El desbalance de la muerte

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En estos días volví a ver la serie televisiva titulada Our Boys – con todos los cuidados que hay que tener al ver una serie, por más progresista que se presente. Producción que llevó a la pantalla chica la investigación del secuestro y asesinato del joven palestino de 16 años de edad,  Mohammed Abu Khdeir, secuestrado en julio del año 2014 desde la cercanías de su hogar en Al Quds. Mirada que vuelve a reflotar las reacciones sionistas con la población palestina bajo el manto de venganzas calculadas (1)

El desbalance de la muerte

El secuestro de Mohammed fue efectuado por un grupo de fundamentalistas judíos, estudiantes de una Yeshiva, que después de golpear, torturar, hacer beber gasolina a Mohammed prendieron fuego al joven palestino, para posteriormente abandonarlo en un bosque vecino de la ciudad vieja. Mohamed fue plagiado y asesinado a pocas horas del entierro de tres jóvenes colonos israelíes, que murieron en el mes de junio, en una operación de la cual se responsabilizó a un grupo de resistencia palestino – a pesar de las opiniones policiales de la nula certeza de asignar a los detenidos los mencionados crímenes y que hasta el día de hoy está cubierto de una nebulosa muy propia de las operaciones de los servicios de inteligencia sionista.

Prueba de ello es que estos asesinatos sirvieron para dar comienzo a la más feroz de las agresiones contra la Franja de Gaza, llamada “Operación Protector” entre el 8 de julio al 26 de agosto de ese año 2014 dirigido, según el ejército ocupante, contra las fuerzas de HAMAS. Operación militar que se saldó con la muerte de 2.310 palestinos y con 10.626 heridos. Muy distante de las cifras exhibidas por el régimen sionista que tuvo 66 muertes de soldados y 5 civiles y que además permitió el triunfo en las elecciones legislativas de marzo del 2015, de la coalición del hasta entonces primer ministro Benjamin Netanyahu, quien pudo formar Gobierno por tercera vez consecutiva. Incluso, los presuntos responsables fueron masacrados por el ejército ocupante dos meses después de los crímenes de los colonos israelíes, hechos en la ciudad cisjordana de Al Jalil – Hebrón – cuando ya la Franja de Gaza recibió casi dos meses de ataques.

Con Israel y su proceso de ocupación y colonización de Palestina se genera lo que denuncio  permanentemente (2): la ley del ojo por ojo, diente por diente del sionismo, que pretende  hacer creer que sus acciones militares: sostenidas, crónicas, extendidas desde décadas contra el pueblo palestino son una respuesta, “represalias” afirma el régimen infanticida, respecto a las acciones de resistencia llevadas a cabo por los milicianos palestinos frente a la muerte de algún soldado sionista – plenamente al amparo de la resistencia que los pueblos tienen derecho cuando son ocupados y colonizados por fuerzas extranjeras, el ente israelí responde con toda su andanada de balas, bombas, drones, bombardeos aéreos, artillería de largo alcance, que no distingue civiles de milicianos, niños de adultos y suma en promedio 40 asesinados palestinos: hombres, mujeres y niños frente a una muerte israelí.

A tu disparo contra mi soldado ocupante, dicen los sionistas a los palestinos, yo masacro a tu población civil. A mis muertos, sostiene el régimen de Israel, le sumaré todos los muertos de tu sector y así las acciones de venganza, de ataques, de terror, de destrucción se repiten día a día en una política de exterminio, que cuenta con el silencio cómplice de la administración estadounidense e incluso la pasividad de las Naciones Unidas y su Consejo de Seguridad. ¿Dónde están los llamados a establecer un bloqueo aéreo, naval, cercar el espacio aéreo israelí para que no masacre a la población civil? ¿dónde están los llamados a establecer un bloqueo comercial contra Israel para que deje de asesinar?

La doble moral de Occidente genera vergüenza, impotencia y un dolor infinito frente a crímenes monstruosos de un régimen, que tiene manga ancha para asesinar. Desde enero de este año 2022 hasta el pasado lunes 10 de octubre los asesinados palestinos suman 116, entre ellos 40 niños menores de 16 años. Resulta vergonzoso hablar de Israel como la única democracia de la región cuando su comportamiento como potencia ocupante revela una conducta genocida, violatoria de los derechos humanos de la población palestina mostrando su verdadera cara: una entidad criminal.

La ex alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, expresó en agosto pasado, su preocupación por el gran número de palestinos, muchos de ellos menores de edad, que han muerto o han resultado heridos este año en el Territorio Palestino Ocupado “Herir o matar a un niño en un conflicto armado es algo sumamente alarmante, y la muerte o la mutilación de tantos niños ocurridas este año son inaceptables” afirmó Bachelet (3)

El derecho de resistencia a la opresión interna o externa  – a través de una potencia ocupante – es un derecho reconocido y que permite y autoriza la desobediencia civil y el uso de la fuerza. Sea recurriendo a Platón, Tomás de Aquino, a la declaración de independencia de Estados Unidos o la Declaración de Los Derechos del Hombre y del ciudadano de la Revolución Francesa. La Declaración Universal de Derechos Humanos del año 1948, consigna en su preámbulo «Considerando esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de Derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión«.

