El timonazo hacia un Gobierno de emergencia

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“El Gobierno debe declararse ya en emergencia. Emergencia significa que, día y noche, equipos del Gobierno estén trabajando en cómo bajar el precio de los alimentos», dijo el presidente. | Foto: Parlamento Andino

Análisis de los cambios en el gabinete del presidente Petro

Varias de las claves del timonazo dado este miércoles 26 de abril por el presidente Gustavo Petro en su gabinete de gobierno las encontramos en lo ocurrido en disímiles escenarios: en su discurso ante las comunidades campesinas de Zarzal (Valle del Cauca), en decisiones del Congreso de la República sobre tierras y en los recalcitrantes boicots de los jefes de los partidos del viejo régimen contra las reformas sociales.

En su demoledor discurso del 25 de abril en Zarzal, municipio donde entregaba mil hectáreas de tierra fértil del predio La Calera, administrado por la SAE, a 90 familias campesinas, el Presidente denunció, en primer lugar, decisiones tomadas en el Congreso que atentan contra su política de tierras y demuestran el poder de los latifundistas en esa corporación.

“¿Por qué el Congreso de la República, en sus comisiones económicas, quitó el artículo que permitía comprar las tierras sin expropiarlas, Ministra (de Agricultura, Cecilia López), para poder entregárselas al campesinado colombiano? Ahora solo queda vigente un artículo en la ley y es que hay que expropiar. El mismo Congreso de Colombia quita el artículo que permitía una negociación suave, pacífica, y obliga, si se quiere cumplir el Acuerdo de Paz, a expropiar a quienes tienen, los latifundistas, la tierra. Yo no entiendo si el Congreso de Colombia quiere guerra”, expresó el Presidente, haciendo alusión al trámite del Plan de Desarrollo.

En segundo lugar, en Zarzal rechazó con vehemencia la gavilla de los partidos del establecimiento contra la Reforma a la Salud, a propósito de un pronunciamiento en tal sentido del expresidente Juan Manuel Santos, a quien no dudó en calificar de mentiroso cuando dijo que el sistema de salud actual “es uno de los mejores del mundo”, todo lo cual avizora un trámite pedregoso del proyecto en las cámaras legislativas.

“Creen que, por llevar los hijos a la Fundación Santa Fe, en el norte de Bogotá, se tiene el mejor sistema de salud y no saben qué pasa con un niño aquí en un rancho, al lado de esta hacienda, si se enferma.  Y entonces van diciendo que tienen el mejor sistema de salud del mundo porque no han salido de las calles de Chapinero, o no han podido entender en qué consiste en realidad la paz”, enfatizó el mandatario dirigiéndose a Santos.

Y, tercero, sobre todo, el Jefe del Estado se extendió en la urgencia de tener un equipo de colaboradores de su plena confianza, comprometido a fondo con sus políticas, y por eso anunció un “gobierno de emergencia” con funcionarios que “trabajen de día y de noche” por el cambio y que “no simplemente devenguen un sueldo o unas comisiones”. “Ya no podemos esperar más”, le dijo el Presidente a la comunidad reunida en Zarzal.

“El Gobierno debe declararse ya en emergencia. Emergencia significa que, día y noche, equipos del Gobierno estén trabajando en cómo bajar el precio de los alimentos, en cómo entregar tierra al campesinado, en cómo tener más alimentación sembrada y, por tanto, más menores precios. Quien ya no sea capaz de hacer esto, ya no tiene espacio en nuestro gobierno”, dijo el Jefe del Estado.

Y agregó: “Un gobierno de emergencia que tenga funcionarios cuyo corazón esté a favor de la gente humilde y no simplemente de ganar un salario y unas comisiones, y que sea capaz de adelantar los enormes retos que se nos demandan en el campo rural. Ya no podemos esperar más”.

