinaí a Egipto, los Altos del Golán a Siria y Cisjordania a Jordania.

En sus memorias, El Minarete Rojo , el primer portavoz del movimiento Hamás, Ibrahim Ghosheh, habla de las repercusiones que la derrota tuvo sobre los jóvenes del movimiento de los Hermanos Musulmanes.

Ghosheh dice que tanto él como otros de su generación estaban descontentos con una conferencia convocada por el Contralor General de la Hermandad en Jordania «porque no presentaba soluciones claras para el futuro de Palestina y no pedía el inicio de una construcción yihadista islámica». «.

Ghosheh añade que el caso llevó a los jóvenes de los Hermanos Musulmanes –entusiasmados por luchar contra Israel– a trabajar en lo que llamaron un «movimiento correctivo», que defendía el uso de las armas, al contrario de lo que defendían miembros más experimentados de los Hermanos Musulmanes.

Como resultado, se llegó a un acuerdo secreto con el movimiento Fatah para entrenar e impartir habilidades de combate a estos jóvenes miembros de la Hermandad.

Fatah es un movimiento secular fundado por Yasser Arafat en la década de 1950 con el objetivo inicial de librar una lucha armada contra Israel para crear un Estado palestino.

Posteriormente, el movimiento se convirtió en partido y comenzó a defender la solución de dos Estados (una fórmula de paz que prevé un Estado palestino independiente junto a Israel). Con el tiempo, su poder disminuyó.

Ghosheh dice que el entrenamiento con Fatah comenzó en 1968 y terminó en 1970, después del descubrimiento de miembros de la Hermandad en el llamado «movimiento correctivo» y después del «Septiembre Negro», una guerra civil en Jordania que alcanzó su punto máximo en septiembre de 1970 y que enfrentó a los las fuerzas del país contra la Organización de Liberación de Palestina (OLP).

La OLP fue creada en la década de 1960 por los países árabes para representar a los palestinos en el escenario internacional. Yasser Arafat asumió el liderazgo de la organización en 1969 y permaneció allí hasta su muerte en 2004. Fatah ha sido el grupo más fuerte dentro de la OLP durante décadas.

Septiembre Negro dejó a miles de palestinos que vivían en Jordania muertos y desplazados.

Durante este período, los Hermanos Musulmanes experimentaron varios conflictos internos entre los «líderes tradicionales» y la «generación más joven».

Mientras los jóvenes presionaban para adoptar un enfoque antiisraelí, los líderes insistieron en priorizar la «construcción del Estado». Esta división llevó a varios miembros del movimiento a desertar y formar «grupos nacionales y movimientos militantes que abrazaron la lucha armada».

También aumentó la presión sobre el grupo, que ya enfrentaba dificultades debido al número de opositores y la presencia de otros movimientos intelectuales y nacionales palestinos.

‘Crearon Hamás para enfrentarse a Yasser Arafat’

Las «sospechas sobre una supuesta relación» entre Israel y el grupo islámico del que surgió Hamás aparecieron en los años 1970 y 1980.

El ex presidente egipcio Hosni Mubarak fue uno de los que levantó esta sospecha, cuando acusó al movimiento Hamás de ser una creación israelí.

Mubarak aparece en un viejo vídeo en el que aparecen varios oficiales militares egipcios que dicen: «Israel creó Hamás para trabajar contra la OLP».

Mubarak no fue el único que hizo esta afirmación: Ron Paul, ex miembro de la Cámara de Representantes de Estados Unidos que se postuló para la Casa Blanca en 1988, dijo al Congreso en 2009: «Si miramos la historia, encontraremos que Israel alentó y ayudó a crear Hamás, con el objetivo de enfrentarse a Yasser Arafat».

Además, el ex ministro y miembro de la delegación palestina durante las negociaciones secretas de Oslo en 1993, Hassan Asfour, dijo a la BBC en septiembre de 2023 que «Hamás nació tras un acuerdo entre algunos países árabes e Israel, en el marco de un proyecto estadounidense». – que buscaba una alternativa a la OLP».

El profesor palestino de Relaciones Internacionales de la Universidad de Qatar, Ahmed Jamil Azm, comenta sobre el origen de esta acusación.

«Los propios israelíes son parte de estas acusaciones. Las divisiones internas entre los palestinos también influyeron en el origen de estas acusaciones», dice el profesor.

Azm también se refirió a las viejas declaraciones de Mubarak.