Washington, las sociedades occidentales aupadas por los medios de comunicación afines al sionismo llenan sus páginas, editoriales, imágenes de muestras de dolor y velatones frente a la muerte de los tres jóvenes israelíes pero… quién prende velas en occidente, quién se indigna en los medios de comunicación de Washington, Londres, Madrid, Buenos Aires o Santiago frente a la muerte diaria en territorio palestino. ¿Qué papel cumple el Consejo de Seguridad, las Naciones Unidas, los organismos internacionales para detener esta barbarie?

¿Quién es capaz de detener la masacre, por parte de estos gobiernos, capaces de intervenir en Libia, Egipto, Irak, que tratan de destruir a Siria y sin embargo frente a los crímenes del régimen israelí callan en forma cómplice o simplemente sostienen que se trata de represalias frente a las acciones de resistencia de las organizaciones palestinas? Israel, su gobierno y parte de su población- en muchas de sus acciones se comporta con los palestinos como los nazis con los europeos de creencia judía, gitanos, diversidad sexual, discapacitados en salud mental, durante el régimen nacionalsocialista. El pueblo palestino en Al Quds, en Cisjordania en general y la Franja de Gaza soporta diariamente el sufrimiento, la represión, el encarcelamiento, la limpieza étnica y la agresión constante por parte de los ocupantes israelíes alienados en su papel de tropas y sociedad autollamados a ocupar un territorio que denominan Sion, como si de un destino manifiesto se tratase.

Para el Dr. Norman Finkelstein, un cientista político y estudioso del conflicto judío-palestino  – judío él e hijo de víctimas del nazismo – en una interesante conferencia donde fue interpelada por una llorosa joven judía que criticaba la comparación que hacia Finkelstein de la política israelí y los nazis (4) sostuvo y me hago eco total de su palabras “no existe nada más despreciable que usar el sufrimiento y el martirio de las víctimas del nazismo para intentar justificar la tortura, la brutalidad, la demolición de hogares que Israel comete diariamente contra los palestinos y por eso me niego a ser intimidado o presionado por las lágrimas de cocodrilo. Si tuvieras un corazón dentro tuyo, – le dijo Finkelstein a la sollozaste joven judía – estarías llorando por los palestinos no por lo que tú le has hecho”.

Una de las falacias más extendidas de la ideología y de la propaganda del sionismo y que de tanto repetirse ha llegado a considerarse que tiene algo de seriedad y razón para justificar la ocupación israelí de los territorios palestinos es la que afirma el derecho del pueblo judío a la Alía, o “retorno” a Palestina del cual, según el sionismo fueron arrojados hace más de 20 siglos. Para el analista Said Alami “Nada en la Historia documentada y académica rubrica el derecho de los judíos a regresar a ninguna parte y mucho menos a Palestina, tierra donde este pueblo, según sus propias mitologías y sus propios textos sagrados, había pisado la tierra de Palestina como invasor, ocupante extranjero y usurpador, y donde estuvo siempre en guerra con la población autóctona palestina que existía allí” (5)

¿Qué pretende Israel? ¿Que el pueblo palestino siga sojuzgado, que no reaccione frente a décadas de ocupación y desprecio a sus derechos humanos? Israel, ya sea con laboristas o los ultraderechistas del Likud no han dejado ni un solo día de humillar, despreciar y reprimir al pueblo palestino, empujando sus acciones hacia la desesperación de una manera calculada y brutal para justificar así sus acciones de represalia bárbaras y brutales. Para ello se cuenta con la bendición de los gobiernos de Washington y sus socios occidentales. Para ello cuenta con una Palestina dividida en bantustanes al estilo del apartheid sudafricano, cuenta con la creación de enormes campos de concentración llamados Franja de Gaza y Cisjordania.

El plan israelí de opresión al pueblo palestino está cargado de odio y desprecio no sólo al pueblo palestino, sino que a todo el mundo árabe, como también al desprecio a las leyes internacionales con el objetivo de expulsar a la población palestina en aras de conseguir concretar el Gran Israel y darle cabida así a los millones de judíos que los gobiernos de Israel han ido instalando en suelo palestino. Israel es un régimen fundamentalista en su ADN y no está interesada en lograr nada que huela a paz ni en Palestina ni en Asia Occidental, pues ello implica acabar con el plan de creación del Gran Israel.

Una ocupación que tiene su símil y que se repite, paradójicamente, con un alumno aventajado de las políticas sionistas, la de la Monarquía de Marruecos contra el pueblo saharaui. Con muros que los hermanan y que dan cuenta que en materia de atrocidades tanto la monarquía marroquí -musulmana- como el sionismo israelí tienen objetivos similares: eliminar a las poblaciones que ocupan aquellos territorios que dicen pertenecerles. ¿Cómo razonar ante el enajenamiento?

(1) https://valenciaplaza.com/our-boys-la-perfeccion-hecha-serie-de-hbo-sobre-el-conflicto-palestino-israeli

(2) https://radio.uchile.cl/2014/07/15/cuanto-vale-un-muerto-israeli/

(3) https://www.ohchr.org/es/press-releases/2022/08/bachelet-alarmed-number-palestinian-children-killed-latest-escalation-urges

(4) https://youtu.be/TvvSjgr4a1w

(5) https://rebelion.org/la-flagrante-falsedad-de-la-historia-judia-de-la-ciudad/

Publicado en Hispantv

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