Fuente: https://www.jornada.com.mx/2023/03/06/opinion/025o1mun David Brooks 06.03.23
La resistencia contra las recetas de austeridad del FMI, contra la ofensiva antisindical, contra anular avances de derechos sociales y económicos ganados por movimientos populares del ultimo siglo, contra la privatización de la educación, salud, y otros servicios públicos, después se incorporó a la lucha trilateral sobre el TLCAN y luego contra el ALCA, la batalla en Seattle
de 1999 que se sumó al movimiento altermundista y que evolucionó en Ocupa Wall Street junto con brotes de huelgas masivas de maestras, enfermeras, trabajadores industriales y nuevos impulsos sindicales en la nueva economía
acompañado de expresiones sin precedente de nuevas luchas de derechos civiles contra el racismo sistémico, por derechos de los inmigrantes, de las mujeres, de los indígenas, contra las armas y las guerras y un renovado movimiento ambientalista. Todo eso para decir que no se puede hablar de Estados Unidos sin también hablar de estas luchas, de este otro Estados Unidos.
Entre las voces más potentes de esta lucha antineoliberal está la del senador socialista democrático Bernie Sanders, durante años uno de los políticos electos más populares del país, quien no se cansa de repetir la esencia de la lucha antineoliberal: la gente “está harta de la avaricia empresaria sin precedente… está harta de los niveles masivos de ingreso y desigualdad de riqueza”, señalando que tres multimillonarios tienen una fortuna acumulada equivalente a toda la riqueza de 50 por ciento de la población, mientras que 60 por ciento de nuestra gente vive de quincena a quincena
.
Según un informe del prestigioso centro Rand Corporation, durante los últimos 40 años unos 50 billones de dólares fueron trasladados del 90 por ciento de la población al 1 por ciento más rico. Así de sencillo.
El neoliberalismo y sus efectos detonaron la resistencia masiva por movimientos progresistas, pero también nutrieron y ayudaron a desatar a un peligroso movimiento neofascista encabezado por ahora, pero no sólo, por Donald Trump.
Trump, este fin de semana en un foro político conservador ya en campaña como candidato presidencial otra vez, repitió su mentira eterna de que no perdió la ultima elección, dijo en tonos apocalípticos que se postulaba para rescatar al país
del desastre que llevan a cabo la gente que odia a Estados Unidos y lo quiere destruir
, entre ellos los demócratas, los comunistas
y los globalistas
, en lo que definió como la batalla final
. Y ofreció su mensaje a sus bases: Yo soy su guerrero, yo soy su justicia. Y para aquellos que han sido agraviados y traicionados: yo soy su retribución
. Y prometió: vamos a acabar lo que empezamos”. Entre los que le aplaudieron en ese foro estaba el ex presidente brasileño Jair Bolsonaro, quien también prometió a regresar al poder para expulsar a los comunistas
de América Latina.
Este es el gran enfrentamiento nacional que define el momento en Estados Unidos con enormes efectos y consecuencias reales y potenciales más allá de sus fronteras.
Esta resistencia progresista y los grandes cambios siempre han sido impulsados en parte por y con los inmigrantes y por la relación entre progresistas dentro y fuera de Estados Unidos, desde los indígenas en resistencia hasta las rebeliones de esclavos africanos y sus herederos; desde los socialistas, comunistas, anarquistas y otros rebeldes que llegaron en las olas de inmigrantes europeos, asiáticos y latinoamericanos; de México desde los Flores Magón a los zapatistas a los participantes en movimientos de liberación nacional que llegaron aquí para continuar esa lucha en otro frente.
Lo bueno es que estos siempre han logrado saltar muros o escarbar túneles para encontrarse con los suyos al otro lado. Y de eso depende, en parte, el otro Estados Unidos.
Gogol Bordello. Through the Roof n Underground. https://www.youtube.com/watch?v=q8djXmsu53k
Harry Belafonte, por su cumpleaños el 1º de marzo. Cucurrucucu Paloma/La Bamba. https://www.youtube.com/watch?v=hbQbloMkkPY