«El discurso del régimen egipcio cambió según sus intereses, y quizás estas acusaciones se hicieron en un contexto de hostilidad hacia los Hermanos Musulmanes o en un momento de tensión con Hamás».

«Por otro lado, Hosni Mubarak y su director de inteligencia, Omar Suleiman, tuvieron una relación muy positiva con Hamás durante diferentes periodos, hasta el punto de facilitar la entrada de armas en la Franja de Gaza».

Se puede decir que las acusaciones de una supuesta (y nunca probada) “relación prohibida” entre Hamás e Israel se hicieron en fases posteriores a la guerra de 1967, cuando los Hermanos Musulmanes iniciaron la llamada “fase de las mezquitas” en los territorios palestinos. .

Esta etapa, que según algunas fuentes se prolongó hasta 1975, se caracterizó por la labor de «construir mezquitas», «movilizar a la nueva generación (…) y concentrar y profundizar la doctrina para enfrentar al movimiento sionista», según explicó el académico Khaled Hroub en su libro Hamas: Pensamiento y práctica políticos .

Hroub cree que los militantes islámicos hicieron importantes inversiones después de la guerra de 1967, validando el discurso islámico alternativo frente al discurso nacionalista, tan estrechamente vinculado a la guerra perdida.

El autor afirma que «la siguiente fase de construcción institucional se extendió desde mediados del decenio de 1970 hasta finales del decenio de 1980, y vio el establecimiento de grupos de estudiantes islámicos, clubes, sociedades benéficas y otras entidades que se convirtieron en centros de encuentro de la nueva juventud islámica».

‘Yo era el jefe del Shin Bet y fui testigo del surgimiento de Hamás’

En 1981, el New York Times habló con el entonces gobernador militar israelí de Gaza, Yitzhak Segev.

«Los fundamentalistas islámicos reciben algo de ayuda israelí», dijo Segev al Times. «El gobierno israelí me dio un presupuesto y el gobierno militar brinda apoyo a las mezquitas».

En el artículo se presenta una justificación: el dinero estaba destinado a fortalecer la formación que competía con la OLP.

Sin embargo, Yaakov Peri, que sirvió como jefe del Shin Bet (agencia de inteligencia interna) israelí, dijo en una entrevista publicada recientemente: «Fui jefe de la agencia de 1988 a 1995. Fui testigo del surgimiento del movimiento Hamás y recuerdo que Nuestra evaluación reveló que se parecía más a un movimiento social y que trabajaba para satisfacer las necesidades de la gente».

«Muchas buenas personas en Israel han acusado al Shin Bet de apoyar al aparato político de Hamás como alternativa a la OLP, pero eso no es cierto.»

Si analizamos las declaraciones del fundador del movimiento Hamás, el jeque Ahmed Yassin, no parece haber visto la cuestión de los fondos israelíes como un problema.

Yassin confirmó que Israel pagaba salarios como potencia que ocupaba el territorio, y añadió: «Comenzaron a ofrecer pagar pensiones y salarios a los empleados que aceptaban volver a trabajar».

Yassin añadió que Israel estaba haciendo estos gastos con el objetivo de garantizar que la vida volviera a la normalidad después de la ocupación de Gaza.

‘Confluencia involuntaria de intereses’

Roni Shaked, investigador del Instituto Truman de la Universidad Hebrea, dijo en una entrevista a la BBC que Israel no tenía problemas con los movimientos sociales religiosos y añadió que la Hermandad no representaba ninguna amenaza en ese momento.

Shaked, que fue funcionario del Shin Bet durante la década de 1970, dijo que Israel nunca financió a militantes islámicos y que sus contribuciones se limitaron a otorgar permisos para construir mezquitas.

El discurso del ex oficial de inteligencia coincide con el de Ahmed Azm.

Ambos creen que el hecho de que el movimiento islámico no quisiera enfrentarse a Israel -promovió la existencia de movimientos que no adoptaron la lucha armada- condujo a una situación «involuntaria».

Israel ha desviado su atención de los militantes islámicos en detrimento de sus acciones contra movimientos seculares como Fatah, pero Shaked y Azm no creen que esto haya significado apoyar a la Hermandad.

En el contexto de las cuestiones sobre la naturaleza de la relación del gobierno israelí con la comunidad islámica y la cuestión de «la financiación o las licencias de Israel para la construcción de mezquitas islámicas», encontramos un libro titulado La política de Israel hacia las dotaciones islámicas en Palestina , publicado en 1992. del escritor británico Michael Demper.

