Debían destruir las armas intervenidas al crimen organizado, inutilizarlas y dejarlas fuera de circulación. Pero el hallazgo de un arma corta, tipo pistola, del calibre 9 milímetros, junto al cadáver de un hombre que se había suicidado en Torremolinos (Málaga); la desarticulación de una red de compraventa de armas en Internet; o las incautadas a un detenido en el marco de un pelotazo urbanístico, demostró que no era así. Todas ellas, aunque certificadas como inutilizadas o achatarradas, se encontraban en perfecto estado de funcionamiento, se habían introducido en el mercado negro, y conducían a un mismo lugar: la Comandancia de la Guardia Civil de Málaga y dos altos mandos que trabajaban allí.
Las pesquisas revelaron entonces que ambos «habrían formado parte de una estructura criminal dedicada al tráfico de armas» aprovechando su posición dentro del Cuerpo de forma supuestamente «torticera». Se trata de Enrique Montilla, antiguo jefe de la Intervención de Armas y Explosivos (IAE) de la Guardia Civil de la Comandancia de Málaga y Manuel Rubiño, ex jefe del Servicio de Armamento y Equipamiento Policial de la misma ciudad, -capitán y subteniente, respectivamente-, ambos retirados en la actualidad… seguir leyendo ⇐⇐⇐
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