SE CUMPLIÓ EL CICLO DEL CENTRO

De esta forma, la mayoría de los cambios expresa que la etapa de la presencia en el gabinete de personajes liberales y de centro que operan solo desde las oficinas ministeriales empieza a llegar a su fin, pues al retiro de Alejandro Gaviria (neoliberal, en MinEducación), ocurrida hace dos meses, el 27 de febrero, siguieron las salidas de José Antonio Ocampo (samperista, en MinHacienda), Alfonso Prada (santista, en MinInterior) y Cecilia López (socialdemócrata, en MinAgricultura), nombramientos orientados en principio a desactivar a la extrema derecha con los llamados “tranquilizadores” del mercado, los cuales que ya cumplieron su ciclo.

Como Alejandro Gaviria, que se había vuelto un botafuego contra la Reforma a la Salud desde el propio Gobierno, Cecilia López también disparaba dardos contra el proyecto y contra la política de transición energética, en tanto que no dio los resultados esperados en el cometido presidencial de avanzar en la Reforma Agraria y en la entrega de tierras a los campesinos.

Por su parte, José Antonio Ocampo ya no daba respiro con su cerrada posición sobre la llamada regla fiscal, que frena el gasto público en los programas sociales, y a Alfonso Prada, escudero de Gustavo Petro en la campaña, lo afectaron la posición de su jefe, Juan Manuel Santos, contra la Reforma a la Salud y su falta de resultados respecto del trámite de ésta en el Congreso, como responsable de la cartera política y del relacionamiento con el Legislativo.

Además, en consonancia con la declaratoria que hizo el Presidente del fin de la “coalición de gobierno” con los partidos Conservador, Liberal y de la U, salieron otros dos de sus representantes en el gabinete: Sandra Milena Urrutia (de la U, en MinTic) y Guillermo Reyes (conservador, en MinTransporte).

La permanencia de Sandra Milena Urrutia era insostenible, pues además de ser una funcionaria burocratizada, era la vocera de Dilian Francisca Toro, quien la recomendó a nombre del Partido de la U, colectividad en la que la señora Toro aplica disciplina dictatorial a sus congresistas para obligarlos a votar contra la Reforma a la Salud, lo mismo que hacen César Gaviria, en el Partido Liberal, y Efraín Cepeda, en el Conservador.

Sobre la salida de Guillermo Reyes, cuota del Partido Conservador, se tiene en cuenta no sólo la ruptura de la coalición en la que estaba su colectividad, sino también fuertes reparos que se le hicieron en las últimas semanas por su desempeño frente a la crisis de las dos aerolíneas “de bajo” costo que tanto daño hicieron al turismo y a los usuarios durante la Semana Santa, hecho que fue usado por la extrema derecha para generar otra matriz contra el Gobierno.

Arturo Luis Luna, ministro de Ciencias, también fue removido, pues no dio la talla, su desempeño fue intrascendente, anodino, lo cual demuestra que no es suficiente la juventud y una hoja de vida con muchos títulos, factores que condujeron a Gustavo Petro a designarlo.

Sorprendió el traslado hecho por el Presidente de Mauricio Lizcano (del Partido Gente en Marcha) del Departamento Administrativo de la Presidencia de la República, Dapre, al Ministerio de las TIC, seguramente para aprovechar sus conocimientos en nuevas tecnologías. Lizcano tendrá que aclarar los cuestionamientos de diferente orden que se le han formulado desde hace meses.

CAROLINA, EN EL CORAZÓN DEL PUEBLO

El hecho inesperado del timonazo lo constituyó la salida de Carolina Corcho del gabinete, pues se la había jugado a fondo por la Reforma a la Salud, fue contra ella que enfilaron baterías todos los cabecillas de los partidos de la derecha, a los que, insaciables, no les sirvió ninguno de los puntos en los que cedió el Gobierno respecto del proyecto.

Siempre recibió el respaldo del Presidente, quien insistía que ella representaba el pensamiento del Gobierno, y por ello nadie imaginaba que pudiera quedar por fuera.

Tal vez en estos más de ocho meses de gestión no ha habido una funcionaria del Gobierno del Cambio más atacada y vilipendiada por los negociantes de la salud y por múltiples sectores empresariales y mediáticos que Carolina Corcho, quien estoicamente luchó por sacar adelante la reforma medular del mandato Petro.