En él, Demper dice que una de las primeras acciones que tomó el gobernador militar israelí en 1967 fue nombrar a un oficial israelí a cargo de los asuntos religiosos en la Franja de Gaza, y su trabajo era generar vínculos entre el gobierno militar, el movimiento islámico y Grupos cristianos.

Aunque el escritor británico relata que Israel permitió la construcción de mezquitas entre finales de los años 1970 y mediados de los años 1980 como forma de encontrar un equilibrio con la OLP, no habla de la relación entre Israel y los responsables de las mezquitas que recibieron financiación de el país. .

‘Fue negligencia… Y nunca financiamos a Hamás’

En Israel, no hay consenso sobre el enfoque que ha utilizado el gobierno para enfrentar el crecimiento del movimiento islámico dentro de Gaza.

Aunque hay ex funcionarios israelíes que expresan “arrepentimiento” por las acciones del país respecto a Hamás, también hay testimonios como el de Shalom Harari, quien era oficial de inteligencia militar en Gaza en ese momento.

«Israel nunca financió a Hamás, e Israel nunca armó a Hamás… Hubo advertencias sobre los islamistas que fueron ignoradas, pero la razón detrás de eso fue negligencia, no un deseo de fortalecerlos», dijo al New York Times.

En este contexto, Ahmed Yassin afirmó que “Israel estaba monitoreando las instituciones islámicas militantes, como lo hace con cualquier otra institución, y estaba tratando de encontrar equilibrios… Dejando que cada grupo crezca a su manera hasta que llegue el momento en que se enfrenten entre sí. «.

‘Los resultados cayeron sobre sus cabezas’

La creación de la Sociedad Islámica y de la Academia Islámica es una de las principales razones aducidas por quienes acusan a Israel de contribuir al surgimiento de Hamás.

Los documentos de la Hermandad dicen que esta fase del siglo pasado tuvo lugar bajo «el paraguas de la ley israelí (…) y que sus actividades se limitaron a meros aspectos religiosos (…) No violaron la ley y no chocaron con las autoridades israelíes.»

El líder espiritual de Hamas, Ahmed Yassin, dijo sobre esta época: «No podíamos entrar en conflicto con la ocupación, y de ahí surgió la idea de las instituciones islámicas. La Sociedad Islámica, en 1976, era una habitación en una mezquita. y se concentraba principalmente en actividades deportivas.»

En el libro Intifada de 1990 , los escritores israelíes Ehud Yaari y Ze’ev Schiff afirman que «la administración civil israelí contribuyó significativamente al desarrollo del movimiento islámico que más tarde alcanzaría prominencia con el inicio de la Primera Intifada. Israel les permitió tomar posiciones de poder e influencia en las comunidades locales, y también les permitió establecer todo tipo de instituciones».

Os dois autores israelenses afirmam que «Israel se iludiu ao pensar que pode exercer controle sobre os militantes islâmicos e aproveitar-se de sua ascensão enquanto limita a influência da Organização para a Libertação da Palestina (…) Israel aprendeu a lição, mas é demasiado tarde.»

El líder de Hamas, Ibrahim Ghosheh, dice: «No es culpa de la Hermandad ni de Sheikh Yassin que Israel crea que otorgar una licencia a la Academia Islámica ayudará a equilibrar la tendencia secular de la OLP y la tendencia religiosa de la Hermandad. Si los sionistas se equivocaron en sus estimaciones , los resultados terminaron cayendo sobre sus cabezas.»

Algunos estudiosos mencionan que las autoridades israelíes no sólo permitieron al movimiento islámico establecer instituciones, sino que también dieron luz verde a otras facciones nacionales para establecer instituciones de todo tipo: clubes, asociaciones, sindicatos y oficinas de prensa.

Abdullah al-Hourani, autor del libro Sociedades benéficas en Cisjordania y la Franja de Gaza , publicado en 1988, dice que el número de asociaciones en Gaza antes de la Primera Intifada en 1987 llegaba a 62, de las cuales sólo 4 estaban asociadas con la Hermandad.

Las más destacadas fueron la Academia Islámica y la Sociedad Islámica.

‘Error estratégico’

El profesor de Relaciones Internacionales Ahmed Jamil Azm dice que Israel cometió un error estratégico y táctico: «Nunca ha habido una estrategia clara, Israel siempre confía en su superioridad como gran potencia».

