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Biden ha autorizado al ejército ucraniano a llevar a cabo ataques con armas estadounidenses contra objetivos en el interior de Rusia, afirma el Washington Post, aunque la aprobación se aplica sólo a las regiones de Rusia que limitan con la región de Jarkov (*).
El Pentágono enviará instrucciones a Ucrania sobre las condiciones para el uso de las armas de largo alcance.
No hay nada nuevo. Es algo que ya se estaba haciendo, aunque de manera encubierta. Por lo demás, es otra prueba más de que la Guerra de Ucrania enfrenta a Rusia con la OTAN y, más concretamente, con Estados Unidos, que es quien dirige las operaciones sobre el terreno (junto con su perrito faldero, Reino Unido).
También aparece con claridad, que la presencia de tropas de la OTAN no es ningún secreto y que, a pesar de que sólo se habla de “entrenadores”, en las trincheras los cadáveres llevan los parches oficiales que prueban su lugar de origen.
El choque de Rusia con la OTAN no es un riesgo sino una evidencia y el siguiente paso en la escalada son las armas nucleares. Estados Unidos está provocando a Rusia para que recurra a sus armas nucleares tácticas. Si Rusia no lo hace es porque quiere seguir manteniendo la iniciativa.
El plan de Estados Unidos consiste en aumentar los costes para Rusia, fundamentalmente económicos. Por el contrario, Rusia evalúa exclusivamente las amenazas contra el Estado.
Hay un balance que -seguramente- Rusia tiene muy en cuenta, que son las divisiones internas del bloque belicista. En primer lugar, las divisiones entre Estados Unidos y la Unión Europea. Después las divisiones internas en la OTAN, donde cada vez las decisiones las toman un pequeño grupo de países. La última son los países de la Unión Europea que no apoyan los ataques en territorio ruso.
A largo plazo, esas divisiones internas van a convertirse en un foco de complicaciones para los adversarios más feroces de Rusia.
Otro dato a tener en cuenta es que las elecciones presidenciales en Estados Unidos están a la vuelta de la esquina y la absurda condena de Trump demuestra que en Washngton las peleas internas también son intensas.
La filtración de la noticia del Washington Post forma parte de esas contradicciones internas.
Pero el bando de la guerra también muestra desacuerdos importantes entre Washington y Kiev: Biden tampoco asistirá a la cumbre en Suiza, que definitivamente se va a quedar en agua de borrajas.
La filtración, dicen algunas fuentes, tiene como fin estudiar la reacción en Rusia a todas y cada una de las sucesivas provocaciones, es decir, tanto las retóricas como las reales.
En Moscú dicen que el uso de armas occidentales por parte de Kiev sin la participación de la OTAN es imposible. Kiev recibe misiles cuyas misiones aéreas se basan en datos de reconocimiento espacial y aéreo de la Alianza imperialista. La OTAN autoriza y supervisa cada uno de los disparos de la artillería ucraniana.
A medida que el ejército ucraniano huye en desbandada, aumenta la posibilidad de que el choque deje de tener intermediarios y las potencias con armas nucleares se van a ver las caras directamente.
Hay 20 países europeos que son miembros de la Unión Europea y la OTAN (y algunos de ellos son miembros de ambas organizaciones) que se oponen a este escenario. Al menos públicamente no autorizan a Ucrania utilizar armas occidentales fuera de la zona de guerra.
Entre ellos están Austria, Bélgica, Bulgaria, Hungría, Grecia, Irlanda, España, Italia, Chipre, Luxemburgo, Malta, Portugal, Rumanía, Eslovaquia, Eslovenia y Croacia.
Sin embargo, esos 20 países no cuentan prácticamente nada y los verdaderos amos toman las decisiones sin consultarles siquiera, lo cual puede ser otra fuente de problemas a medio plazo porque los amos siempre necesitan de los lacayos.
En Europa las decisiones sobre la Guerra de Ucrania las toma una minoría muy pequeña de países, Reino Unido, Francia y Alemania, que presentan a los demás los hechos consumados y les presionen para que se traguen cada uno de los sapos.
De este trío la postura más clara es la de Alemania, que se opone totalmente a que Kiev golpee el interior de Rusia, mientras que oficialmente Reino Unido no ha prohibido el uso de armas británicas sobre suelo ruso y Francia tampoco.
El Kremlin sigue cada uno de los pasos que dan estos países y no ha escatimado ni tiempo ni esfuerzo en advertir a cada uno de ellos de las consecuencias de sus actos.
(*) https://www.washingtonpost.com/world/2024/05/30/nato-europe-us-weapons-ukraine-russia/
Estados Unidos provoca a Rusia para que recurra a sus armas nucleares tácticas