El Presidente retiró a la Ministra seguramente para tratar de salvar la Reforma, una decisión riesgosa que ojalá no salga caro y que, desde nuestro punto de vista, es lamentable, así como lo fue el retiro, el 27 de febrero último, de la ministra de Cultura Patricia Ariza, cuya salida nunca fue explicada por el mandatario.

En todo caso, difícilmente se encuentra una profesional como ella tan competente y sólida conocedora de todo el complejo andamiaje jurídico del sistema de salud en Colombia, y tan denodada luchadora por sacar adelante una Ley que acabaría con el desastre de la salud en manos de particulares, usufructuarios de la multimillonaria inversión del Estado en unas sanguijuelas denominadas EPS.

Carolina Corcho sentó las bases de la Reforma a la Salud, la defendió con inteligencia y valentía, se enfrentó a los mercaderes del sistema y sale del gabinete como una de las mejores ministras, leal no solo al Gobierno del Cambio, sino a las luchas y derechos del pueblo colombiano. Admiración y reconocimiento merece esta extraordinaria luchadora de la humanidad.

A Carolina Corcho y a Patricia Ariza el movimiento popular colombiano las valora y tendrá en cuenta siempre sus esfuerzos y persistencia. Se quedan en el corazón del pueblo.

LOS RETOS DE LOS QUE LLEGAN

Al médico Guillermo Alfonso Jaramillo, ex gobernador del Tolima y colaborador del Presidente cuando ejerció la Alcaldía de Bogotá, como nuevo ministro de Salud le espera el desafío de llevar adelante la Reforma en el Congreso, frente a lo cual ya dijo que el proyecto sigue vivo y se muestra optimista. La designación lo saca de la carrera por la Alcaldía de Bogotá y deja libre el camino para tal postulación por el Pacto Histórico a Gustavo Bolívar.

En reemplazo de José Antonio Ocampo llega al ministerio de Hacienda el destacado economista Ricardo Bonilla, actual director de la Financiera de Desarrollo Territorial, Findeter, y hombre de confianza plena del Presidente. Será muy importante su aporte en la sustentación financiera de las reformas sociales, caballito de batalla de los adversarios de ellas, así como también en la forma cómo se enfrentará el enorme déficit dejado por el régimen de Iván Duque en relación con el Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles y en la brega contra la inflación.

En el ministerio del Interior asumirá Luis Fernando Velasco, dirigente liberal con amplia experiencia parlamentaria y fuerte crítico de César Gaviria. Podría revitalizar el acercamiento a los proyectos de reformas sociales de un número importante de congresistas que se rebelaron (18 en total) y dirigieron una carta al jefe de su partido en la que rechazan las amenazas que les hizo el expresidente neoliberal a quienes votaran en favor de la Reforma a la Salud. Velasco es actualmente consejero presidencial para las Regiones.

La nueva ministra de Agricultura es la abogada Jennifer Mojica Flórez, actual directora de Asuntos Étnicos de la Unidad de Restitución de Tierras. Fue subdirectora de la Asociación Colombiana de Juristas y ha hecho parte de procesos como el de la Asociación de Autoridades Arhuacas de la Sierra Nevada y de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad. Sus grandes retos son el impulso de la reforma agraria, contribuir a mejorar la producción de alimentos y a combatir la intermediación para que bajen de precio.

Al ministerio del Transporte llega el ingeniero William Camargo, actual director de la Agencia Nacional de Infraestructura. Es experto en planeación urbana y sistemas de movilidad. Entre sus desafíos se encuentran soluciones al lío con Ultra Air y Viva y, más estratégicamente, desarrollar toda una política para las vías terciarias que faciliten la movilización del campesinado y de sus cosechas a lo largo del país.

La antropóloga Yesenia Olaya Requene, oriunda de Tumaco, Nariño, reemplaza a Arturo Luis Luna en el Ministerio de Ciencias. Es viceministra de Talento y Apropiación Social del Conocimiento del MinCiencias. Enfrenta grandes desafíos en una entidad que aún no despega en el actual Gobierno y en la cual Gustavo Petro tiene sembradas expectativas por la importancia que él otorga a la investigación científica como motor del desarrollo de las comunidades y del país.