«Por ejemplo, tras la ocupación de Gaza en 1967, intentó comunicarse con la sociedad a través de oportunidades económicas, impulsando el liderazgo local representado por familias notables y permitiendo la celebración de elecciones municipales».

«Pero la toma de decisiones se basó en motivos de seguridad más que en una comprensión realista de las verdaderas dimensiones de la ocupación y las consecuencias que estaba teniendo… Estos métodos no pueden ser aceptados por la sociedad como una alternativa a la resistencia a la ocupación».

Ronni Shaked, investigadora del Instituto Truman de la Universidad Hebrea, evalúa que, a pesar de haber sido advertido sobre el peligro potencial que el movimiento islámico podría representar en el futuro, Israel nunca entendió completamente esto y se mostró confuso al abordar el tema.

Shaked dice que el entonces gobernante militar israelí en Gaza, Yitzhak Segev, había expresado temor por las condiciones en el territorio “debido a la similitud que guardaban con la situación en Teherán antes de la revolución”.

Shaked añade: «El jeque Ahmed Yassin engañó a Israel para que se dedicara a luchar contra los comunistas mientras él trabajaba para construir jardines de infancia y criar generaciones, preparándolas para resistir a Israel».

El investigador cree que Israel todavía cree que logrará la estabilidad eliminando a Hamás y dando a los palestinos oportunidades laborales y beneficios económicos. «Esto no es cierto… Si se elimina Hamás, más adelante surgirán nuevos movimientos de resistencia nacional», evalúa.

La lucha contra Israel

El cambio radical en los métodos de los Hermanos Musulmanes contra Israel se produjo en 1983, cuando el grupo celebró una conferencia en Jordania en la que decidió «permitir a sus cuadros en Cisjordania y Gaza organizar acciones militares e iniciarlas lo más rápido posible cuando Tienen las condiciones adecuadas», según las memorias del primer portavoz de Hamás.

Un año después de esa conferencia, Israel asestó un golpe mortal a la primera célula militar en la Franja de Gaza, arrestando a todos sus miembros.

Los combatientes respondieron a Ahmed Yassin, quien los dirigió durante 13 años.

Fueron arrestados con alrededor de 80 armas que estaban almacenadas en la casa de Yassin en preparación para una acción militar contra Israel.

Pero Yassin pasó sólo unos meses detenido, ya que se benefició de un importante acuerdo de intercambio de prisioneros entre Israel y el Frente Popular para la Liberación de Palestina, y fue liberado en 1985.

Aunque este golpe inicial fue doloroso para los combatientes (especialmente porque el ala «militar» del movimiento apenas estaba comenzando, no tenía experiencia y tenía capacidades muy modestas), las bases ideológicas del grupo se mantuvieron sólidas, lo que le permitió reorganizarse.

A través de prueba y error, finalmente lograron organizar su ala militar.

Pero incluso en ese momento, parecía que Israel no prestaba atención al cambio de estrategia de estos grupos, ni era consciente del alcance que habían logrado dentro y fuera de los territorios palestinos.

Esto permitió a los combatientes desarrollar aún más sus herramientas.

Estas estrategias y el cambio de enfoque de la Hermandad hacia la «lucha armada» se revelarían públicamente con el anuncio de la creación del Movimiento de Resistencia Islámica Hamás el 14 de diciembre de 1987, el día después del inicio de la Primera Intifada.

No hay duda de que la historia de Hamás se caracteriza por la ambigüedad y la falta de documentación. Muchos miembros del movimiento atribuyen esta falta de antecedentes a las condiciones de seguridad -además de los contextos políticos y sociales- que han rodeado a los Hermanos Musulmanes desde su formación en los territorios palestinos.

Sin embargo, es posible responder a la pregunta de si Israel «fabricado» a Hamás analizando la falacia que representa la pregunta misma.

Israel no «fabricado» a Hamás, pero la compleja red de larga labor social de los Hermanos Musulmanes, producida en medio de la ocupación y la resistencia palestina a la misma, acabó dando origen a Hamás, como confirman Shaked y Azm.

Por lo tanto, puede haber lugar para el debate sobre las acusaciones de que Israel al menos ignoró el movimiento durante sus inicios, o incluso intentó explotar su presencia cuando ya se había convertido en una fuerza creciente en la lucha palestina.

Pero el contexto histórico del movimiento islámico y las circunstancias en las que surgió demuestran que la acusación de que Hamás es «una invención de Israel» es infundada.