Aunque es de confianza del Jefe del Estado, Mauricio Lizcano no es el funcionario que requiere un ministerio de tanta importancia para el Gobierno, como el de Comunicaciones, teniendo en cuenta su paso gris por el Dapre, lo cual deja en evidencia la falta de estrategia comunicacional global del Ejecutivo hacia los medios radiales y televisivos, pues se centra en los medios digitales y en lograr la expansión de la internet a las zonas rurales del país.

Abogado y polítólogo especializado en medio ambiente, Carlos Ramón González será el nuevo director del Dapre. Es otro hombre de plena confianza del Presidente, fue director de Alianza Democrática M-19 y viene de ser copresidente del Partido Alianza Verde. Por su oficina y por la de la jefe del Gabinete, Laura Sarabia, pasa todo el andamiaje de la Casa de Nariño y de la agenda presidencial.

LOS QUE CONTINÚAN

Permanecieron en el gabinete las ministras del Trabajo, Gloria Inés Ramírez; la de Minas y Energía, Irene Vélez Torres, y la del Medio Ambiente, Susana Muhamad. Así pues, se quedaron con los crespos hechos los medios y políticos de derecha que han tenido en la mira siempre a la ministra Vélez, sometida incluso a mociones de censura en el Congreso, de las que ha salido indemne.

También siguen incólumes otros dos ministros contra los cuales la extrema derecha uribista y de “Cambio Radical” han convocado mociones de censura y debates de control político en el Congreso, el canciller, Álvaro Leyva Durán, y el ministro de Defensa, Iván Velásquez Gómez. Este último, el mismo día del timonazo en el gabinete comparecía ante el Congreso para responder por señalamientos absurdos, malintencionados de la oposición, como también ocurrió hace pocos días con el ministro de Relaciones Exteriores.

Aunque de origen liberal, en el gabinete siguen los ministros de Justicia, Néstor Iván Osuna; la de Vivienda, Catalina Velasco, y el de Comercio e Industria, Germán Umaña, a quienes analistas vinculan ahora como “del resorte” del Primer Magistrado de la Nación.

Las recientemente designadas ministras de Educación, Aurora Vergara Figueroa, y de Deportes, Astrid Bibiana Rodríguez, quienes reemplazaron a Alejandro Gaviria y a María Isabel Urrutia, respectivamente, en los cambios del 27 de febrero, siguen en sus cargos.

Finalmente, causó extrañeza que en el remezón de este 26 de abril tampoco fue nombrado ministro de Cultura en propiedad, para suceder a Patricia Ariza, y continúa en calidad de encargado Ignacio Zorro.

Tampoco se produjo el tan esperado y anunciado nombramiento de gerente de Rtvc Sistema de Medios Públicos, entidad clave en materia comunicacional del Gobierno, que sigue en manos de funcionarios dejados por el régimen de derecha de Iván Duque, una actitud cuestionada fuertemente por los medios alternativos y por la opinión progresista del país, que ve cómo el Presidente desaprovecha esta red que contribuiría a contrarrestar la campaña de desinformación de los medios hegemónicos y de la prensa del sistema oligárquico.

El Gobierno del Cambio ingresa, así, en una nueva fase, sin representantes de los partidos de la derecha que hicieron parte hasta el martes 26 de abril de una coalición de gobernabilidad, al lado del Pacto Histórico, la Alianza Verde, Comunes y curules de Paz.

Es un timonazo a la izquierda, que permitirá definir más claramente el perfil del Gobierno y enrutarlo por el camino del cambio de verdad. Todo depende, también, de la movilización en calles y veredas, de trabajadores, campesinos y capas medias, como lo ha planteado el presidente Gustavo Petro.

El 1 de Mayo de 2023 habrá una nueva prueba de fuego, en la que las gentes del pueblo esperan ver a sus ministros desfilando palmo a palmo con ellas en las calles, conmemorando el Día Internacional de la Clase Obrera y respaldando las reformas sociales en movimiento.


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